Cuando no aceptamos algo o lo negamos, automaticamente nos conectamos con un estado de resentimiento. El resentimiento enquistado y agravado acaba produciendo rencor: una desazón, desabrimiento o queja que queda de un dicho o acción ofensiva que puede perdurar largo tiempo y reaparecer cuando se recuerda dicha ofensa.

El tipo de sensación que causa puede ir de una ligera molestia temporal a un profundo malestar que puede dificultar o imposibilitar las relaciones con el ofensor.

Es un linaje de venganza atenuada, que si quiere herir, no es precisamente para mortificar o perjudicar, antes para con la herida lograr el gusto de la satisfacción, desagravio o quizá despertar pruebas de mayor afecto: si quisiera fijarse al resentimiento su lugar en la categoría de las pasiones, se diría que participa tanto de las irascibles, cuanto de las concupiscibles; no es tanto enojo como tristeza y aún amor disimulado.

La psicología del rencor
Dos hombres habían compartido injustamente una celda en prisión durante varios años, soportando todo tipo de maltratos y humillaciones. Una vez en libertad, se encontraron años después. Uno de ellos preguntó al otro: – ¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros? – No, gracias a Dios ya lo olvidé todo – contestó – ¿Y tú? – Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas – respondió el otro Su amigo lo miró unos instantes, luego dijo: – Lo siento por ti. – Si eso es así, significa que aún te tienen preso. (Fabula)

El rencor, es un sentimiento de enfado profundo y persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente.

El origen del rencor puede deberse a varias razones (insulto, abuso de confianza, engaños, ofensas, maltratos). El resentimiento se va acumulando hasta que finalmente se convierte en deseo de venganza. Todos lo hemos padecido en alguna ocasión, adoptando a veces un comportamiento que va en contra de nuestra verdadera personalidad, para soportar los desequilibrios, y angustias que este sentimiento genera. Generalmente, todos vivimos fieles a nuestros patrones de conducta, pero estos no siempre coinciden con las conductas de los demás.

El resentimiento y el rencor necesitan de perdón como enseña este video:

Donde algunos ven una ofensa imperdonable, otros pueden considerarla como algo exento de importancia. Y aunque el acto ofensivo en sí haya sido el mismo, recibirá menos daño aquel que piense que menos importante ha sido.

Si sientes que alguien te ha maltratado injustamente, es la vida quien lo ordenará, pero uno no debe convertirse en juez, solamente debemos de ser responsables de nosotros mismos, modificando los patrones de asociación, teniendo en cuenta de que si alguna persona nos defrauda, no significa que las demás personas también vayan a engañarnos. Nosotros somos únicos, no cometamos el error de intentar que otros piensen como quisiéramos. Nunca la otra persona podrá ser como necesitamos que sea, y existen por tanto numerosas posibilidades de que nos defrauden numerosas veces. Es necesario aprender que todo cambia, y que también nosotros somos capaces aun sin quererlo de defraudar.

Si tomamos la decisión de convertir la amargura, y la rabia profunda en un resentimiento duradero, estaremos fabricando RENCOR, un arma peligrosa que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente impidiéndonos disfrutar de la vida. Y no olvidemos que muchas veces, hace más daño el rencor que las ofensas recibidas.

Interpretación Posible
Si vivo rencor frente a una persona o frente a una situación, siento un profundo resentimiento y tengo ganas de vengarme. Incluso voy a cultivar estos sentimientos negativos, percibiéndome como la persona que estuvo oprimida, herida y que es una víctima. Tengo interés en aceptar con mi corazón los acontecimientos y a girarme hacía el futuro en vez de rumiar el pasado sin cesar; sino, mi corazón se endurecerá y mi cuerpo reaccionará con una dolencia o una enfermedad.