No todos los placeres son iguales.
De acuerdo al judaísmo, todos los placeres de la vida se incluyen en cinco categorías de niveles ascendentes de placer.
Cada uno de ellos tiene un falso placer paralelo que puede distraerte e impedir que consigas el placer verdadero:

La 5ta clase: Corresponde al placer físico y material
Por ejemplo: un auto nuevo, comida deliciosa, las playas de Acapulco.
Se dice que disfrutes el mundo a tu alrededor conociéndolo, ya que Dios lo creó para tu placer.

La indulgencia excesiva es el falso placer. Puede sentirse bien por un momento, pero por ejemplo, con una comida, te deja con dolor de estómago. Se Recomienda no dejarse dominar por los deseos, y utilizarlos como un medio para una vida más elevada y para sentirte fortalecido.

La 4ta clase: Es el placer del amor.
Aquello que vale más que todo el dinero en el mundo. El amor no es un accidente, sino que se lo define como el placer que experimentas cuando te enfocas en la belleza interna y las virtudes de otra persona.

El falso placer es el enamoramiento que proviene de tus deseos (ya sea apariencia física, dinero, o poder) y no tiene ninguna relación con la esencia de la persona. El capricho es ciego y nunca dura. El amor está basado en el conocimiento del otro y en el compromiso de apreciar lo bueno que hay en él. Puede durar para siempre.

La 3era clase: Es el placer de ser bueno, y la sensación de satisfacción que implica una vida con sentido.
Ser bueno es tan importante que estamos dispuestos a dar nuestra vida por ello. una pregunta sería: ¿Matarías a 1000 rehenes inocentes para salvar tu vida?

El falso placer es «aparentar ser bueno». Es buscar impresionar y perseguir el honor. No hay atajos para el verdadero valor interno y el genuino auto-respeto.

La 2da clase: Es el placer del poder creativo.
Es la emoción de hacer una diferencia importante en la vida de las personas y perfeccionar el mundo a través de la sabiduría y el entendimiento.
Canalizar el poder para el bien es emular a Dios. Es constructivo y proviene de una fuente interna.

Su falso placer es el impulso del ego, el deseo de dominar a los otros, el estar «en control». Este tipo de poder es externo y finalmente destructivo.

La 1era clase: Es el placer de experimentar lo trascendental.
Es la emoción que experimentas por ejemplo: al observar por la noche la interminable extensión de estrellas; cuando miras boquiabierto el increíble poder de las Cataratas del Niágara; o cuando acurrucas a un pequeño niño en tus brazos.

Sientes tu insignificancia mientras echas un vistazo a la infinita fuente de la creación, el ADN del universo. Vivir rodeado de maravillas te saca de la pequeñez y te conecta con una realidad más elevada, llena de belleza e inspiración.

Compilado por: Matías Levin – lunes, 30 de agosto de 2010, 21:29
Fuente: http://www.aishlatino.com/abc/ie/48421472.html