Pasión por el placer, por el hedonismo, que representa una debilidad hacia toda tentación en general. El goloso es un ‘tentado’. La gula representa una insaciabilidad genérica. La disposición psicológica a la gula se relaciona a una avidez por ingerir que se desconecta de los límites que le marca el recipiente. Así, cuando como, deja de escuchar al cuerpo que le dice que ya está satisfecho. Cuando se entretiene, deja de escuchar al cuerpo que le dice que ya está cansado. Cuando necesita experiencias para sentirse excitado y vivo podrá ingerir drogas sin considerar que dañará su cuerpo. En la gula hay una ansiedad por el estímulo, que normalmente surge de un impulso por evitar el sufrimiento, el dolor, el esfuerzo, el aburrimiento, la rutina, etc.

La gula (del latín: gula), derivado del latín gluttiere,y que significa tragar  es un exceso en la comida o en la bebida. El glotón o insaciable es una persona o individuo que no tiene medida al comer haciéndolo en exceso ya sea con un tipo de comida en particular o con comidas y bebidas en general​Los individuos con estas características tienen en general sobrepeso y en muchas culturas es mal visto por causas estéticas y de salud, esta práctica es condenada desde tiempos inmemorables por ciertas religiones ya que se ve como un deseo egoísta y lujurioso que busca la satisfacción personal y egoísta mediante la ingesta excesiva de comida. Aunque en Mauritania, un país ubicado en el noreste de África la tradición obliga a las jóvenes a engordar para verse más atractivas.

Más allá de una interpretación estricta (exceso en la comida o en la bebida), es necesario aclarar que no necesariamente incurre en gula quien come mucho o quien disfruta mucho de la comida debido a la inherente necesidad de este exceso en, por ejemplo, un deportista profesional, quien necesita reponer todas las energías tras el desgaste intenso y para ello debe comer mucho, sin suponer esto gula.

La gula tampoco consiste en una prohibición de disfrutar con la comida, puede ponerse de ejemplo el hecho de que los católicos están obligados a dar gracias a Dios por los alimentos recibidos y estos lo hacen disfrutando de ellos.

Relación con la Religión

Se conoce como gula ese mecanismo humano caracterizado por el apetito desmedido en el comer y el beber. Según las religiones cristianas la vida es irrenunciable, de ahí que un apetito desmedido sería aquel que cause problemas de salud que interfieran en el estado físico y en el comportamiento moral.

Por ejemplo, incurre en pecado (según el cristianismo) de gula aquella persona que teniendo el hígado enfermo ingiera alcohol en grandes cantidades, pues sus facultades mentales y físicas se verán mermadas, pudiendo padecer cirrosis y hepatitis (pudiendo perder la vida), impotencia (faltando a sus deberes conyugales), tendencia al mal trato e incapacidad para una apropiada conducción.

Con la salvedad dicha, la gula es un pecado capital para la religión cristiana ya que, según ésta, es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o con la bebida. Tiende continuar ingiriendo alimentos sin sentir hambre.

Por otro lado, existen muchas personas cuyas actividades económicas involucran producir alimentos de alto precio y prestar servicios de alto coste, servicios que van aparejados a la alimentación.

Fray Andrés de Olmos relaciona el exceso de gasto con el exceso de boato y ostentación (el que gasta mucho en sí mismo). También afirma que el que dispone de los bienes materiales que no le corresponden incurre en hurto: Adán robó solo una frutita y fue rechazado por Dios.

En la misma línea, y recordando que lo siguiente solo expone un punto de vista religioso, en una situación de necesidad por escasez de alimentos, una persona no puede acaparar y privar a otros de los alimentos que necesiten para mantener su cuerpo y cumplir con sus obligaciones morales. La justificación es la misma: la vida (en este caso la ajena) no es un don que, según los religiosos, Dios haya puesto en los humanos para disponer de ella a sus intereses sino un bien que se ha de cuidar. Pero es necesario resaltar que privar a otros de sus alimentos no es gula, sino que para las religiones cristianas constituye una falta de caridad o misericordia ante el sufrimiento ajeno.

Este deseo puede ser pecaminoso de varias formas (siempre según los preceptos de dicha religión):

1 – Comer o beber en exceso de lo que el cuerpo necesita.

2 – Cortejar el gusto por cierta clase de comida a sabiendas de que va en detrimento de la salud.

3 – Consentir el apetito por comidas o bebidas costosas, especialmente cuando una dieta lujosa está fuera del alcance económico.

4 – Comer o beber vorazmente dándole más atención a la comida que a los que nos acompañan.

5 – Desperdiciar la comida, estando en la misma categoría que la de comer más de lo que necesita el cuerpo.

En los primeros cuatro casos, la gula es ocasionada por el mismo factor que la Lujuria: El deseo de obtener satisfacción a partir del sabor del alimento ingerido impulsa a quien incurre en este pecado a comer lo más posible.

Relación con la Biblia

Fray Andrés de Olmos vincula la gula con el paisaje en que Eva y Adán incurren en pecado por comer el alimento prohibido.5​ Puede ser interesante destacar que la serpiente les ofrece un fruto prohibido que les hará como Dios. Es precisamente esa la raíz de todo pecado y la razón por la que el hombre acaba en la tierra donde constata que él no es Dios, que tiene limitaciones.

El ser humano ante Dios no tiene derechos pues no es como Dios. La vida es un don que se recibe por la gracia de Dios y del que Dios dispone a su antojo. ¨Solo Él, Dios, decide cuándo nos priva de la vida y de qué manera. De ahí que el hombre no pueda disponer de la vida. El mismo Jesucristo al hacerse hombre dispuso poco antes de la crucifixión que no se hiciera su voluntad sino la del Padre. El hombre sí tiene, por el contrario, obligaciones morales y entre ellas, la de mantener su cuerpo y su mente en el mejor estado posible, rechazando aquel fruto prohibido que provoque en él un apetito insaciable, una dependencia insaciable de tal modo que este fruto prohibido no lo aparte de sus obligaciones morales.

Cuando decimos que la vida es un derecho, estamos en otro plano, el de las relaciones humanas. Ahí sí es un derecho pues los demás seres humanos tienen la obligación de respetar la vida (precisamente por tratarse de un don o gracia de Dios).

En la raíz de todo pecado está siempre el egoísmo, que no es otra cosa que creerse el centro de todo, querer ser como Dios.

También está el pasaje en que el glotón ya en el infierno pide que le manden a Lázaro para que mojara su dedo en el agua y apacigüe el fuego de su lengua.

Fuentes: Wikipedia y Diccionario de las Emociones, Actitudes y Conductas. México.