Primer inventor conocido en el arte de instruir a los sordomudos.

Nace en Sahagun (León) en 1514 y muere en Oña (Burgos) en 1584.

Tomo el habito de benedictino en 1526.

La existencia en su abadía de un hermano lego sordomudo parece que fue la causa que motivo su arte de instruir sordomudos.

Tradicionalmente se pensaba, siguiendo a Aristóteles que cuantos sordos de nacimiento son también mudos.

Tal creencia invadió el plano jurídico, de manera que los mudos no podían heredar.

El invento de Ponce de León, según manifiesta Lasso, en su tratado legal sobre mudos, que dio a la luz en 1901 Domingo Vaca, en el Bile, hará cambiar la cedula de Carlos V en 1546.

Pese a todo, de escasa podrían calificarse las noticias que nos han llegado de Ponce de León y de su arte inventiva.

Cuando el P. Feijoo solicita al general de los benedictinos los documentos de y sobre Ponce de León, en poder de la Orden, el P. Iñigo Ferreras le remitirá la partida de defunción, por la que conocemos la fecha de su muerte y una escritura (24-IX-1578) otorgada por Ponce de León en San Salvador de Oña, ante el escribano Juan Palacios, fundando una capellania “ … yo el dicho Fr. Pedro Ponce, monje de esta casa de Oña … e bienes discípulos que he tenido a los cuales con la industria de Dios fue servido de me dar en esta Santa Casa por meritos de Fr. S. Juan Bautista y de nuestro P.S. Iñigo tuve discípulos que fueron sordos y mudos a nativitate, hijos de grandes Señores e de personas principales a quienes mostré hablar, leer y escribir y cantar y a rezar y a ayudar a Misa, y a saber la doctrina cristiana y a saber por palabras confesar e algunos Latín y Griego y a entender la lengua italiana” documento referenciado por Feijoo en sus “Cartas eruditas y curiosas” (Madrid 1753), en el tomo IV, carta VII, pagina 88m y confirmado en su contenido por le testimonio de autores coetáneos a Ponce y algunos incluso testigos oculares, como Ambrosio de Morales, Fr. Juan de Castañiza, compañero de Ponce de Leon, y otros.

Ellos anotan lo que hoy conocemos respecto a la obra y método seguido por Ponce de León, en la instrucción del sordomudo.

Así, Ambrosio Morales, “otro insigne español de ingenio peregrino y de industria increíble, si no lo hubiéramos visto, es el que ha enseñado a hablar a los mudos con arte perfecta que el ha inventado; y el es padre Fr. Pedro Ponce, monje de la Orden de S. Benito, que ha mostrado hablar a dos hermanos y a una hermana del Condestable, mudos; y ahora muestra a un hijo de la Justicia de Aragón;”

Y más adelante, refiriéndose al método de Ponce, anota; “ así les habla por señas o se les escribe, y ellos responden luego de palabras y también escriben muy concertadamente una carta o cualquier otra cosa”

Francisco Valles, comenta; “ Pedro Ponce, monje benedictino y amigo mío, que -cosa admirable- enseña a hablar a los mudos, no con otra arte sino instruyéndolos primeramente a escribir indicándoles con el dedo las cosas que corresponden a la escritura, después enseñaba los movimientos que en la lengua correspondían a las letras y como con los que oyen se empieza por el habla, así con los mudos se empieza bien por la escritura… los que tienen oído pueden usar de la escritura en lugar del habla, y ellos por la vista, como otros por el oído, logran las noticias de las cosas sagradas; y de esto soy testigo en los discípulos de mi amigo nombrado”

No hay mas referencias a su método, y aunque Feijoo y otros autores han querido que en la obra de Juan Pablo Bonet, “Reducción de las letras”, un plagio respecto a la supuesta de Ponce, nadie ha podido probar tal aserción.

De la existencia de la obra de Ponce -hoy perdida- dan constancia el testimonio del expresado Lasso en 1550 “no quiso escribir ni tratar la industria, solicitud y curiosidad que basta a que los mudos a natura hablen, porque aquesto el solo inventor de ella lo tiene esculpido, guardado y reservado para sí”

P. Castañiza, compañero de Ponce escribe; “Pedro Ponce, monje profeso de Sahagun, por industria enseña a hablar a los mudos, diciendo el gran filosofo Aristóteles, que es imposible y han descubierto por verdadera filosofía la posibilidad y razones que hay para ello, y lo dejara bien probado en un libro que de ello tiene escrito”

Cabe sospechar, sin embargo, que tanto Bonet, como Ramírez de Carrion, debieron conocer el método de Ponce a través de los discípulos desmutizados por este, continuando así su obra inmortal.

La primera escuela de sordomudos que existe en España tuvo su sede en Burgos.

En el siglo XVI, en Burgos un monje benedictino de origen vallisoletano procedente de la Abadía de Sahagun (León) y residente en el Monasterio de Oña (Burgos) Ponce de León es el fundador de estas primeras experiencias en la educación con sordos.

Estas experiencias van a tener una doble influencia, significa ser el paso que abre una puerta a la esperanza en la educación de los sordos, creando un método operativo, y por otro lado ofrece una aportación a todo el ámbito de la educación especial y es el que algunas de sus adquisiciones se aplicaran también a la educación de los ciegos.

Esta labor se lleva a cabo en 1545 cuando los hijos de los marqueses de Berlanga, Francisco y Pedro, de once y nueve años respectivamente, son internados en el Monasterio Benedicto de Oña, con el fin de iniciarles en una educación, aunque muy elemental, ya que son mudos y no han sido suficientemente estimulados a hablar por ser sordos, pero reciben educación, la misión del maestro será muy reducida, que aprendan buenos modales, evitar que lancen gritos descompensados, entregarse a alguna ocupación, etc.

Eran muchos los educadores que pensaban que los sordos eran mudos, porque la dificultad estaba en la carencia de inteligencia.

Según esta opinión el sordo no podía alcanzar un nivel de aprendizaje escolar porque no hablaba, y no hablaba porque carecía de inteligencia, predominaba la tendencia aristotélica de que los sordo-mudos nunca serian capaces de hablar ni de tener ideas abstractas ni capacidad moral.

Su intervención educativa se inicia con el desarrollo de la imitación como compensación de la sordera y la mudez y que aprendan primero a dibujar las palabras, después a articular algunos monosílabos.

De este modo quedaba demostrado prácticamente que el sordo no tiene por que se mudo y que puede aprender a leer y a escribir, es decir, puede ser escolarizado.

A partir de este momento se van convenciendo de que si estos niños no aprenden no es porque no tengan inteligencia, sino porque faltan maestros que sepan enseñarles, esta escuela demuestra que el sordo es capaz de ser educado, aprendiendo a leer, escribir y hablar.

La incapacidad no esta en el niño, sino en la no-existencia de métodos capaces de enseñarle a aprender.

Se distinguen tres periodos en su intervención;

Fase preparatoria

Se inicia al sujeto en la escritura como medio de comprensión y expresión para el sordomudo.

Desmutacion progresiva

Conlleva deletreo, pronunciación, lectura elemental, conversación y diario hablado

Complementaria

Estas dos etapas anteriores se finaliza con una de apoyo que se amplia las lecturas, el diario escrito, inicio de la aritmética y complementos gramaticales según las posibilidades de cada alumno.

Con el desarrollo de estas etapas se consiguen poner las bases para el aprendizaje escolar de los niños sordos.

Victima de la mentalidad de su tiempo, será relegada tanto su persona como su obra, perjudicando el desarrollo de la enseñanza de los sordos.

Ninguno de sus hermanos en el monasterio quiso continuar su obra e incluso tuvieron interés en ocultarla.

Varias son las hipótesis estructuradas, una de las razones parece ser los orígenes bastardos de su fundador y lo peligroso de su contenido, sus practicas chocaban con la mentalidad aristotélica de la incapacidad del sordo para poder hablar, que era la mentalidad dominante en la época.

Los cuadernos y los papeles del primer maestro de sordos permanecen ocultos durante varios siglos, apropiándose de ellos Juan Pablo Bonet y Ramírez Carrión.

Su doctrina se extiende por toda Europa, atribuyéndoles el prestigio de ser los inventores de la primera escuela de sordo-mudos, siendo así que su verdadero fundador había sido Pedro Ponce de León en el Monasterio de Oña de Burgos.

En 1839 aparece la obra inédita de Ponce de León, este acontecimiento es considerado por los profesores del Colegio Nacional de Sordos de Madrid, como un hecho memorable y de igual modo es valorado por el Director del Instituto de Sordos de Paris.

Compilado por: Ana Gonzalez 14/05/2016
Fuente: htmlrincondelvago.com