Mucha gente confunde a los psicoanalistas, y piensa que es lo común para los psicologos, terapauetas.

La diferencia existe en el objeto de estudio y en el modelo terapéutico a desarrollar.

El psicoanálisis, es la cuna de los diferentes modelos, y como dijera Carl Gustav Jung «más allá de las diferencias que encuentre con la teoría freudiana, hay que entender que fue el pilar para comenzar a comprender al ser humano».

El objeto de estudio en este caso es comprender o dar luz, el mismo Freud, usa la metáfora de Platon al mencionar que en el proceso terapeutico, el psicoanalista se convierte en partero de la historia del paciente, a través del análisis.

Algunos mencionan que es una teoria explicativa, dado que las investigaciones y descubrimientos de Freud se convirtieron en la teoría para explicar los procesos de la psique.

Posteriormente a Freud, comenzaron a haber diferentes autores y pensadores que fueron incluyendo diferentes métodos de trabajo. Por ejemplo Carl Jung comienza a desarrollar un enfoque que incluye sus conocimientos de otras ciencias, como la parapsicología o espiritual. Ademas de haber desarrollado algunas diferencias teóricas con la teoría freudiana, dado que comprendía que no todo era de corte sexual, como quería sustentar Freud.

Aunque muchos autores dicen que es una mala comprensión de la teoría freudiana, dado que no solo habla de la libido, desde un componente sexual sino también como una fuerza de vida.

Si pensamos la teoría gestaltica, entiende la necesidad de colaborar para que cada persona desarrolle su «espontaneidad», es decir su ser en el mundo.

Según la mirada de la autora, hay métodos terapéuticos más avanzados que no solo buscan comprender y explicar ciertos comportamientos, sino re encontrar la puerta de enlace de la personas con sus recursos, con su emocionalidad, con el potencial de cada uno de nosotros.

Por ejemplo Programación Neuro Lingüística desarrolla un conjunto de técnicas para trabajar con la gestalt de las experiencias y facilitar que la persona pueda ejercer cambios sobre esa emocionalidad, liberarla y potencializarla. O en otros casos Generar comportamientos a través de modelar los patrones de conductas de aquellas personas que los han desarrollado.

La psicología transpersonal busca por ejemplo retomar experiencias como la vida intra uterina, y quizás transportarnos a experiencias de nuestras diferentes re encarnaciones, o poder colaborar con el consultante a vivir esos estados de conciencia semi alterados que muchos logran a través de técnicas como la meditación.

Lo maravilloso de la psicología es que tiene muchos laboratorios vivientes en cada ser humano, y continuará desarrollándose hasta que alcancemos la ilumninación o podamos revivir nuestras historias, quizás en un chipo o en anteojos de Realidad Virtual, sea lo que sea, parece interesante.

Compilado por Andrea Ortiz Picasso

Son muchas y diversas las teorías psicológicas y sus formas de aplicación clínica o psicoterapéutica surgidas hasta hoy. A grandes rasgos podemos considerar cinco grandes teorías, sistemas psicológicos o corrientes teóricas que han dado lugar a múltiples terapias.

Modelo Psicoanálitico el psicoanálisis es una teoría y una práctica terapéutica fundada por el neurólogo austríaco Sigmund Freud (1856-1939) alrededor del 1896. La gran revolución del psicoanálisis es mostrarnos que el inconsciente existe, que no somos totalmente conscientes de nosotros mismos. Freud se centró en buscar las causas inconscientes que determinan ciertas enfermedades nerviosas o mentales.

Diferentes teorías psicoanalíticas
Psicoanálisis ortodoxo o freudiano propiamente dicho (desde 1896), representado por Sigmund Freud.
Terapia adleriana (desde 1911) basada en la psicología psicosocial del médico vienés Alfred Adler (1870-1937) que se separa de Freud en 1911 y enfatiza los problemas conscientes o del yo.
Psicoanálisis basado en la psicología psicosocial del psicoanalista alemán Erich Fromm (1900-1980).
Psicoanálisis fundamentado en la psicología del Yo, representada por Melanie Klein (1882-1960), Anna Freud (1895-1982), D.W. Winnicott (1896-1971), W. Bion (1897-1979) o Erik Erikson (1902-1994), entre otros.
Análisis del carácter de Wilhelm Reich (1897-1957), inicialmente discípulo de Freud y reivindicador del cuerpo en la psicoterapia.
Psicoterapias corporales postreichianas como la Orgonterapia o la Vegetoterapia caracteriológica de O. Raknes (1887-1995) y, en una línea neoreichiana, el Análisis bioenergético de Lowen (1910-2008), la Corenergética de J. Pierrakos (1921-2001), El grito primal de A. Janov o la Biosíntesis de D. Boadella (1931) entre otros.
Psicoanálisis lacaniano (desde 1953) de Lacan (1901-1981)
Psicodrama psicoanalítico de Fidel Moccio (1924-2003), Carlos Martínez Bouquet y Eduardo Pavlovsky (1933).

Modelo Conductista o conductual, y Modelo Cognitivo-conductual
La psicología conductista se propone aplicar al estudio del ser humano los mismos procedimientos experimentales y descriptivos usados en el estudio de animales, rechazando cualquier referencia a la conciencia y a la introspección, como hace el psicoanálisis. Este enfoque evita cualquier interpretación subjetiva de la vida psíquica por lo que reduce lo mental a la conducta y se centra en el estudio del comportamiento observable en términos de estímulo/respuesta. La psicología conductista o conductismo fue fundada por el psicólogo norteamericano J. Watson (1878-1958) en los años veinte. Entre las figuras más reconocidas del neoconductismo -consolidado como marco teórico de la nueva psicología científica en norteamérica durante el período comprendido entre los años treinta y sesenta-, se encuentran Tolman (1886-1959), Clark L. Hull (1884-1952) y Skinner (1904-1990) con su conductismo radical.

La psicología cognitiva surgida en los años cincuenta en el marco de la revolución cognitiva, supone un cambio de orientación psicológica que viene dominando la neuropsicología, la psicología experimental y la clínica académica hasta el día de hoy. Este enfoque cognitivo pretende ser una ciencia objetiva de la mente, entendida como un sistema de conocimiento. Estudia el procesamiento mental de la información que realizan las personas para organizar su conducta. Para esta perspectiva, el determinante de la conducta es la cognición o lo que las personas piensan sobre sí mismos y sobre el mundo, es decir, estados y procesos mentales que no son observables directamente. Relaciona los problemas emocionales y mentales con procesos cognitivos. El cognitivismo está representado por George Kelly (1905-1967), Julian Rotter (1916) o Albert Bandura (1925), entre otros.

A diferencia de las terapias psicodinámicas focalizadas en los pensamientos inconscientes, éstas terapias se centran en modificar la funcionalidad de la conducta (Terapia de modificación de conducta), los esquemas de pensamiento (Terapia cognitiva) o ambos (Terapia cognitivo-conductual). La terapia cognitiva postula que el malestar no es generado por los sucesos en sí mismos sino por la interpretación que realizamos acerca de los mismos. El objetivo terapéutico es que el paciente revise y encuentre interpretaciones más funcionales y adaptativas.

Algunas terapias de la conducta o terapias cognitivas son:
Terapias de la modificación de la conducta fundamentadas en las leyes del aprendizaje y las teorías de Skinner.
Terapia Cognitiva o Cognitivo-conductual de Aaron T. Beck (1921).
Terapia racional emotiva conductual de A. Ellis (1955-2007).

Modelo Humanístico-Existencial o Humanismo
El enfoque humanista o humanístico, que para algunos incluye también a la psicología existencialista, surgió en la década de los sesenta en los EE.UU como una alternativa frente al psicoanálisis freudiano y a la llamada psicología objetiva, conductista o behaviorista, centrada en el análisis de los procesos observables. La aparición de ésta corriente supone una reacción ante el materialismo y la deshumanización del conductismo vigente por una parte y, por otra, ante el enfoque centrado en la patología de las personas por parte del psicoanálisis. Con el humanismo nace un nuevo movimiento filosófico, científico y cultural influido por la teoría de William James (1842-1910), la teoría de la Gestalt -una corriente germánica de la psicología moderna surgida a finales del siglo XIX y principios del sigl XX-, y por W. Allport (1897-1967), entre otros. Aunque el teórico humanista más importante fue el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), quien denominó a este movimiento «la tercera fuerza», refiriéndose a la integración y superación de las dos corrientes psicológicas de su época, psicoanálisis y conductismo.

El humanismo estudia al hombre consciente y sano, y pretende llevarlo a una autorrealización de sus cualidades. Los modelos humanistas se caracterizan por considerar que todas las personas somos únicas, buenas por naturaleza, responsables de nuestros actos y que contamos con un potencial innato de crecimiento y desarrollo que se dirige a la autorrealización o a la consecución de metas positivas como el amor, la armonía y felicidad. El modelo humanista rechaza el concepto de enfermedad mental y las clasificaciones de los trastornos mentales, pues considera que toda conducta es normal si, gracias a la comprensión empática, nos situamos en el punto de vista de la persona afectada. Entiende que el malestar es debido a que el potencial de crecimiento quedó escondido, bloqueado o distorsionado de alguna manera, pero entiende que las respuestas se deben buscar en la conciencia o experiencia del aquí y ahora.

La psicología humanista reconoce el cuerpo como una fuente válida de mensajes acerca de lo que somos, sentimos y hacemos, y un medio de expresión de nuestras intenciones y pensamientos. En este mismo sentido, este enfoque revaloriza el aspecto emocional e intuitivo del ser humano que quedó subestimado y relegado por la excesiva racionalización de la cultura occidental causándonos grandes desequilibrios. Por eso muchas de las terapias humanistas integran cuerpo-mente, recuperan el trabajo corporal, el juego, la creatividad o la contemplación.

La autorrealización pasa por tomar conciencia de nosotros mismos y de cómo nos identificamos con el «yo o ego». Pero el humanismo va más allá y propugna que, en el camino de la autorrealización, se trata de alcanzar niveles de conciencia más evolucionados, elevados y ampliados que nos lleven a trascender el ego y así poder dar expresión a la Sabiduría de la que formamos parte. De estas premisas parte la psicología transpersonal o cuarta psicología, de la integración del ser, del ser con las demás personas y con el medio, y con la Totalidad.

Existen dos grandes tendencias de este acercamiento:
La psicología existencialista representada por Ludwig Binswanger (1881-1966) y Viktor Frankl (1905-1997).
La psicología humanista propiamente dicha, está representada por Abraham Maslow, considerado el líder espiritual del movimiento, y por Carl Rogers (1902-1987). Podemos destacar asimismo a autores como F. Perls (1893-1970) o E. Fromm (1900-1980).

Dentro de la concepción humanista de la psicología existen enfoques terapéuticos muy diversos, terapeutas gestaltistas, psicoanalistas heterodoxos, etc. A continuación destacamos las siguientes terapias humanistas:
Terapia Gestalt de Fritz Perls.
Psicodrama ideado por Jacob Levy Moreno (1889-1974).
Psicoterapia no directiva o centrada en el Cliente de Rogers.
Logoterapia de Viktor Frankl.
Análisis Transaccional de Eric Berne (1910-1970).

Modelo Transpersonal
El término transpersonal significa “más allá” de lo personal, y se refiere a las experiencias y procesos que trascienden la sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. La psicología transpersonal estudia los potenciales más elevados de la humanidad, los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. Por tanto, una terapia transpersonal será aquella que finalmente nos ponga en contacto con nuestra identidad esencial, la que está más allá del ego, más allá de la mente racional. Para el psicólogo estadounidense Ken Wilber (1949) existirían tres niveles en el desarrollo de la conciencia: un primer nivel prepersonal o sin conciencia mental, como la de los bebés; un segundo nivel personal o de toma de conciencia de que uno es una persona pensante diferente a otros; y un tercer nivel transpersonal que se alcanza por medio del desarrollo espiritual, y que consiste en trascender la identificación con el cuerpo-mente.

Esta corriente arranca del pensamiento de autores postfreudianos como Carl Jung. A finales de la década de los sesenta, un grupo de psicólogos y psiquiatras como Maslow o Stanislav Grof (1931) -investigador de los estados alterados de conciencia con una finalidad psicoterapéutica, de sanación y crecimiento-, consideraron que era necesario investigar y desarrollar una nueva rama de la psicología que estudiase un conjunto de experiencias y fenómenos de la conciencia que hasta la fecha consideraron que la psicología corriente no atendía suficientemente. Un ejemplo de estado de unificación espiritual son las experiencias cumbres de Maslow. En consecuencia, en 1969, Maslow propuso el término transpersonal para designar la “cuarta fuerza” de la psicología. Como hemos visto, la primera era el psicoanálisis, la segunda el conductismo (y la cognitivo-conductual a partir de los cincuenta hasta la actualidad) y la tercera la psicología humanista. La psicología transpersonal o transhumana, en palabras de Maslow, es una psicología «centrada en el cosmos más bien que en el bien y necesidades del hombre, una psicología que trasciende la naturaleza del hombre, su identidad, autorrealización, etc.»

A continuación señalamos tres diferentes terapias transpersonales:
1- Terapia junguiana (desde 1913) fundamentada en la psicología analítica, de los complejos o psicología profunda, representada por el psiquiatra suizo Carl Jung (1875-1961), que se separa del psicoanálisis en 1913 enfatizando el inconsciente colectivo.
2- Psicosíntesis de Roberto Assagioli (1888-1974).
3- Respiración holotrópica de Stan Grof.

Modelo Sistémico
Si bien la corriente sistémica es considerada, para algunos autores, un nuevo paradigma psicológico, dentro de la misma encontramos diferentes orientaciones. Por una parte destacamos autores y prácticas terapéuticas de orientación psicoanalítica que analizan la dinámica familiar con el fin de comprender y mejorar el tratamiento del paciente. Por otra, especialmente a partir de la década de los sesenta y setenta, surge la llamada terapia sistémica pura, fundamentada en la teoría general de sistemas. La psicología sistémica como corriente psicológica basada en la teoría general de los sistemas, fue desarrollada por Ludwig von Bertalanffy (1901-1972). Se basa a su vez en diferentes disciplinas como la cibernética, la teoría de la comunicación, la física cuántica o el constructivismo -para el que no existe una realidad objetiva, sino que cada observador configura su interpretación y personal manera de entender el mundo-. Este nuevo paradigma sistémico, que abandona el estudio de lo intrapsíquico, estudia al individuo como miembro de un sistema, la dinámica de las interrelaciones del individuo y los sistemas a los cuales pertenece. Aplicada a la terapia familiar, tiene a la familia como unidad de análisis e intervención y analiza la conducta de un miembro de la familia en relación con el resto de sus miembros. Sin embargo, actualmente se considera que no es necesario que sea una familia el foco de atención para que se defina una terapia como sistémica. Puede aplicarse tanto a parejas, a equipos de trabajos o a personas individuales, pero enfatizando siempre la dinámica de los procesos comunicacionales y las interacciones entre los miembros del sistema.