La alexia congénita se llama también ceguera de las palabras o ceguera verbal. Es una incapacidad patológica de leer. O bien puedo leer las letras sin las palabras, o leer las palabras sin leer las letras o incluso no leo todas las palabras de una frase, todo lo cual me impide comprender su sentido. Si estoy afectado por esta enfermedad, puedo vivir una gran preocupación o una atención exagerada para con los pensamientos que vehículo.

Cuanta más atención presto (de modo exagerado) a aspectos de mi vida que lo necesitan poco, más me arriesgo a padecer quedándome encerrado dentro de pensamientos que frenan mi evolución. Necesito abrirme interiormente a mi intuición y a mi imaginación, dos facultades maravillosas que el alma que soy posee para expresarse (la chispa divina que soy, mi consciencia). Si quiero resolver esta enfermedad, debo mirar lo que trastorna mi vida, lo que la enfermedad me impide o me evita hacer, decir o ver.

Abriendo mi corazón, arreglo esta situación de un modo consciente. Es más fácil para mí como niño manifestar la escucha interna porque estoy más “conectado” que los adultos. ¡Leo más fácilmente los mensajes de amor de mi corazón! Entonces me abro a mi intuición y manifiesto más mi creatividad.