Filósofo francés, nació en Grenoble, estudio teología en Saint-Suplice y en la Sorbonne y fue ordenado sacerdote en 1740.

Sus teorías, englobadas bajo la denominación genérica de sensacionalismo, influyeron en filósofos posteriores y cuya contribución a la psicología ha sido considerada crucial.

Fue una de las personalidades determinantes en el periodo de la Ilustración.

En sus obras se indica que la sensación es la fuente de todo conocimiento, y remonta a ella el origen de todos lo procesos intelectuales.

Considero que el análisis es el método por excelencia de la filosofía, puesto que es la única forma de alcanzar el verdadero conocimiento de cualquier realidad.

Su sistema constituye la primera tentativa de explicar sistemáticamente el desarrollo de la vida espiritual sin recurrir a nada que no sea el puro conocimiento sensible.

En Paris conocida Diderot, D´Alembert, Voltaire, Turgot y Cabanis, y en ese ambiente erudito escribió sus primeros textos; una disertación sobre la existencia de Dios que se publico anónimamente, “El ensayo sobre el origen del conocimiento”

Fue un defensor de las ideas del filosofo, ingles John Locke, escribió muchas obras filosóficas, de las cuales la más importantes es el Traite des sensations (tratado de las sensaciones 1754), destinado a mostrar que las impresiones externas recibidas por los sentidos externos, tomadas en si mismas, pueden dar cuenta de todas las ideas y de todas las operaciones mentales.

Disgustado porque se puso en duda la originalidad de las teorías que contiene dicho texto, comuso en 1775 “El tratado de los animales”

Gozando ya de fama intelectual y literaria, en 1758, el rey Luis XV lo envió a Parma como preceptor de su nieto el infante Fernando; a dicha labor se entrego con paternal afecto, pero nunca logro ganar la simpatía del príncipe.

Para este compuso varios textos; “Gramática”, “El arte de pensar” “El arte de escribir”, “El arte de razonar”, “Diccionario de sinónimos de la lengua francesa” e “Historia general de hombres e imperios”

Para ilustrar al pupilo en materia política, solicito y obtuvo la ayuda de uno de sus hermanos, el abate Mably, a quien juzgaba mas capacitado en este campo.

Utilizando el famoso ejemplo de una estatua dotada la única propiedad de un solo sentido singular, el olfato, intento derivar del la atención, la memoria, el discernimiento, la imaginación y la totalidad de la vida mental.

Las opiniones de Condillac eran, claramente, la más extrema forma de la perspectiva de la tabula rasa.

Como todas las opiniones basadas en la tabula rasa, no importa cuan poderoso sea el principio de asociación correlativo, el sensacionalismo extremo de Condillac entra en colisión con el hecho obvio de la variación de la constitución biológica a(diferencias entre especies, diferencias individuales).

Trato de esclarecer la teoría del conocimiento de Locke aceptando la propuesta lickiana de la imposibilidad de las ideas innatas.

Tras sufrir graves quebrantos de salud, enfermo de viruela, hizo un viaje a Italia y se relaciono con Beccaria.

Concluyo la misión educativa en 1767, en agradecimiento a ella fue nombrado miembro de la Academia Francesa.

El resto de su vida lo paso en el campo dedicado al estudio, escribió entonces “El comercio y el gobierno”, obra en que se ocupa de la teoría económica del valor.

Fallecía el 3 de agosto de 1780.

–Doctrina de Condillac

Condillac es ante todo discípulo de Locke, cuyo sensimismo empero exagero. Su labor se concentra en el problema capitalismo del origen de los conocimientos humanos.

Locke partía del principio que nuestros conceptos suponen nuestras sensaciones. No obstante su ilustre abolengo se atribuye el hallazgo de esta verite Primordiale, que lo es en el sentido escolástico. Partiendo, pues de este principio Locke fue quitando importancia a nuestras facultades mentales hasta dejarlas reducidas a la sensación misma, con la atención y la reflexión, Condillac siguió sus huellas, pero así como Locke había buscado algunos complementos a la sensación para explicar nuestros conocimientos, complementos que todavía tienen puntos de contacto con la escuela antigua, Condillac que perseguía como ideal la unidad mas absoluta en todas sus explicaciones, fue cercenando toda multiplicidad de facultades, y pronto llego a admitir que no había otra cosa mas que sensaciones.

Bien es verdad, que por razones incomprensibles están debían de recibirse en un alma espiritual. El paso que hizo dar Condillac al sensimo de Locke, consistió, pues, en reducir la atención a la sensación, por la superficial razón, de que en su origen, no creera mas que sensación.

Lo absurdo de este modo de discurrir esta en que el principio experimental de que partían tanto Condillac como Locke, solo muestra que en el origen del proceso cognoscitivo se hallan la sensación pero sin que de ello quepa deducirse que no haya mas que sensación.

Condillac tomo, pues, por equivalentes las expresiones; hallarse en el origen de los conocimientos humanos, ser causa adecuada de los mismos, y ser una misma cosa. Por esto de un principio que puede servir, y sirve de hecho, de base a la doctrina psicológica más espiritualista, parece imposible que no derivase el error de la materialidad del alma. Pero, si no dedujo este error, le preparo el camino, como advierten todos los historiadores de la filosofía, y dedujo otro equivalente hoy día muy en boga entre los psicólogos; fue este la confusión de la propia personalidad con la serie de las sensaciones, que en el hombre tienen lugar. Y cuenta, que hecha esta confusión, el admitir un alma espiritual, tiene todas las apariencias de un verdadero sarcasmo. Que si no se admite el alma como un necesario principio de nuestras operaciones psíquicas, antes al contrario, se supone toda la serie de estas operaciones, como capaces de trabazón entre sí con solos los órganos corporales; el alma quedara relegada a la categoría de los seres inútiles, y por ende sin razón suficiente de existir.

Condillac extendía aun a los actos de volunta su sensismo; “El juicio, dice, la reflexión, los deseos las pasiones no son mas que la sensación misma que se transforma. Por esto nos ha parecido inútil suponer que el alma recibe inmediatamente de la naturaleza las facultades que posee. Ha sido suficiente hacer al hombre sensible al placer y al dolor, para que nazcan en las ideas, deseo, hábitos y talentos de todo genero”.

“Ahora bien, dice en Extrait raisomne des sensations, del deseo nacen las pasiones, el amor, el odio, la esperanza, el temor, la voluntad. Todo esto no es, pues, mas que la sensación transformada”.

Cousin refuto de propósito esta vana argumentación. La distinción entre el sentir y el querer es un hecho primitivo de conciencia tan evidente, que no son bastantes las argucias de los hombres para borrarlo de nuestra mente.

Para explicar e identificar todos nuestros conocimientos con la sensación, se valió Condillac en su Traite des sensations de esta ficción. Supuso una estatua marmórea privada primero de todo sentido, a quien se lo va, como infundiendo, sucesivamente todos, para ir calculando o adivinando los conocimientos que con cada sentido se van engendrando. Lange muestra que la figura había sido imaginada con el mismo objeto por el materialista de la Mettrie; por tanto poco antes que de ella se sirviese Condillac, sea lo que fuere de la propiedad artística de la estatua, hace tiempo que cayo a los golpes de la lógica de Balmes, que demostró la vaciedad de los discursos de Codillac.

La aparente sencillez del sistema, al considerar aisladas cada una de las sensaciones para mejor presenciar su génesis y desarrollo, esta en la actualidad desprestigiada en alto grado entre los psicólogos; que todos tienen por un principio incluso la gran complejidad de nuestros actos internos. No es, pues, extraño que Condillac, como dice Balmes, ya en los primeros pasos, haga dar a la estatua un gran salto, haciéndola reflexionar cuando aun supone en ella solo el sentido del olfato, no él mas a propósito para confundirlo con la reflexión.

Compilado por: Ana Gonzalez 14/05/2016 06:35pm
Fuente: http://html.rincondelvago.com/