Popularmente, la risa y la sonrisa se asocian con la felicidad y el buen humor, sin embargo no constituyen medidas del humor fiables. Según recientes estudios, la risa es un mecanismo de comunicación. De esto se desprende que el factor desencadenante de la risa no es la felicidad o la alegría en sí mismas, sino el hecho de que exista, al menos, otra persona que pueda recibir el mensaje, en forma de balbuceo lúdico. Se ha comprobado que la relación entre la risa en sociedad y la risa en soledad es de 30 a 1. Literalmente, necesitamos que haya más personas, y que se puedan reír, para reírnos.

Estudio de campo

Provine buscó adoptar una «táctica naturalista y descriptiva» para revelar los disparadores subconscientes y las raíces instintivas de la risa. Inicialmente observó a sujetos en su laboratorio, pero encontró que la risa era demasiado frágil, ilusoria y variable bajo escrutinio directo. Por ello, decidió observar la aparición de risa natural y espontánea en la vida diaria. Empezó a escuchar y grabar a escondidas la risa conversacional (aquella que sigue típicamente al discurso de la conversación un segundo después), documentando 1200 episodios, y estudió más tarde los patrones de quiénes reían y cuándo, para analizar sus cualidades. Su conclusión fue que para que se produzca risa es necesaria más de una persona, siendo el elemento mínimo una díada, un hablante y un oyente (excepto en el caso de un espectador que ríe a carcajadas viendo la televisión, por ejemplo). Sorprendentemente, Provine encontró que los hablantes ríen más que sus oyentes. La risa tendía a seguir un ritmo conversacional natural, salpicando el discurso tras declaraciones completas, y especialmente tras cambios de volumen o entonación. Lo más interesante fue que menos de la cuarta parte de los comentarios previos eran realmente humorísticos. Provine sugiere que la risa sincroniza los cerebros del hablante y el oyente, de tal modo que sirve como una señal para las zonas receptivas del lenguaje, tal vez conmutando la activación entre estructuras cerebrales competitivas de la cognición y la emoción.

Las observaciones de estudiantes de interpretación riendo en el momento justo le llevaron a concluir que la risa está bajo un relativamente débil control consciente, y que la risa de aspecto más natural está provocada por mecanismos subconscientes, lo cual explica por qué la actuación de método puede llevar a la reproducción de emociones con mayor efectividad.

Las cosquillas y la risa

Niño riéndose como respuesta a las cosquillas. Provine considera este tipo de comportamientos como un mecanismo de socialización innato, destinado a crear vínculos, que heredamos de nuestros ancestros.

Probablemente, las cosquillas son la forma más antigua y segura de estimular la risa. Las cosquillas y la risa son unas de las primeras formas de comunicación entre la madre y el bebé. La risa aparece entre los tres y medio a cuatro meses de vida, es decir, mucho antes que el habla. Por este motivo, la madre utiliza las cosquillas para estimular la risa del bebé y establecer así una comunicación. La risa a su vez estimula a la madre a continuar haciendo cosquillas, hasta que llega un momento en que el bebé empieza a quejarse, momento en el que la madre se detiene.

Por el mismo motivo que es más difícil reírse en solitario, también es difícil que una persona se haga cosquillas a sí misma. Las cosquillas constituyen una parte importante del juego, de manera que, cuando se le hacen cosquillas a una persona, no sólo intenta escaparse y se ríe, sino que intenta devolverlas. En el proceso de dar y recibir cosquillas, se tiene una especie de programación neurológica que hace que las personas establezcan vínculos, y sucede lo mismo con el sexo. Las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies son zonas cuya estimulación mediante cosquillas produce la risa con mayor facilidad.

La risa es contagiosa

Al igual que el bostezo, la risa es un comportamiento social neurológicamente programado, cuyo origen se encuentra en la necesidad de sincronizar el estado de comportamiento grupal. Es, por ejemplo, el motivo por el que hay una pista de risas en las series cómicas de televisión.​ Cuando oímos a otra persona reírse de algo, inmediatamente nos fijamos en ese algo y lo consideramos más divertido que si esa persona no se ríe, y entonces sonreímos o incluso llegamos a reír.

La risa y el sexo

Tanto los hombres como las mujeres se ríen en la misma medida. No obstante, la situación que produce más risa es cuando un hombre habla con una mujer, o viceversa, y en esta situación la mujer es la que lidera la risa y el hombre el líder de producción de la risa. Al igual que ocurre con el habla, la risa de las mujeres presenta en general un tono más agudo que la de los hombres. Una de las características de los hombres más atractivas para las mujeres es el sentido del humor, aunque no precisamente la capacidad de reírse. Es decir, la mujer busca a un hombre que la haga reír y que no se ría demasiado.

La risa como mecanismo de control de los demás

La relación entre la risa y los sucesos del mundo está modulada por la cultura y la sociedad.​ Actualmente, relacionamos la risa con la idea de «ser feliz y sentirse bien». Sin embargo, Platón y Aristóteles, entre otros autores que escribieron sobre la risa, tenían una visión más oscura sobre ella. Ellos, por ejemplo, encontraban divertidas las ejecuciones públicas, algo que actualmente es políticamente incorrecto, del mismo modo que también se reían, además de con las personas de su grupo, de personas de otros grupos, como por ejemplo, otras etnias o razas. En la actualidad, nuestro propio lenguaje matiza tal diferencia: no es lo mismo reírse con alguien, que reírse de alguien. Para Robert Provine, la risa ridiculizadora es un mecanismo instintivo ancestral diferente de la risa de grupo que servía para modular la conducta de los individuos que no pertenecían al grupo propio, con la finalidad de que éstos se adaptasen y se integrasen en el mismo.La antropóloga Verena Alberti utiliza los términos «risa de acogida» y «risa de exclusión».

Según el científico, esa es la razón por la que la gente ríe en circunstancias embarazosas o desagradables. Afirma que la risa es un instrumento para cambiar el comportamiento de los demás. En una situación embarazosa, como una disputa, la risa representa un gesto de apaciguamiento, una forma de disminuir la ira y la tensión. Si la otra persona logra contagiarse, se disipa el riesgo de confrontación.

Las observaciones de Provine le sugirieron que el rango social determina los patrones de risa, especialmente en el lugar de trabajo; los jefes provocan fácilmente carcajadas de sus subordinados y hacen bromas a costa de ellos, lo que sugiere que el fenómeno es generalmente una respuesta de sumisión al dominio.

La risa como origen del lenguaje

Según Robert Provine, los lingüistas y estudiosos del lenguaje no prestan a la risa la debida atención, mientras que sí lo hacen respecto al papel que juega en la producción del sonido la fisiología de la laringe y de diversas partes de las vías vocales. En sus propias palabras:

La risa forma parte del vocabulario universal humano, y si queremos comprender cómo el cerebro produce el sonido deberíamos analizar comportamientos que todo el mundo tiene de la misma manera; o sea, que estudiar la risa —si queremos comprender el comportamiento humano— será como usar el E. coli, o la mosca de la fruta, para comprender el mecanismo de la genética. En lugar de afrontar la inmensa complejidad de la naturaleza, intentamos concentrarnos en una pequeña molécula, que es una parte, a la que se puede acceder mejor.

Fuentes de este artículo:

Transcripción de una entrevista a Robert Provine por Eduard Punset en RTVE

Morreall, JohnTaking laughter seriously

Ficha personal de Marina Davila-Ross.

Erik K. St. Louis, MD. Crítica de Laughter: A scientific investigationMedscape Today.

Verena AlbertiLa risa como objeto de análisis. Historia. Antropología y fuentes orales.