La culpa es la experiencia disfórica que se siente al romper las reglas (familiares, religiosas, naturales, etc.) o por el pensamiento de cometer dicha transgresión declara el Dr Fabián Sorrentino en el entrenamiento para Mentores..

Muchas veces no necesitamos que los demás opinen sobre nosotros o nos digan lo que hemos hecho mal. Ya que algunos somos especialistas en ser verdugos propios. Seguro que has pasado por situaciones como esta. Incluso te habrás encontrado dándole vueltas al asunto, sintiéndote culpable y castigándote por ello. Es muy posible que esa situación ya esté perdonada u olvidada o que ya no tenga arreglo, pero esto no nos impide continuar torturándonos.

La culpa es un factor importante en la perpetuación de síntomas del trastorno obsesivo compulsivo. Tanto en lenguaje especializado, como en el de uso ordinario, la culpa es un estado afectivo en el que la persona experimenta conflicto por haber hecho algo que cree no debió haber cometido (o de manera contraria, por no haber hecho algo que la persona cree debió hacer).

Esto da origen a un sentimiento difícil de disipar impulsado por la conciencia. Sigmund Freud describió esto como el resultado de una pelea entre el ego y el superego. Freud rechazaba el rol de dios como castigador en tiempos de enfermedad o de premiador en tiempos de bonanza. Así, al remover una causa de culpa de sus pacientes, describía otra, la fuerza del inconsciente del individuo que contribuye a la enfermedad. Freud llegó a considerar que “el obstáculo de un sentido inconsciente de culpa[…] es el más poderoso de todos los que se tienen para llegar a la recuperación”.

Para su posterior explicador, Jacques Lacan, la culpa es el acompañante inevitable del sujeto significante quien da cuenta de la normalidad en la forma del orden simbólico.

Alice Miller afirma que “mucha gente sufre todas sus vidas por este opresivo sentimiento de culpa, el sentimiento de no haber vivido a la altura de las expectativas de sus padres[…] ningún argumento puede superar estos sentimientos de culpa, pues estos tienen sus inicios en los períodos más tempranos de la vida, y es de este hecho del que derivan su intensidad.”

Esto puede estar ligado a lo que Les Parrott ha llamado “la enfermedad de la falsa culpa[…] en cuya raíz está la idea de que lo que sientes debe ser real. Si sientes culpa, ¡debes ser culpable!»

El filósofo Martin Buber subrayó la diferencia entre la noción freudiana de culpa, basada en conflictos internos, y la culpa existencial, basada en daños reales ocasionados a otros.
La culpa es asociada comúnmente con la ansiedad. En estados de manía, de acuerdo a Otto Fenichel, el paciente logra aplicar a la culpa el “mecanismo de defensa de la negación por sobrecompensación[…] recreando el ser una persona sin sentimientos de culpa”

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Las Defensas contra la Culpa
Se pueden convertir un aspecto primordial en la personalidad del individuo.

Existen múltiples métodos que se pueden utilizar para evadir la culpa. Estos incluyen:
La represión es usada por el superego y el ego contra los impulsos instintivos, pero en ocasiones es empleada contra el super-ego/conciencia misma.

Si la defensa falla, entonces (en un regreso de lo reprimido) la persona puede sentirse culpable años después por acciones cometidas a la ligera en el pasado.

La proyección es otro mecanismo de defensa con amplias aplicaciones. Puede tomar la forma de culpar a la víctima: la víctima del accidente de alguien más o de la mala suerte puede ser sujeta a críticas, siendo la teoría que la víctima tiene la culpa por haber atraído la hostilidad de otra persona.

De manera alternativa, no la culpa, sino la agencia condenatoria, podrían estar siendo proyectadas en otras personas, con la esperanza de que las acciones propias sean vistas de manera más favorable que en la propia conciencia (un proceso que raya en ideas de referencia).

Alguien que se siente culpable, se convierte en su propio verdugo. Séneca.

¿Por qué hacemos eso? ¿Por qué somos tan duros con nosotros mismos?
¿No sería mejor tratar de arreglar la situación en lugar de seguir dañando nuestra autoestima?

Te invito a hacer este sencillo ejercicio:
Busca algo de tu pasado por lo que aún te sientas culpable e imagina que te cuentan que eso mismo lo ha hecho alguien que quieres (un familiar, amigo…).
¿Qué pensarías de esa persona… acaso no tratarías de comprenderla, de entender por qué lo hizo, de disculparla?
Entonces, ¿por qué no eres capaz de hacer lo mismo con tus propias acciones?

La canción adjunta es una buena herramienta para comprender como juzgarnos a nosotros mismos asertivamente. Escuchala e imagina que te lo dicen a ti, después de haber confesado uno de esos sucesos del pasado por los que aún te sientes culpable.

Reflexiona sobre ello y sin comentarnos la situación: dinos ¿a qué conclusión llegaste?

Busca en esa reflexión ser más comprensivo/a contigo mismo/a, ya que, como dice la canción “¿Quién no tiene algo que ocultar? ¿Quién no esconde una carta entre sus manos?”.

Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red. Y que forman parte del Manual del Mentor del Dr Fabián Sorrentino.