Existe una relación cuerpo-mente que refleja cómo las actitudes conflictivas, los temores y las emociones reprimidas influyen directamente en el organismo y su funcionamiento declara el Dr Fabián Sorrentino en el Manual del Mentor.

“La cuestión no es qué enfermedad tiene una persona, sino quién es, la persona que ha sucumbido a la enfermedad”. William Osler.

“Para entender una concepción psicosomática, antes tenemos que reconocer que la mente y el cuerpo son un todo. Normalmente, consideramos al cuerpo como un “envase” que nos acompaña, al que debemos cuidar y que cuando se daña llevamos al médico para repararlo… Lamentablemente esta visión es muy limitada. Niega la complejidad de energías que configuran todo nuestro ser, energías que fluyen y se intercomunican. (…)

No existe separación entre lo que sucede en la mente (pensamientos y sentimientos) y lo que ocurre en el organismo. Demostrar el efecto de la relación psicosomática es sencillo. Sabemos que un sentimiento de ansia o nerviosismo puede dar lugar a un trastorno estomacal, estreñimiento o dolor de cabeza. Sabemos que el estrés puede ocasionar úlceras o, incluso, ataques al corazón; que la depresión y la infelicidad afectan a nuestro organismo hasta el punto que nos sentimos pesados y aletargados, faltos de energía; perdemos el apetito o comemos en exceso; nos duelen la espalda y el cuello… Sin embargo, la felicidad aumenta nuestra energía y nuestra vitalidad” (afirma Shapiro en su libro “Conexión Cuerpo-Mente”).

Vivimos en un mundo con un promedio de 80% de pensamientos negativos, pero podemos lograr, ya que estamos capacitados para ello, disfrutar de una vida más positiva. Generalmente, tendemos a pensar: “es tarde para cambiar”, “a estas alturas poco se puede hacer”, “soy así”, etc…, y un sinfín de justificaciones y/o excusas que nos vamos dando a lo largo de nuestra vida para mantener nuestra “conciencia” tranquila y silenciar esos pensamientos que nos bombardean y no nos dejan avanzar en el sendero de nuestro propio camino.

En realidad, no hay edad para el “cambio y/o transformación” ya que, afortunadamente, cada día puede ser una fuente de aprendizaje. Nuestra calidad de vida depende de cada un/a de nosotros/as, de nuestros propios pensamientos y de la “mirada” que le demos a las distintas situaciones que nos acontecen. Si estamos empeñados/as en ver el lado “pesimista” de las cosas, finalmente, lograremos que vuestra vida esté “pintada” de un color gris. Pero debemos tener en cuenta que la misma fuerza que tienen los pensamientos negativos para llevarnos muchas veces a la deriva, también la poseen aquellos pensamientos que nos dotan de bienestar. De cada error podemos extraer una enseñanza que nos permite avanzar; nada sucederá en nuestras vidas mientras no queramos. Por todo ello, es tan importante tener en cuenta hasta qué punto nuestra forma de pensar condiciona nuestra vida y hasta qué límite estamos dispuestos/as a llevar a nuestro cuerpo cuando nos “habla” y no lo “escuchamos” porque estamos inmensos/as en nuestros pensamientos autodestructivos que contaminan nuestro bienestar.

Escuchar el Cuerpo
La vida es como queramos que sea, a veces, no es fácil ya que nos golpea con un dolor desgarrador y cuesta reponerse y volver a levantarse, pero eso no significa que no podamos lograrlo. Muchas veces dejamos que la vida pase anhelando lo que no tenemos sin pararnos a pensar en la riqueza interna de la que cada uno/a de nosotros/as estamos dotados y que, a su vez, se extrapola a nuestro exterior. Para poder disfrutar de todos estos privilegios debemos cuidar la relación “mente-cuerpo”… el cuerpo es el espejo de nuestras creencias y de nuestros pensamientos más íntimos.

“Vivimos sin vivir”, estamos tan “absorbidos” por nuestros “quehaceres” diarios que no cuidamos lo que realmente importa… “Caminamos” con prisas, de un lado a otro, con estrés (muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el hiper y el hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares, impotencia, etc.) y no nos paramos a escuchar lo que nuestro cuerpo nos quiere decir. Estamos acostumbrados/as a prestarle mucha atención a los pensamientos, a sus “ronroneos” diarios, quejas, exigencias, etc., pero no tanto al cuerpo cuando “nos habla”. Le restamos importancia o, simplemente, ni nos damos cuenta.

El lenguaje del cuerpo nos cuesta “descifrarlo” y a veces nos “habla” a gritos con dolencias fuertes y/o enfermedades. Detrás de todo síntoma físico hay guardados sentimientos, temores, pensamientos y reacciones emocionales. Escuchar lo que estos síntomas nos están tratando de decir es una forma y una oportunidad de mantener la salud y una equilibrada forma de vida del eje “cuerpo – mente”. En la enfermedad psicosomática, en la medida que las emociones, el estrés o sentimientos negativos son más intensos, más fuertes o más impactantes, también lo son esas respuestas emocionales o cognitiva. La aparición misma y la evolución de la enfermedad en el orden “somático –corporal” puede ser inducida por lo psíquico del mismo modo que la enfermedad somática tiene su incidencia en lo anímico y psicológico. Es necesario que prestemos especial atención al lenguaje de nuestro cuerpo y al tipo de pensamientos que elegimos tener porque la fusión de ambas definen quienes somos…

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Ilustración: “El Cuerpo Grita… Lo Que La Boca Calla” de Nelson Torres Jiménez. Doctor en Psiquiatría (UCV) y experto en Psico-Neuro-Inmunolingüística.

El Lenguaje Psicosomático
“Es un lenguaje de fácil comprensión. Para comenzar, hay que desvelar cuál es nuestro conflicto interno. Luego, enfrentarnos a él y transformarlo en paz y armonía para lograr que la curación tenga efecto”, afirma la autora. Este es un listado de los problemas y dolores más frecuentes y sus posibles causas emocionales.

Cabeza. Es nuestro centro de comunicación, el lugar desde donde conectamos con el mundo. Si nos duele, es porque sus arterias se han estrangulado y aceleran el pulso sanguíneo. La sangre transporta nuestros sentimientos (amor, aceptación, ira, odio o rechazo) y a través de las arterias y las venas damos y recibimos amor. El estrangulamiento de las venas de la cabeza suele indicar, por consiguiente, una incapacidad para expresar o recibir esos sentimientos.

Cuello. Es el puente entre la mente y el cuerpo. Un cuello con poca movilidad indica la imposibilidad de ver en todas direcciones: se trata de una visión muy rígida y limitada, que supone obstinación y una mentalidad estrecha. Puede, también, constituir una reacción a un estrés extremo que nos inculca el deseo de encerrarnos y limitarnos.

Espalda. Es un espacio donde se mezclan símbolos y significados. Ahí es donde dejamos todo lo que no queremos ver o mostrar a los demás: es el lugar en el que enterramos sentimientos y experiencias que nos han causado daño o confusión. Por otra parte, contiene la columna vertebral, el elemento más importante de toda la estructura Psicosomática, el pilar que sustenta nuestro ser y sobre el que se asienta el resto del cuerpo. El dolor de espalda indica un deseo de evadirse de algo, de volver la espalda a ello; o bien necesitamos librarnos de “un peso” que cargamos sobre ella.

La mente es la parte interior del cuerpo y el cuerpo es la parte exterior de la mente, por lo que cualquier cosa puede empezar en el cuerpo y penetrar en la mente o viceversa: empezar en la mente y penetrar en el cuerpo, enseña Osho.

Alergias. Es una respuesta hiperactiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna. ¿A qué somos realmente alérgicos? O ¿ante qué reaccionamos de un modo hiperactivo? ¿Qué origina de verdad esa irritación y la fuerte respuesta emotiva de nuestro organismo? Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, un miedo a participar plenamente de la vida o a despojarse de las ayudas para ser autosuficientes. Además… ¿Nos servimos de una alergia para conseguir cariño?.

Corazón. Como centro del amor y núcleo de nuestras emociones, se asocia a toda la gama de sentimientos. Los ataques al corazón son una situación desesperada a través de la cual el cuerpo nos advierte que hemos ido demasiado lejos, que estamos prestando demasiada atención a aspectos materiales o que estamos luchando por conseguir algo de escaso valor real y no dedicamos suficiente atención a la familia o a los afectos.

Hipertensión. El exceso de tensión emocional se debe, con frecuencia, a una alta presión sanguínea o una tensión nerviosa intensa. La causa reside en un profundo temor y falta de confianza, la sensación de que corremos peligro constante y debemos estar alerta. Esto puede atribuirse a alguna experiencia traumática en el pasado. Una respiración profunda y una total relajación son esenciales.

Infecciones urinarias (cistitis). Se debe a una falta de expresión de los sentimientos negativos que tienen que ver con las relaciones (un 80% de los casos de cistitis se manifiestan en un momento de ruptura), así como a los temores y conflictos conectados con el renacimiento del propio ser más allá de las relaciones con los demás.

Pies. Son el medio que nos permite guardar la estabilidad, avanzar y sentirnos seguros en la relación con el mundo. Los problemas en los pies indican un conflicto en la dirección y en la producción de movimiento, así como una falta de seguridad y estabilidad en nuestro entorno.

Recientes investigaciones están demostrando que los factores psicológicos pueden desempeñar un papel importante tanto en la aparición como mantenimiento de algunas enfermedades. Por lo que se podemos decir que existe un determinado grupo de trastornos orgánicos que están relacionados con factores psicológicos.

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¿Qué has aprendido acerca de vos mismo?
Si responderla requiere seguir investigando sobre tus dolencias en otras fuentes, adelante… ser específico en la búsqueda, hará que tu encuentro sea provechoso. Sin Inteligencia Corporal, todo lo que construyas se derrumbará.

Recuerda: Con tus acciones de conciencia estás determinando tu fecha de expiración!

“No es porque las cosas sean difíciles, que no nos atrevemos. Es porque no nos atrevemos que, las cosas son difíciles…”. Séneca.

Fuentes:
“La Conexión Cuerpo Mente”. Debbie Shapiro, Ed. Robin Book.
Presentación Relacionada: Trabajo sobre Inteligencia Corporal.

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