La psicosis es una afección mental que perturba gravemente a la personalidad y que se caracteriza por síntomas que revelan trastornos de conducta importantes. El sujeto psicótico es prisionero de un universo accesible sólo a él y sufre de un estado más o menos acentuado de despersonalización. Pueden acompañar a las psicosis diferentes tipos de alucinaciones o delirios.

Esta afección mental se produce en una persona que no está en contacto con su YO SOY. He podido observar que muchas personas que padecen diferentes formas de psicosis sienten ira hacia su progenitor del sexo opuesto. Sufren desde su infancia al no haber sido reconocidos por ese padre o esa madre por lo que eran, e intentan ser otra persona para que se les reconozca. La psicosis se produce cuando la persona llega a su límite mental por no ser ella misma. Desea tanto ser otras personas que pierde por completo el contacto con su SER. En general, la persona psicótica rechaza la ayuda porque prefiere hacer a los demás responsables de su desgracia, en especial a personas del sexo opuesto.

Si padeces psicosis o tienes tendencias psicóticas, debes darte cuenta de una vez por todas de que tú eres el único que puede restablecer el contacto con lo que eres. Cualesquiera que sean los sufrimientos vividos durante tu infancia, nunca es demasiado tarde para librarse de ellos. El medio por excelencia es el perdón verdadero, tal como se describe al final de este libro.

De acuerdo con mis observaciones, este medio tiene resultados extraordinarios y duraderos. Si lees esta descripción para otra persona, debes saber que no puedes resolver este problema por ella, aunque tengas las mejores intenciones del mundo. Puedes sugerirle que lea este texto, pero sin insistir. Por otro lado, puede ser muy benéfico que le hables del amor y la animes a perdonar a su padre o a su madre. Es preferible que quien ayude a la persona psicótica sea una persona del mismo sexo, sobre todo si se trata de un caso avanzado. Véase también locura.

La psicosis es una enfermedad mental mayor, que trastorna gravemente la existencia psíquica de la persona en sus relaciones consigo misma y con el mundo exterior, conllevando la alteración de la consciencia de sí, de los demás y del mundo exterior, de la afectividad, de la inteligencia, del juicio, de la personalidad, lo que se traducirá por un trastorno marcado del comportamiento exterior, ya que el sujeto vive como si fuera extraño a este mundo.

La paranoia y la esquizofrenia son psicosis. Si padezco esta enfermedad, quiero huir de quien soy y escaparme de este cuerpo que no acepto. Me siento tan mal que tengo la sensación de ya no tener identidad, habiéndome dejado invadir por la gente que me rodea. Tengo una débil estima de mí y busco por todos los medios que me quieran y me dediquen atención.

La psicosis puede también estar causada por un acontecimiento en el cual viví un impacto emocional tan grande que quise cortarme de la realidad, ya que mi mental no entiende “¡porqué esto me podía suceder a mí!”. Y oculté estos acontecimientos, emociones en mi subconsciente pero aún están ahí y pronto o tarde deberé enfrentarme con ellos para integrarlos y aprender la lección de vida vinculada a ellos.

Al liberar de su cárcel mental estos acontecimientos que me controlan inconscientemente y que me hacen actuar de modo impulsivo como podré retomar el pleno control sobre mi vida y viviré en paz conmigo mismo. La psicosis infantil, por su parte, puede resultar de una relación perturbada entre el niño y sus padres. Siendo niño, puedo vivir un rechazo vinculado a la rebelión inconsciente de mi madre o porque estoy sometido a revelaciones sexuales demasiado precoces para ser integradas, etc.

Yo, como niño, me encierro en un estado de indiferencia, inercia y estancamiento en cuanto a mi desarrollo mental o me encierro en un mundo aparte que deja de ser comunicable y que sirve de medio de protección. Es como si fuera capaz de hallar mi lugar y de asumirme. Me encierro en una “separación protectora” habiendo vivido un profundo rechazo o una “sequedad afectiva”, y teniendo la impresión de no poder ser lo que mis padres quieren que sea, éstos estando controlados por sus miedos, sus deseos, sus temores, sus fantasmas hacía mí, su hijo.