Se le denomina deflación a la baja prolongada del nivel de precios y bienes y servicios (como mínimo de 2 semestres). Ésta suele responder a una caída notoria de la demanda de productos y puede tener consecuencias más negativas que la inflación.

En momentos de deflación los comerciantes tienden a vender sus productos para cubrir por lo menos el costo fijo( costo de producción del producto puesto a la venta) tomando en cuenta que el precio de los productos no alcanza ni para cubrir los costos variables. Con la gran baja de precios las personas tienden a no comprar los productos dado que saben que mañana será mas bajo el precio aún.

Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. Un descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial. En ausencia de políticas correctoras, la salida de este círculo vicioso sólo se produce cuando los precios han disminuido lo suficiente para que los consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.

El caso del Japón
A principio de los años 90 estallo violentamente una burbuja inmobiliaria en Japón, entre otras cosas propiciada por una mala política del Banco Central, que subió los tipos de interés muy bruscamente intentando precisamente que no ocurriera lo que ocurrió. Los precios inmobiliarios se redujeron y los valores de la bolsa también. Esto se unió a que los bancos habían prestado mucho dinero que ni la gente ni las empresas pudieron pagar (puesto que dichos préstamos se usaron para comprar bienes que valían menos dinero que antes), con lo que el sistema financiero se tambaleó. Han tardado 16 años en salir de esa fase de deflación, aunque todavía los valores inmobiliarios están por debajo del nivel que había al principio de los 90.
La deflación es demoledora. Si las cosas bajan de precio, la gente deja de consumir, puesto que le sale más ventajoso esperarse un tiempo a que bajen los precios (siempre con la premisa de que las empresas no bajen los sueldos de los empleados). Como el consumo baja, las empresas van a peor, hay despidos, sube el paro, lo que baja el consumo y bajan aún más los precios. Es un círculo con difícil salida. Japón decidió bajar los tipos de interés hasta el cero, para incentivar la inversión, y endeudarse hasta límites insospechados para crear empleo (la deuda de Japón es la más alta del mundo desarrollado, un 164,3% del PIB, aunque en su mayor parte es deuda interna).
Así que es una buena noticia que este país salga de su situación de deflación, aunque se debate si el Ministro de Finanzas se ha excedido en su optimismo, pues si se descuenta el precio de los alimentos y la energía, siguen con variaciones de precios negativas.

(Un aporte realizado por Matías Gutiérrez, Escuela de Entrenadores 2011)