La esterilidad es la incapacidad de procrear, es decir, de producir o de liberar gametos (espermatozoides y óvulos) fecundantes o fecundables o de permitir su encuentro (no confundir con impotencia).

He tenido oportunidad de observar en muchas ocasiones a personas que tuvieron un hijo, e incluso un segundo, después de ser declaradas estériles por la ciencia médica, y a otras que no presentaban ninguna anomalía, por lo que eran fértiles, pero no podían concebir.

Para algunas personas, el ser estériles forma parte de la experiencia que deben vivir en esta vida. Quizá solo desean tener un hijo porque creen que es normal tenerlo o porque sus padres desean ser abuelos. Muchas mujeres quieren un hijo sólo para sentirse más mujeres, porque les resulta difícil aceptar su feminidad. Esta mujer puede ser estéril precisamente para que aprenda a ser feliz y a aceptarse completamente sin tener hijos. En el caso de muchas otras personas, el miedo que experimentan ante esta experiencia es más fuerte que su deseo.

Por lo tanto, la esterilidad es el medio inconsciente que utilizan para no tener hijos, aunque no deben abandonar su deseo.

La esterilidad se manifiesta a menudo en la persona que se acusa de ser improductiva, que no obtiene los resultados positivos que busca en un área determinada. Incluso puede sentirse inútil.

Para saber si tu esterilidad se presenta para ayudarte a aceptar el hecho de no tener un hijo –porque esa es la experiencia que debes vivir en esta vida– o si es causada por un miedo inconsciente. Si eres mujer, ¿conoces a alguna que tuviera problemas para dar a luz? ¿Qué aprendiste de tus padres con respecto a tener hijos? ¿Tienes miedo de perder a alguien o de perder tu hermosa figura? Sé consciente de que cualquier miedo sentido en el pasado no es necesariamente cierto para siempre y para todo el mundo.

Deberás decidir quién va a ganar: tu deseo o tu miedo. Cualquiera que sea tu decisión, concédete el derecho de tomarla. Es tu vida y puedes hacer lo que quieras. Sólo tienes que estar listo para asumir las consecuencias de tus decisiones. Además, te sugiero que compruebes con quienes te conocen si te consideran improductivo, y descubrirás que nada está más lejos de lo que ellos piensan de ti.

La esterilidad se define como la inaptitud a reproducirse. La esterilidad puede indicar un rechazo, una resistencia inconsciente a la idea de tener un hijo. También puede que desee un niño únicamente para colmar las esperas de las personas que me rodean pero que, para mis adentros, no lo deseo realmente.

Teniendo miedo de dar a luz o de ser incapaz de cumplir con mi papel de madre o padre (miedo de la responsabilidad, problemas financieros…) o no deseando hacer vivir a mi hijo, los sufrimientos que viví, provoco la esterilidad. Puedo así sentir el temor de volver a vivir a través de mi embarazo, los recuerdos de los momentos en que me llevaba mi madre y que pudieron afectarme. Debo comprender que el deseo de tener un hijo puede ser muy grande pero el miedo también, que sea consciente o no; es la diferencia que puede pesar en la balanza para que el proceso de embarazo se active o no.

Debería comprobar si pude vivir experiencias en el pasado, que sea hombre o mujer, que pudieran haberme hecho vivir ciertos bloqueos sexuales. Un trabajo en psicoterapia o energético puede estar adecuado en este caso. También puede suceder que no tenga que vivir esta experiencia de ser padre.

Por lo tanto es muy importante que me pregunte sobre la naturaleza de mi deseo de tener un hijo y que haga confianza a mi yo interior en mi decisión de dar la vida o no.