La palabra distrofia designa a un trastorno en la nutrición de un órgano o de toda un área anatómica, cuyas modificaciones producen a menudo una atrofia (disminución notable de su volumen y su peso normal) o una hipertrofia (aumento de volumen).

Debido a que en esta enfermedad hay una pérdida de control muscular, ello indica que la persona que la padece está tan controlada por su pasado que ha llegado al límite. Es una persona con ideas autodestructivas inconscientes y a menudo interpreta el papel de víctima para llamar la atención. Sin embargo, ha procurado controlar y esconder este aspecto de sí misma. Se desvaloriza fácilmente y le resulta difícil alimentarse de pensamientos hermosos de amor hacia sí misma. Es por ello que, para su bienestar, se vuelve cada vez más dependiente de los demás.

Si sufres distrofia, el mensaje que recibes es importante y urgente: ha llegado el momento de que aprendas a amarte y dejes de esperar que los demás lo hagan. Hasta ahora has creído que enfermándote o teniendo problemas lograrás más atención y amor. Pero creer que un problema más grave te dará amor, no es la solución ideal para ti. ¿Estás listo para pagar el precio de convertirte en totalmente dependiente de los demás y del sistema para lograr más atención? Sería más sensato que tomaras conciencia de todas tus capacidades y de tus talentos, que los hicieras valer y buscaras llamar la atención de esta manera en lugar de recurrir a una enfermedad. Ver problemas musculares.

La distrofia muscular es una enfermedad en la cual los músculos se debilitan y degeneran a veces rápidamente. Está vinculada a un deseo tan grande de controlar situaciones y gente que pierdo todo control. Tengo el sentimiento que, para mí, todo está perdido de antemano y que mi cuerpo está tan cansado por este estrés que se abandona y auto – destruye progresivamente. No soy bastante bueno o bien no me creo capaz de estar a la altura. Mi vida es “fea”, ya no me interesa. Tengo realmente miedo de que mi vida no sea un éxito y ya no hago esfuerzos. Por consiguiente, mis músculos, que representan la acción, se vuelven enfermos y es ahora mi propio miedo que toma el control y me dejo controlar por la sociedad.

La distrofia muscular es una enfermedad grave y frecuentemente incurable, pero su estado se puede estabilizar si pongo los esfuerzos necesarios. Acepto soltar, ¡mantenerme abierto y afrontar mis propios miedos aquí y ahora! Cuando me enfrento a mis temores y los identifico, ya no necesito dirigirlo todo. Acepto ir hacia delante, liberarme de la necesidad de controlar que, de hecho, sólo es la proyección de mis miedos.