La definición que sigue se relaciona con la persona que, durante una relación sexual, no logra llegar al orgasmo, el grado más alto de placer sexual.

Como el orgasmo representa la apertura de todos los centros de energía del cuerpo (los chakras), la persona que sufre este bloqueo utiliza la ausencia de orgasmo para rechazar lo que proviene del otro. No se abre al regalo de la otra persona. Tiene dificultad para aceptar lo que proviene del sexo opuesto. Prefiere controlarse en lugar de abandonarse y gozar su presencia. En general, es una persona dominante.

Por otro lado, puesto que el orgasmo físico es sinónimo de placer, a esta persona le resulta difícil autorizarse placeres en su vida cotidiana sin sentirse culpable.

Si crees castigar al otro bloqueando tu orgasmo sigues el camino equivocado pues eres tú quien se castiga. El orgasmo es el medio por excelencia para fusionarse con el sexo opuesto y, por lo tanto, para abrirte a la fusión interna de tus principios femenino y masculino.

Además, una relación sexual es una experiencia muy energizante cuando se vive el amor y en el don de sí misma. El orgasmo físico existe para recordarte la gran fusión del alma y el espíritu a la que todos aspiramos.

Aprende a amarte más y acepta la idea de que mereces tener placeres en tu vida. Es tu responsabilidad crearte una vida agradable. Los demás no pueden darte lo que no puedes darte tú mismo (ley espiritual de causa y efecto). Te ayudaría aprender a relajarte, a abandonarte más, en lugar de creer que, si no controlas, los demás te van a controlar.

Orígen de la Palabra:
Del idioma griego ὀργασμός o clímax, del griego κλίμαξ, «escalera» o «subida». Es la descarga repentina de la tensión sexual acumulada, durante el ciclo de la respuesta sexual, resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer sexual.

Experimentados por los machos y las hembras, los orgasmos son controlados por el sistema nervioso involuntario o autónomo. A menudo se asocian con otras acciones involuntarias, incluyendo espasmos musculares en múltiples áreas del cuerpo, una sensación de euforia en general y, frecuentemente, se exteriorizan movimientos del cuerpo y vocalizaciones.

El período después del orgasmo (conocido como periodo refractario) es a menudo una experiencia relajante, atribuido a la liberación de las neurohormonas oxitocina y la prolactina, así como las endorfinas (o «morfina endógena»).

Los orgasmos humanos generalmente resultan de la estimulación sexual física del pene en los hombres (típicamente acompañando a la eyaculación), y del clítoris en las mujeres.

La estimulación sexual puede ser por práctica propia (masturbación) o con una pareja sexual (relaciones sexuales con penetración, relaciones sexuales sin penetración, u otra actividad sexual erótica).

El orgasmo en los animales se ha estudiado significativamente menos que el orgasmo en los seres humanos, pero se continúa investigando el tema.