Aristóteles empleó el concepto de separación al referirse a las ideas platónicas. Según Aristóteles, la idea platónica está separada, κεχωρίσθένος, O es separable, /,ω~ίσ- τός , de las cosas sensibles, των αισθητών, de los cuerpos, τω/ σωμ- άτων, de cada ser individual, των καβ’εχαστον .

Aristóteles pone de relieve que en Platón la idea está simplemente «yuxtapuesta» a la cosa. La razón de ello es que las ideas existen aparte de las cosas sensibles, y existir aparte quiere decir estar separadas de tales cosas, es decir, existir en el estado de la «separación». Desde el punto de vista platónico, la interpretación de Aristóteles, que es al mismo tiempo una acusación, no es totalmente justa, pues si las cosas participan de las ideas, no puede hablarse de una separación, o cuando menos de una separación completa.

Pero justamente Aristóteles denuncia la vaguedad de la noción de participación como había denunciado la vaguedad de la noción pitagórica de imitación. Que la noción de participación sea o no vaga no impide, sin embargo, que sea un esfuerzo realizado por Platón para solucionar el problema que plantea una separación estricta entre ideas y cosas sensibles. Pero junto a este esfuerzo platónico hay que mencionar la concepción por Platón de una estructura dialéctica de la realidad, lo cual podría establecer un puente entre cosas sensibles e ideas.

Al criticar la noción platónica de la separación Aristóteles tiene buen cuidado en no adherirse a la doctrina de algunos platónicos, según los cuales las ideas y las cosas sensibles no están separadas, porque las primeras están mezcladas con las segundas. Lo que podría llamarse «la unión de la idea con la cosa» es en Aristóteles más compleja y requiere, entre otras, las nociones de forma y materia.

Por otro lado, el que Aristóteles haya acusado a Platón de lo que podríamos llamar «separatismo de las ideas» no impide que el propio Aristóteles use la noción de separación. Pero ésta se aplica no a la idea, sino a la substancia.

En efecto, la substancia está «separada», porque tiene realidad «por sí misma», sin inherir en otra cosa. Por eso Aristóteles emplea como sinónimos los términos ‘substancia’ y ‘realidad separada’, como pone de relieve E. de Strycker (Cfr. art. cit. en bibliografía) refiriéndose a varios textos aristotélicos (como Met., Ζ 13, 1038 b 23-27; Μ 10, 1087 a 23-24).

Esta realidad separada de la substancia se distingue de la realidad no separada de las modalidades o afecciones. En efecto, para Aristóteles, según indica E. de Strycker, «la inseparabilidad significa la necesidad de ser inherente a otra cosa para poder existir». Por eso puede decir Aristóteles que la física estudia «realidades separadas» (aunque no inmóviles), la matemática estudia realidades inmóviles (aunque no separadas) y la filosofía primera estudia realidades a la vez «inmóviles y separadas» (Met., E 1, 1026a 13-16).

El problema de la separación aparece asimismo al tratarse de la cuestión de la naturaleza del intelecto, especialmente del intelecto activo. Es la cuestión que trata Aristóteles.

Varios autores neoplatónicos se ocuparon del problema de la separación en varios sentidos. Por lo pronto, en el sentido de la separación de las ideas respecto a las cosas.

La solución característica de los neoplatónicos consistió en admitir una serie de «intermediarios». Luego, en el sentido de si el alma está separada del cuerpo, χωριστή του σώματος . Es la cuestión que trata Plotino (por ejemplo, Enn., I, iv, 14) y Precio (Inst. theol., prop. 16 y 17). Lo cual es declarar, como hace Proclo, que lo incorporal tiene su existencia separada de todo el cuerpo, χωριστήν ούσίαν έ’χει πίντος σώματος.

La cuestión de la separación —entendida en otro sentido— desempeña un papel fundamental en diversas concepciones de la abstracción. La abstracción es, en efecto, en alguna medida una separación. Pero se trata de saber en qué medida al abstraer se procede efectivamente a «separar» — si se separa de la cosa, o en la mente.

Por otro lado, la abstracción mediante la cual se aprehende el ente como ente ha sido entendida como una separación que no lleva necesariamente a escindir el ente, de las cosas que son.

La metafísica como «ciencia del ente» se halla «separada» de las demás «ciencias», pero esta separación por la cual la metafísica se convierte en «única» hace de ella asimismo la «ciencia primera».

Los escolásticos, y especialmente los tomistas, se han ocupado con frecuencia de este sentido de ‘separación’.

Compilación del Diccionario de José Ferrater Mora.