Proviene del término latí obsessĭo que significa asedio. Se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta la mente. La obsesión tiene múltiples facetas de expresión.

Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él. Preocupación o idea que domina y acapara la atención intelectual y que siempre va a acompañada de un penoso sentimiento de ansiedad.

Una obsesión es una idea que se impone en el pensamiento e invade el campo de conciencia del individuo, que no logra rechazarla. Principalmente suele proceder de ideas de naturaleza religiosa o moral, de preocupaciones por el orden o la precisión, o incluso de peligros más o menos fundados.

La persona obsesiva también siente una enorme ansiedad. Véase neurosis y ansiedad. La obsesión es una enfermedad del pensamiento. Cuando estoy obsesionado por algo o por alguien, toda mi atención, toda mi energía, están dirigidas hacía éste. Estas ideas me vienen de modo repetitivo y amenazador. Sin embargo me mantengo consciente del carácter irracional que tienen estas ideas. No cuenta nada más.

Si tengo una personalidad obsesiva, hay muchas probabilidades de que sea una persona llena de dudas, con mucha dificultad para tomar decisiones y de que viva una ambigüedad amor – odio, de cara a mí – mismo o a los demás.

Las obsesiones pueden tener formas muy diversas: puede tratarse de una fobia frente a algo o a alguien, pueden ser “murmuraciones mentales” sobre “lo que se podría producir si…”, la locura de la duda o una compulsión a cometer ciertos actos que pueden ser sin consecuencia o que pueden también ser criminales, incluso suicidas, pero que nunca prácticamente están seguidos del acto.

La mayoría de veces, tengo un temor angustioso frente a “algo que podría suceder” por negligencia o por error personal y que se debe evitar. Mi prioridad es el mantener mi obsesión, incluso inconscientemente. Mi sistema de pensamiento está paralizado.

Estoy alimentado por el objeto de mi obsesión. Así lleno un vacío interior y una gran inseguridad. Para vivir obsesión, he de tener una especie de tensión interior, inquietud; entonces, sería oportuno para mí encontrar un punto de interés en mi vida que me traiga más calma y más paz interiores. Así podré aprovechar más de lo que me trae la vida.

Existen distintos tipos de obsesiones. Por ejemplo, pueden mencionarse aquellas relacionadas con la alimentación. En estos casos, la sensualidad y obsesión funciona como una barrera psicológica que no permite modificar el peso de una persona en forma saludable.

Otra obsesión que parece ser más común es el Síndrome anancástico, que es un desorden mental que asocia a individuos obsesivos con el orden y la limpieza. La persona que padece dicho síndrome, ordena lo ordenado, limpia lo que está pulcramente limpio, no tolera que una figura o elemento físico se salga de su lugar. Las personas que padecen este desorden son personas de mentalidad extremadamente rígida e intolerante, incapaces de la espontaneidad y muy dados a respetar normativas relacionadas con la organización. Así mismo estas mismas personas no toleran a otra que no sea igual de obsesiva en su universo íntimo.

La obsesión amorosa es también una manifestación clínica de este trastorno, en el que un individuo concentra su atención y desarrolla sentimientos obsesivos en una persona idealizada. Los individuos que padecen este trastorno tienen por lo general una baja autoestima y se proyectan en el ser objeto de su amor intentando poseerlo.