Desde la mirada ontológica, los juicios son una clase particular de declaración, muy frecuentemente utilizada en la vida de relación, en cualquier ámbito, a la que somos especialmente adictos, y que tendemos a construir de cierta manera peculiar: en automático, sin pensarlo mucho porque así lo sentimos, refiriéndonos a otros juicios formulados anteriormente (nuestros o de terceros) o a partir de la observación de acciones recurrentes de otros en cierto dominio. Son juicios, por ejemplo, «Pedro es gordo», «Esta sala es confortable», «La inflación está bajando todos los meses», «Mi mano es perfecta».

Estos juicios son declaraciones que hacemos acerca de cierto ámbito acotado del mundo, a partir de la observación (o no) de ciertas acciones, con nuestros propios indicadores de significado, parámetros o «estándares» de enunciado, como los denominaremos de aquí en más. Así, si mi estándar de peso es que los hombres «deben pesar» de cierta manera, es decir, guardando cierta relación con una «forma ideal», a Pedro lo considero «gordo», pero en general no recuerdo que en otro contexto, el de los pesos pesados, quizás sea «flaco»…

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Una de las causas más frecuentes de la mala coordinación de acciones entre los miembros de la misma es que los estándares de cada uno son distintos y por ello, juzgan con el mismo juicio a situaciones distintas o con distintos juicios a la misma situación o desempeño personal. «Está bien» o «está mal» no habla tanto de lo que estoy observando como de los estándares que estoy empleando… aun sin enunciarlos!

Otro aspecto interesante es que la emoción que provocan ciertos juicios en nuestros cuerpos es de afirmación, es decir, de certeza cierta, y no de MI juicio según MIS estándares… con lo cual nos posicionamos en el mundo absoluto de lo verdadero /falso en vez de lo válido / inválido o fundado / infundado.

Según este enfoque, los juicios pueden ser válidos o inválidos, según la autoridad que tenga el que lo emite y para qué / para quién lo hace. Por ejemplo, un juicio de mi superior, a quien aprecio y respeto en su competencia (además de acatar en sus decisiones por cumplimiento de las normas organizacionales) cuando se emite acerca de mi desempeño, también es válido porque le doy autoridad para hacerlo.

Este fenómeno es muy interesante porque, frecuentemente, cuando el jefe dice algo que no «nos gusta», creemos que «se equivocó» y no que ése es «SU» juicio !!! Esta observación es muy importante para la vida de las personas – dentro y fuera de las organizaciones – porque sometemos y somos sometidos permanentemente a juicios acerca de nuestro desempeño o del de terceros y sufrimos innecesariamente cuando le otorgamos autoridad a quienes no la tienen – ni en el organigrama, ni en nuestra elección personal.

Por otro lado, y complementariamente, los juicios pueden ser fundados o infundados, según el modo como son construidos y la competencia de quien los formula. Una primera manera de construir los juicios es dejar que salgan naturalmente, es decir, creer que somos capaces de producir juicios fundados espontáneamente , simplemente diciendo los que «sentimos» : a ellos denominamos juicios automáticos. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una situación imprevista y pensamos «Qué torpe!» al observar el desempeño de una persona, estamos produciendo un juicio automático, que informa más acerca de nuestros estándares de tropeza que de lo que hizo el blanco de nuestro juicio. Decimos también que son juicios infundados en el razonamiento y en la observación de los fenómenos con estándares claros para el observador. Otra forma de juicio son las opiniones cuando formuladas con cierta información acerca de la situación, pero necesariamente con competencia en el dominio de acciones en que se realiza el juicio.

afirmaciones-juicios

Todo comienza por distinguir afirmaciones de juicios.

No puedo tener más que una opinión acerca del desempeño del comandante de la aeronave que me aterrizó esta mañana en Aeroparque, porque no tengo competencia en el dominio de acciones conducción de aviones. Entonces, confundo lo que senti durante el proceso con la competencia del señor comandante… Lo mismo ocurre con el cirujano que operó a un pariente cercano o el arreglo que hizo el plomero ayer por la tarde en mi casa. Vivimos en una sopa de opiniones acerca de las habilidades de los mortales que nos rodean – porque de hecho no podemos tener competencia en todos los dominios – y el único problema es que creemos que estamos permanentemente hablando de la realidad tal cual es… Y no podemos evitar tener opiniones acerca del mundo, las personas y las cosas. Sería importante recordar que mis opiniones son sólo mis opiniones y que para coordinar acciones con alguien es inevitable empezar por mis opiniones, pero es conveniente seguir con juicios fundados acerca de la misma.

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Así, sostenemos que es posible construir modos de fundar juicios adecuadamente. Para ello debemos:

* empezar por acotar nuestro juicio a un dominio de acciones restringido y no hacer generalizaciones universalizantes. Decir, por ejemplo, «Antonio es una buena persona» nos puede servir para saber donde estamos parados nosotros en relación a Antonio. Es el puntapié inicial, el handicap en favor o en contra que tiene Antonio con nosotros. Si queremos tomarlo como colaborador para hacer informes que usen el programa Excel de inmediato, debemos empezar a indagar acerca de su desempeño en este dominio. Así, debemos

* seguir indagando acerca de su experiencia en el dominio, ya sea por la observación recurrente directa de las prácticas (no de los juicios del mismo Antonio) o en su defecto.

* recurrir a juicios de terceros que consideremos y/o que sean considerados competentes por otros competentes en la materia, cuando lo anterior no fuera posible, teniendo el cuidado de aclarar los estándares que considero relevantes para las acciones que quiero coordinar.

Entonces, puedo pasar de mi opinión acerca de Antonio como persona a un juicio fundado acerca de cómo serán en el futuro las acciones de Pedro, en el dominio del uso de Excel con precisión y velocidad para mis necesidades. Este es también un aspecto generalmente oculto del lenguaje :

Cuando hacemos un juicio acerca de alguien estamos:
* revelando nuestro estándar acerca de un dominio generalizado o acotado de acciones;
* evaluando acciones hechas en el pasado por mi enjuiciado;
* haciendo suposiciones acerca de la conducta que el mismo podrá tener en el futuro.

Fundar juicios adecuadamente es una condición de posibilidad para la vida social organizada y tiene especial relevancia en la vida de grupos y organizaciones. La apropiación de estas distinciones para la vida cotidiana y la discriminación entre afirmaciones y juicios tiene fundamental importancia en la coordinación de acciones en cualquier ámbito, ya que permite redefinir permanentemente a qué se apunta, a quién le toca emprender ciertas acciones, cuáles son criterios comunes, cuáles no y, en última instancia, a quien se le asigna responsabilidad y si ésta es aceptada. Aunque más adelante volveremos sobre este punto, no queremos dejar de señalar aquí el aspecto emocional de nuestros juicios automáticos: los vivimos como afirmaciones. Por ello, nos resulta dificultoso desprendernos de ellos y buscar los estándares que están implicados en ellos y la posibilidad de construir consenso con otros acerca de la persona o situación que estamos enjuiciando. Ejemplo: » El país está en una profunda crisis

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condiciones básicas para fundar los juicios

Para que un juicio sea fundado es necesario especificar los siguientes puntos:
1.Propósito
Con el propósito, respondemos a la pregunta de cuál es el interés para hacer el juicio, qué es lo que queremos lograr: mejorar un resultado, mejorar una relación u otro. Dicho de otro modo, el propósito tiene que ver con alguna preocupación o compromiso con el futuro respecto a los resultados del accionar en algún ámbito.

2.El ámbito de las acciones
Un juicio debe hacerse dentro de un dominio particular de observación. Cuando se habla de dominio, se habla de identificar el ámbito de interés particular en que una persona o una comunidad pueden tomar acción. Por ejemplo no es lo mismo el juicio de impuntual, en el ámbito de las reuniones de trabajo, que en el ámbito de las reuniones familiares.

3. Estándares
Para poder juzgar si un juicio es fundado, es necesario definir los estándares que indiquen qué tipo y cuántas afirmaciones requerimos para aceptar el juicio como fundado.

4. Acciones recurrentes del pasado
Un juicio fundado está sustentado por una colección de afirmaciones, es decir, una muestra sistemática de hechos del pasado y no una observación circunstancial. El que hace estas afirmaciones, se compromete a proveer evidencia (socialmente aceptada), si es solicitado.

Ejemplo
Comprometido con que cuides tu imagen
Juicio: Yo te encuentro impuntual.
Dominio: En el ámbito de las reuniones de trabajo.
Acciones Recurrentes del pasado

1.La reunión del 4 de noviembre llegaste 15 minutos tarde.
2.La reunión del 11 de noviembre llegaste 20 minutos tarde.
3.La reunión del 18 de noviembre llegaste 12 minutos tarde.
Estándar: Yo encuentro que llegar a tres reuniones de trabajo, más de 10 minutos atrasado, te caracteriza como impuntual.

Compilado por Fabián Sorrentino – viernes, 21 de marzo de 2008, 15:19
Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring.