El predicado ‘es irreal’ significa «carece de realidad» o, simplemente, «no es real». Así, decir ‘X es irreal* equivale a decir ‘X no es real’.Dicho predicado parece ofrecer algunas dificultades. En efecto, decir que algo es irreal es lo mismo que decir que hay algo que es irreal, pero si hay «algo» no puede ser irreal, sino real. El predicado ‘es irreal’ parece ofrecer, pues, dificultades similares, aunque inversas, a las ofrecidas por el sujeto ‘no ser’ (o ‘el no ser’) o ‘nada’ (o ‘la nada’). De tal sujeto no parece que pueda decirse que sea nada, pues decir que no es nada equivale a decir que es algo — esto es, un «algo» que no es nada. Estas dificultades no son, sin embargo, graves. Por un lado, puede alegarse que hay un modo de usar el predicado ‘es irreal’, y es aplicándolo al sujeto ‘no ser’ (o ‘el no ser’, o ‘la nada’, o simplemente ‘un no ser’).

Entonces se dirá que un no ser es irreal, o que todo no ser es irreal.Por otro ludo, puede decirse que el ser irreal indica sólo el no ser real y que, por consiguiente, la expresión ‘X es irreal’ dice sólo ‘No es el caso que (o no es verdad que) X sea real’.

Pero además de estas posibilidades de usar el predicado ‘es irreal’, hay otras que consisten en concebir la posibilidad de la irrealidad. Por lo pronto, la irrealidad es definible en función de lo que se considere en cada caso sea la realidad. Así, si se supone que la realidad es material, y que sólo lo material es real, entonces lo que no sea material será irreal. Pero todavía quedarán varias posibilidades para lo irreal: el ser imaginado, el ser conceptual o nocional, el ser ideal, etc. etc. Lo mismo acontecerá cualquiera que sea la definición que se dé de lo real y de la realidad. Si, por ejemplo, la realidad incluye todo lo que es, podrá decirse que lo que vale es irreal. Si la realidad incluye todo lo que es, y todo lo que es incluye todo lo que existe, todo lo que vale, todo lo pensado, todo lo ideal, todo lo imaginado, etc. etc., entonces cabrá decir que lo irreal no es, pero todavía no queda en claro si al excluir algo de «lo que es» se lo excluye asimismo de «lo que hay». Puede muy bien ocurrir que haya algo que propiamente no «es», porque no le corresponda el «ser» (y ello no sólo porque le corresponda el devenir, sino porque es ontológicamente definible de algún modo distinto del que se expresa mediante los vocablos ‘es’, ‘deviene’, etc. ). Tal sucede, por ejemplo, cuando se incluye entre lo que hay (pero no entre lo que es) el «sentido».

Cierto que si se incluye en lo que hay «todo» —lo que es, lo que deviene, lo que existe, lo que es posible, lo que es imposible, lo que es contradictorio, lo que es actual, lo que es pensable o pensado, imaginable o imaginado, lo que vale o no vale, lo que tiene o no tiene sentido, etc.etc.—, entonces no habrá «lugar ontológico» para lo irreal. Pero si se incluye en lo que hay «todo», deberá incluirse en él asimismo lo irreal.

Lo anteriormente dicho indica en qué direcciones puede buscarse una significación del predicado ‘es irreal’.Consideraremos ahora más directamente varias posibles definiciones de ‘irreal’ y de ‘irrealidad’. Por un lado, puede definirse lo irreal como lo que no es efectivamente real — por tanto, todo lo pensado como pensado, imaginado como imaginado, etc. podrá ser declarado «irreal». Debe tenerse presente que en este caso lo irreal no es necesariamente «menos» que lo real en el sentido de ser, por ejemplo, una «realidad disminuida». Lo irreal no es justamente comparable a lo real. Ni siquiera puede decirse que lo irreal es simplemente una negación de lo real. Por esta última razón puede proponerse para referirse a lo irreal el término ‘arreal’, el cual es, por así decirlo, más «neutral» que el vocablo ‘irreal’. Por otro lado, puede tomarse como punto de partida la tesis husserliana de que la conciencia es irreal (Ideen, I. Introducción; Husserliana, III, 6-7) y admitir que todos los fenómenos estudiados por la fenomenología trascendental son caracterizables como irreales. En efecto, tales fenómenos no son «otros fenómenos», sino, en cierto modo, algo «otro» de los fenómenos. Esta idea de lo irreal y de la irrealidad apunta a una condición que puede establecerse como determinante de todo lo irreal, acéptese o no la fenomenología trascendental de Husserl. Esta condición es enunciable como sigue: es irreal todo lo que no se halla extra animara, entendiendo por anima no el sujeto psicológico, ni sus «contenidos», ni los conceptos —todo lo cual es de algún modo real—, sino el «puro reflejar» el sujeto mismo los «contenidos» del sujeto, los conceptos, etc.

Hasta aquí hemos tratado principalmente del significado de ‘irreal’. Algunos autores contemporáneos, aunque asimismo interesados en tal significado, se han preocupado de las características de los que han sido llamados «objetos irreales» —a diferencia de los «objetos reales» y hasta de los «objetos ideales»— y de los diversos tipos posibles de tales «objetos irreales». Tal ha ocurrido con Nicolai Hartmann —al describir como irreales los pensamientos (en cuanto «pensamientos sobre» y no sólo «pensamientos de»), las entidades imaginadas, el contenido de las alucinaciones, los «ideales», etc.— y con Jean-Paul Sartre — al tratar como irreales ciertas imágenes. Interesante al respecto es el estudio de Augusto Salazar Bondy (Irrealidad e idealidad, 1958), el cual ha propuesto una detallada caracterización de los «entes irreales».

Según dicho autor, estos entes se caracterizan por las notas siguientes: el ser intencional (o ser que se agota con la pura intención); el no ser objetos propios de conocimiento;el ser por sí (nota distinta del ser en sí). Los entes irreales tienen ciertas notas comunes con los entes ideales (por ejemplo, unos y otros carecen de individualidad y son independientes del espacio y del tiempo). Pero ello no significa que los entes irreales y los entes ideales sean idénticos, como algunas veces parecen dar a entender Husserl y N. Nicolai Hartmann, o parece en todo caso desprenderse de la descripciones proporcionadas por estos pensadores. Por otro lado, la diferencia entre lo irreal y lo ideal no significa, según Salazar Bondy, que la irrealidad sea ajena a toda idealidad. Por el contrario, puede afirmas que «el núcleo del objeto irreal» e «la esencia ideal del ente irreal». «En el objeto irreal habría así, de una parte, un momento ideal, material, a que, independientemente de su esta implicado en el ente irreal, le corresponden los caracteres del ser trascendente (como ocurre con las estructuras ideales válidas para lo real) y, de tras, una multiplicidad muy determinada e inestable, que depende de la mención singular y se agota en ella.

Esta última constituiría el objeto irreapropiamente dicho » (op. cit., págs80-1).Una de las características de los seres irreales de que se ocuparon cierto número de filósofos en el pasado el ser ficta o «ficciones».

Abasuly Reyes – miércoles, 31 de agosto de 2011, 13:19, según la definición del Diccionario José Ferrater Mora.