Medico francés, nació en 1774, y murió en 1838, fue cirujano militar durante la revolución y luego siguió en Tolon los cursos de Larrey, siendo nombrado por concurso cirujano de Val-de-Grace.

Mas tarde conoció al Abate Sicard y se intereso tanto por sus trabajos acerca de los sordomudos que decidió dedicarse a esta especialidad y fue después nombrado medico del Instituto de Sordomudos de Paris, establecimiento al que lego la mayor parte de su fortuna.

Consagra el lado fisiológico de la sordomudez y es universalmente considerado como el fundador de la otorrinolaringología.

Es especialmente conocido por el intento de reeducación de un débil mental mudo, de doce años de edad, que fue encontrado en estado casi salvaje por unos cazadores en los bosques de Lacaune; se trataba de Víctor, el niño salvaje de Aveyron.

Sus esfuerzos se apoyan en la obra de un español del siglo XVIII, Jacobo Rodríguez Pereira.

Itard conjuga la insuficiencia biológica del individuo con la acción posibilitadora de la sociedad, presenta un planteamiento eminentemente social del problema del retraso mental que considera estado reversible, modificable sobre la base de la socialización como principal agente terapéutico.

Sus aportaciones fueron continuadas por Seguin.

Itard se encontró con una metafísica en pañales, todavía resentida del prejuicio de las ideas innatas y de una ciencia medica, cuyos puntos de vista, irremisiblemente alicortados por un mecanicismo radical, no podían remontarse a consideraciones filosóficas sobre las enfermedades del entendimiento.

Itard se encontró a este muchacho al que llamo Víctor en lamentables condiciones físicas y psíquicas; se agitaba incesantemente como un animal enjaulado, mordía y arañaba todas las cosas y a todas las personas de su alrededor, m no mostraba ni expresión ni fijeza en sus ojos, el oído era insostenible totalmente tanto a los ruidos fuertes como a las más emotivas melodías, la voz en estado de mudez absoluta, el olfato indiferente a la exhalación de perfumes como al hedor de las basuras, el tacto se limitaba a una función mecánica y no perceptiva, incapaz de atención, privado de discernimiento y negado de memoria, pasaba de la mas melancólica apatía a la risa mas explosiva y desbordante.

Pinel resolvió con idiota incurable, incapaz de sociabilidad ni aprendizaje alguno, pero Itard se resiste a pensar esto, e inicia un tratamiento que dura cinco años, en los que se demostró una notable mejoría, de todos los sentidos y de las capacidades psíquicas y afectivas.

Su tratamiento se fundamento en tres apartados;

-El desarrollo de las funciones sensoriales, a través de la cual, progresivamente se desembotarían sus sentidos y empezarían a percibir sentimientos y sensaciones, (odio, vista, gusto, tacto, olfato)

-El desarrollo delas funciones intelectuales, como puede ser la memoria, agrupación y semejanza de estímulos, discernimiento, lenguaje, etc.

-El desarrollo de las funciones afectivas, para la cual le propuso a Madame Guerin encargarse de la tutela afectiva del niño, ella seria quien le diera el cariño y lo tratara como una madre, y aprendiese a través de ella reglas de convivencia en sociedad, el sentido de justicia, el afecto, etc.

Itard resuelve que Víctor debe ser tratado como un caso de medicina moral y no un caso clínico y configura cinco puntos en su educación.

Que paulatinamente se fuese aficionando a la vida entre los hombres, haciéndola mas dulce y llevadera de lo que había sido hasta el momento y sobre todo más afín a la silvestre existencia que tan contra su gusto y condición se había visto a abandonar.

Que por medio de estimulantes tan enérgicos como fuese menester y aun a través de vivas conmociones de su alma se fuera restaurando su embotada sensibilidad nerviosa.

Que fuese ampliando el radio de sus ideas, extendiéndolas a un campo de necesidades nuevas y aumentando sus relaciones con el prójimo.

Que bajo la imperiosa urgencia de necesidad se viese obligado al ejercicio de la imitación y conducirlo al don de la palabra.

Que se emplease durante un cierto tiempo en proyectar las más simples operaciones anímicas sobre objetos inmediatos a su necesidad, para sustituírselos mas adelante por objetos de enseñanza.

Itard concluye su intervención con Víctor con una serie de conclusiones entre las que podemos destacar las siguientes;

El hombre no es, sino aquello que se le hace ser, siendo criado por sus semejantes, no tomara sino sus costumbres y sus necesidades, ni sus ideas serán menos ajenas, tendrá pues la capacidad de desarrollar su entendimiento bajo el impulso de la imitación y la influencia de la comunidad.

Que el hombre es inferior a muchos animales en el puro estado de naturaleza, estado de incapacidad y de barbarie.

Que la superioridad moral que se pretende connatural al hombre no es sino el resultado de la civilización, la cual lo eleva por encima de los otros animales por un impulso grande y poderoso, es la sensibilidad de la especie

Que semejante fuerza imitativa, destinada a la educación de sus órganos y sobre todo al aprendizaje de la palabra, se debilita rápidamente con la edad, y el aislamiento.

Que tanto él mas segregado de los salvajes como en el ciudadano mas elevado al grado extremo de civilización existe una relación constante entre ideas y necesidades.

Que en el estado actual de nuestros conocimientos psicológicos el proceso de la enseñanza puede y debe aprovechar las luces de la medicina moderna.

Compilado por: Ana Gonzalez 14/05/2016 06:41pm
Fuente: http://html.rincondelvago.com/