Todos queremos ser buenos, guapos, altos, simpáticos, atractivos, inteligentes, … y eso es posible, solo cuando tu madre es el juez y tu su pequeño.

Ser capaz de mirarse a uno mismo y aceptar quien eres, con lo que hay y con lo que consideras que no, es un ejercicio necesario para vivir en completitud. Y ser capaz de reírse de uno mismo es una buena estrategia para conseguirlo.

Lo que no aceptamos puede convertirse en:

⃞  Un fallo imperdonable que nos amargue la existencia.

⃞  Un error de la naturaleza que trato de ocultar a toda costa por temor o verguenza.

⃞  Un Aspecto diferenciador de quien soy. Una cualidad que valoro.

⃞  Un Componente de mí mismo que acepto naturalmente y percibo que me define.

Puede ser muchas cosas, pero eso (consciente o inconscientemente), lo decides o lo elijes tú. Acorde al despertar de tu conciencia.
⃞  Si eres un gordo asqueroso o simplemente estas fuertecito (a lo Eric Kartman).
⃞  Si tapas tú calvicie con cortinilla (no, no consigues engañar a nadie) o luces tu brillante calva con orgullo y poderío.
⃞ Si eres el tímido sin habilidades sociales que intenta ser ignorado por miedo al rechazo o el misterioso reservado e inaccesible que no habla pero desprende un halo interesante.

Quien aún siga leyendo, tendrá claro que al final estamos hablando de la autoestima y el autoconcepto y la capacidad de aceptación de quien eres. Y una de las expresiones más claras de poseer una autoestima saludable es ser capaz de reírse de uno mismo.

Y aquí es donde viene el gran truco. Quiero decir que:
– Si bien ser capaz de reírse de uno mismo es síntoma claro de tener una autoestima saludable.
– Reírse de uno mismo hace que consigamos tener una autoestima saludable.
Es la causa y la consecuencia a la vez. El síntoma y el medicamento. Aprende a reírte de ti mismo y aumentarás tu autoestima y confianza.

¿Y cómo lo hago?
Pues receta milagrosa no tengo, pero te dejo algunas ideas que funcionan.
Recuerda esos días fatídicos en los que todo salió mal, y trata de contárselos a alguien. Verás cómo lo doloroso de aquel día se convierte en algo anecdótico.

Días fatídicos
Plántate delante del espejo y mírate, pon muecas, baila como Beyonce y canta todo lo fuerte que puedas. Si eres capaz de perdonarte por lo ridículo que estás, los demás también serán capaces.

Placeres Secretos
Deja de salir con esos amigos con los que no encajas y estás todo el día esforzándote para ser quien deberías ser. Empieza a ser tú mismo y olvídate de no encajar. Busca en entorno que te acepte, no uno en el que tengas que estar luchando por encajar.

niños

Si el final no te gusta, ¿Por qué no cambiar el principio?
Cuando metas la pata, acéptalo. Trata de aprender para la siguiente vez y ríete de lo tonto que eres. No es lo mismo quedarse tirado en la cuneta por no echar gasolina y tener que esperar una hora a que te traigan combustible mientras te repites mil veces lo idiota que eres que grabar un video mostrando que te has quedado tirado y mandárselo a tus grupos de Whatsapp para reíros todos juntos de lo idiota que eres.

Los debería de la vida.
Ríete un rato todos los días. Mirando internet, de las gracias de tu hija, del toca narices de tu jefe o del personaje de un reality show de la televisión. Da igual, acuérdate de reir alguna vez todos los días. Aunque sea de ti mismo.

Resiliencia.
Para quien no este acostumbrado al término, y no le apetezca echar al menos un vistazo al menos a Wikipedia de manera muy resumida viene a ser la capacidad de un individuo para sobreponerse a las dificultades da la vida y salir de manera victoriosa.

Un ejemplo típico es el chaval que nace en un barrio excluido, rodeado de drogas, miserias y desestructuración familiar y consigue convertirse en una persona feliz, formada, con trabajo, con una familia normalizada y con todas las opciones abiertas que la vida puede ofrecer.

Tuve la suerte de coincidir en 2006 en Madrid con Stefan Vanistendael, uno de los padres del concepto de resiliencia y creador del modelo de la casita para explicarla (en principio simplemente una manera de presentación y en la actualidad la base de muchos programas para trabajar la resiliencia).
resiliencia

resiliencia1Como podéis ver, el humor lo sitúa en la segundo piso, como una de las características necesarias para la persona resiliente. En aquel encuentro de 2006, nos mostró otra versión de “la casita” que me gustó más.

El humor eran las columnas que sujetaban la casa desde los cimientos hasta la azotea, como ese pilar necesario en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Y es que, el sentido del humor, ser capaz de reírse de uno mismo es vital en todos los momentos de nuestra vida.

Cuando las cosas salen bien, cuando salen mal, cuando el presente es maravilloso y el futuro prometedor, o cuando el presente esta embarrado y el futuro tiene mala pinta, ríete de ti mismo. De todas formas, simplemente eres un montón de oxígeno, carbono, hidrógeno y unos cuantos componentes más, que durante un breve periodo de tiempo se han combinado para formar un ser humano.

Reproducido de Javier Romero (Fuente Original)