Liberación de gas del tracto digestivo (principalmente del esófago y estómago) que queda atrapado en ellos al ser tragado durante la ingesta de alimentos, a través de la boca. A menudo es acompañado de un sonido característico. Llamado comúnmente regüeldo.

Si los eructos se producen en serie después de la comida e incluso en ayunas, véase aerofagia.

La persona que eructa con frecuencia traga mucho aire, lo cual le produce gases. Se dice que el hecho de tragar el aire en lugar de respirarlo se debe a un miedo repentino.

Este miedo puede ser ocasionado por un acontecimiento súbito o por un pensamiento. Como los eructos se producen en general después de la ingestión de líquido o de alimento, esta persona siente un cierto miedo a nutrirse, a alimentarse. Además, tiene dificultad para recibir pensamientos bellos, gestos o cumplidos que ayudarían a nutrir su autoestima y por ello, los devuelve.

Las buenas intenciones de los demás pueden ser mal interpretadas, lo cual le ocasiona miedos repentinos.

Estos eructos se presentan para ayudarte a aceptar lo que eres, a sentirte a gusto aunque no respondas necesariamente a las expectativas de los que te rodean. Permítete aceptar lo que los demás te ofrecen, viendo más lo que ellos aprecian en ti. La eructación es la emisión ruidosa por la boca de gas procedente del estómago. Aunque, en nuestras costumbres, esto se considere como muy poco educado, los orientales ven en ello la señal de aprecio y agradecimiento por una buena comida.

La eructación está vinculada con mi voluntad de ir demasiado de prisa. De este modo, también evito enfrentarme con mis miedos. La tensión sube por el hecho de tener que digerir nuevas ideas y siento la necesidad de liberarme de esta tensión.

Aprendo a ir más despacio y a tomarme el tiempo necesario para mis comidas. Tomo consciencia que al ir demasiado de prisa, paso al lado de mil cosas bellas que hacen la vida agradable. Acepto tomar el tiempo de vivir, ya no voy escaso de aliento para el ritmo acelerado de la vida y me siento mejor.

El eructo del bebé
Los bebés están particularmente sujetos a la acumulación del gas en el estómago mientras se alimentan. Este puede causar molestias considerables al niño a menos que eructe. El acto de hacer eructar a un bebé implica el colocar el niño en una posición conducente a la expulsión del gas (por ejemplo sobre el hombro del adulto, con el estómago del infante reclinándose sobre el pecho del adulto) y después ligeramente el acariciarlo en la espalda en la parte más baja de modo que eructe. El eructo puede causarle vómitos a los bebés. Se emplea, entonces, un paño o un cojín en el hombro para proteger la ropa del adulto.

Hablar con eructos
Es posible inducir voluntariamente el eructo tragando aire y después con manipulación en la zona vocal producir un discurso. Esto es empleado a menudo por los niños como un medio de entretenimiento o competición; puede también actuar como forma alternativa de vocalización para la gente que ha experimentado una laringotomía, sustituyendo la fonación de la laringe por el eructo.

Eructos de «azufre»
Estos eructos, por lo general suele producirse por un alto contenido de ácido sulfúrico, sulfuro de hidrógeno o de azufre obtenido del estomago e intestinos por la proliferación de microorganismos como Helicobacter pylori, Giardia lamblia entre otros, causados por mala digestión, por consumir alimentos dañados o con un alto contenido de dietas ricas de proteínas. Otras causas pueden ser por prescripciones médicas