Actitud que muestra una falta de interés o preocupación por todo; nada pareciera importarle, ni nada pareciera ser digno de motivación o de esfuerzo. La indolencia lleva contenido la idea de la no-dolencia, de que las cosas no le causan dolor; pero ello provendría de una pérdida de la capacidad de sentir dolor. Y el dolor físico es una señal de que al cuerpo le afecta o le importa el daño que le están haciendo; a la vez que un dolor emocional, en particular una pena, muestra que te importa perder aquello cuya ausencia te causa dolor. En síntesis, la incapacidad de sentir dolor proviene de un anestesiamiento del cuerpo o de las emociones, y constituye por tanto una muerte prematura.

Se conoce como indolente a la persona que posee un carácter poco sensible a las cosas que acostumbran interesar o conmover a los demás individuos.

El individuo indolente se caracteriza por su negligencia, falta de actividad y de aplicación en el cumplimiento de las obligaciones, por ejemplo: “el estudiante Luis es de una indolencia desesperante”.  A lo anterior, se le puede añadir que es un ser apático, perezoso, insensible a cualquier conmoción.

El indolente, es visto en el área de la psicología, como una persona que no se conmueve ante el dolor de otros individuos e inclusive de aquellos que forman su propio seno familiar. En este sentido, para una mejor comprensión se puede identificar a los delincuentes con respecto a sus víctimas, por su falta de consideración ante ellas.

Tomando en cuenta lo anterior, se puede deducir que la indolencia es opuesta a los valores de solidaridad, empatía, apoyo, que permite la unión de los individuos que forman una sociedad o familia, siendo estos últimos junto a otros valores los que permiten luchar por una causa.

No obstante, en el ámbito del catolicismo, la indolencia permite caer al individuo en la pereza, tal como se indicó anteriormente, por lo que lleva al individuo en caer en uno de los 7 pecados capitales, y alejarlo del amor de Dios, ya que todo perezoso no tiene la capacidad de amar, ni de ser generoso, y sin estas características no puede existir una relación de entrega al Señor.

Por último, la palabra indolente es usada como sinónimo de apático, perezoso, flojo, indiferente, insensible, entre otros. Por el contrario, los antónimos de indolente son dinámico, vivo, interesado, entusiasta.

Etimológicamente, la palabra indolente es de origen latín «indolens” o“indolentis” que significa “el que no sufre”.

Fuentes: Significados.com. Diccionario de las Emociones, Actitudes y Conductas de México.