Irrupción en el pensamiento de una idea, un sentimiento o una tendencia, que aparece en el enfermo en desacuerdo con su pensamiento consciente, pero que persiste a pesar de todos los esfuerzos que hace el sujeto por deshacerse de él.

Proviene del término latíno obsessĭo que significa asedio. Se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta la mente. La obsesión tiene múltiples facetas de expresión.

Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él. Preocupación o idea que domina y acapara la atención intelectual y que siempre va a acompañada de un penoso sentimiento de ansiedad.

Existen distintos tipos de obsesiones. Por ejemplo, pueden mencionarse aquellas relacionadas con la alimentación. En estos casos, la sensualidad y obsesión funciona como una barrera psicológica que no permite modificar el peso de una persona en forma saludable.

Otra obsesión que parece ser más común es el Síndrome anancástico, que es un desorden mental que asocia a individuos obsesivos con el orden y la limpieza. La persona que padece dicho síndrome, ordena lo ordenado, limpia lo que está pulcramente limpio, no tolera que una figura o elemento físico se salga de su lugar. Las personas que padecen este desorden son personas de mentalidad extremadamente rígida e intolerante, incapaces de la espontaneidad y muy dados a respetar normativas relacionadas con la organización. Así mismo estas mismas personas no toleran a otra que no sea igual de obsesiva en su universo íntimo.1

La obsesión amorosa es también una manifestación clínica de este trastorno, en el que un individuo concentra su atención y desarrolla sentimientos obsesivos en una persona idealizada. Los individuos que padecen este trastorno tienen por lo general una baja autoestima y se proyectan en el ser objeto de su amor intentando poseerlo.