La cantidad de una mercancía o servicio que entra en el mercado a un precio dado en un momento determinado. La oferta es, por lo tanto, una cantidad concreta, bien especificada en cuanto al precio y al período de tiempo que cubre, y no una capacidad potencial de ofrecer bienes y servicios. La ley de la oferta establece básicamente que cuanto mayor sea el precio mayor será la cantidad de bienes y servicios que los oferentes están dispuestos a llevar al mercado, y viceversa; cuanto mayor sea el período de tiempo considerado, por otra parte, más serán los productores que tendrán tiempo para ajustar su producción para beneficiarse del precio existente. La curva de oferta, esquemáticamente mostrada a continuación, expresa la relación básica que se establece entre ésta y el precio.

El análisis de la oferta, por ello, suele hacerse considerando tres diferentes horizontes de tiempo: el muy corto plazo, el corto plazo y el largo plazo. En el primero de los casos, la oferta existente está configurada por el stock de mercancías inmediatamente disponible para su venta, es decir por una cantidad fija. Ello hace que la cantidad ofrecida dependa directamente del precio: a un determinado precio algunos oferentes no querrán vender, esperando un precio más alto, en tanto que otros estarán dispuestos a hacerlo; a medida que aumente el precio, naturalmente, crecerá el número de quienes integran esta segunda categoría.

La oferta a corto plazo está conformada por el flujo de bienes que llegan al mercado procedentes de las empresas existentes, de acuerdo con su capacidad de producción, y variará también de acuerdo al precio de los bienes ofrecidos. Dicha oferta será mayor de acuerdo al precio, tal como en el caso anterior, pero estará también determinada por los costos de producción. Estos podrán disminuir hasta cierto punto, a medida que se aumenta la cantidad producida y se obtienen rendimientos mayores, pero finalmente <196>más allá de cierto punto<196> tenderán a crecer, debido a los rendimientos decrecientes a escala.

El análisis de largo plazo resulta más complejo, pues se asume en tal caso que tanto el equipo para producir las mercancías como el número de empresas dispuestas a entrar al mercado pueden variar, de acuerdo al precio y a las expectativas sobre el mismo, así como en función de cambios en la tecnología y el proceso productivo. La oferta de una mercancía en el largo plazo dependerá, entonces, de los tipos de rendimiento que puedan esperarse para la inversión de capital nuevo en ese sector de la producción en comparación con otros. Por todas estas razones tanto el coste de producción por unidad como el precio pueden bajar, aun cuando la oferta aumente en el largo plazo, tal como ocurre frecuentemente con nuevos productos que se incorporan al mercado.

En cualquier momento de tiempo dado la oferta, en la práctica, reflejará el funcionamiento de influencias y decisiones que se toman tanto en el corto como en el largo plazo, así como de la multitud de factores que han sido esbozados en la exposición anterior.

Oferta monetaria. También llamada a veces liquidez, la oferta monetaria es la cantidad total de dinero que existe en una economía. Hay varias posibles definiciones del concepto de acuerdo al tipo de los activos que se consideren como integrantes de la liquidez existente. En su definición más restringida, la oferta monetaria está constituida exclusivamente por los billetes y monedas en circulación más los depósitos a la vista o en cuenta corriente que se hallan en el sistema bancario. A esta oferta monetaria básica, o circulante, se la denomina como M1. Si a ella se le agregan los depósitos en cuentas de ahorro y los de plazo fijo, llamados en conjunto cuasi<196>dinero, se obtiene una cantidad mayor, que se designa entonces como M2 y se denomina liquidez monetaria. Cuando a esta última cantidad se le agregan los depósitos a muy largo plazo se obtiene la más extendida definición de oferta monetaria, que en este caso se designa como liquidez ampliada, M3.

Entre la oferta y la demanda monetaria, como en relación a cualquier otro bien, se establece una relación que determina el precio de la mercancía transada. Si la oferta supera a la demanda la mercancía dinero tiende a bajar de precio, es decir que habrá una tendencia hacia la baja de los intereses, e inversamente cuando la demanda supera a la oferta. Por la vía de esta relación los bancos centrales pueden entonces ejercer una influencia importante sobre la tasa de interés, pues de acuerdo al nivel de la masa monetaria existente podrán establecerse diferentes niveles para los mismos.

Pero la oferta monetaria está también directamente relacionada con su respaldo efectivo, la cantidad de bienes y servicios a disposición del público y, más concretamente, a los activos que conforman la base monetaria, pues la oferta monetaria total es un múltiplo determinado de la misma. Si la base monetaria se mantiene constante y aumenta la oferta monetaria habrá entonces una mayor cantidad de dinero en relación a los bienes que es posible obtener; ello hará que el precio unitario de los mismos aumente, produciéndose así un efecto inflacionario. Si se aumenta el conjunto de bienes y servicios disponibles manteniendo la misma oferta monetaria, o si esta disminuye sin que se produzca una reducción de los bienes y servicios, los precios tenderán a bajar, produciéndose entonces deflación.

Desde la Economía Social y Solidaria

La oferta para la economía social y solidaria es el conjunto de bienes y servicios que se producen y se ofrecen en el marco de la economía social y solidaria, que es una forma de organización económica basada en los principios de cooperación, solidaridad, equidad, participación, democracia y sostenibilidad.

Se caracteriza por:

  • Estar orientada a satisfacer las necesidades de la comunidad y a generar un impacto social y ambiental positivo, más que a maximizar el beneficio económico.
  • Estar gestionada por las propias personas que participan en la actividad económica, ya sea como productores, consumidores, trabajadores o socios, mediante mecanismos democráticos y participativos.
  • Estar basada en la propiedad colectiva o compartida de los medios de producción, la distribución equitativa de los ingresos y la reinversión de los excedentes en el desarrollo del proyecto o en el apoyo a otras iniciativas de economía social y solidaria.
  • Estar integrada por diferentes tipos de entidades, como cooperativas, mutuales sociales, asociaciones, fundaciones y empresas sociales, que se articulan entre sí mediante redes, alianzas y plataformas.

La oferta para la economía social y solidaria abarca diversos sectores y actividades económicas, como la agricultura ecológica, el comercio justo, la banca ética, la educación popular, la cultura comunitaria, la salud alternativa, el turismo responsable, la energía renovable, el reciclaje, la inserción laboral, etc.

La oferta para la economía social y solidaria tiene un gran potencial para contribuir al desarrollo sostenible, ya que puede generar empleo digno, inclusión social, cohesión territorial, innovación social, protección ambiental y democracia económica.

Si quieres conocer más sobre la oferta para la economía social y solidaria, te invito a consultar los siguientes recursos:

Compilado por Beth Ludojoski – viernes, 21 de marzo de 2008, 15:19 Actualizada por Fabián sorrentino para la economía social y solidaria el 27/08/2023.