En medicina, se entiende por signo clínico a cualquier manifestación objetivable consecuente a una enfermedad o alteración de la salud, y que se hace evidente en la biología de la persona declara Fernando Gasparoni en el entrenamiento de Coaching de la escuela SerOportunidad (ser.red).

La semiología clínica es la disciplina de la que se vale el médico para indagar, mediante el examen psicofísico, sobre los diferentes signos que puede presentar. Un signo clínico es un elemento clave que el médico puede percibir en un examen, en contraposición a los síntomas que son los elementos subjetivos, percibidos sólo por el paciente.

Por ejemplo: la fiebre (aunque también es un síntoma), el edema, el enrojecimiento de una zona del cuerpo, son signos clínicos. En cambio, el dolor, la astenia, los mareos, son síntomas.

¿Cuáles son nuestras Fuentes?
En los próximos artículos expondremos la mirada de varios autores, con formaciones y creencias diferentes (y todos ellos de fuera de las ramas del Coaching Ontológico y el Mentoring Organizacional), sobre la relación y coherencia existente entre la psique (pensamiento, voluntad, emociones y lenguaje) y el cuerpo. Si observas distinguidamente, cada autor, a su manera, nos propone un camino de auto-descubrimiento y de reencuentro con nosotros mismos; con aquello que hemos resistido, ocultado y aparentemente superado.

Relación entre los órganos y partes del cuerpo con los atributos psíquicos, por Ruediger Dahlke  Del Libro: “La enfermedad como camino”

Aparato genital………..…………………. sexualidad
Boca………………..………………………… apertura
Cabello…………..……..……………..libertad, poder
Corazón…………. capacidad afectiva, emotividad
Dientes………………………agresividad, vitalidad
Encías…………………..……..………… confianza
Espalda………………..………..…………. rectitud
Estómago……………….. sensibilidad, aceptación
Extremidades…….agilidad, flexibilidad, actividad
Garganta……………………………..…… angustia
Hígado.…valores morales, ideología, vinculación
Huesos………………………..…firmeza, disciplina
Intestino delgado………….……reflexión, análisis
Intestino grueso…………… inconsciente, avaricia
Manos………aprehensión, capacidad de manejo
Matriz………………………………………… entrega
Músculos……..…movilidad, flexibilidad, actividad
Nariz…………………energía, orgullo, sexualidad
Oídos……………………………..…….. obediencia
Ojos………………………………… entendimiento
Pene…………………………………….……. energía
Piel…..aislamiento, normas, contacto, delicadeza
Pies…..comprensión, firmeza, arraigo, modestia
Pulmones………contacto, comunicación, libertad
Riñones………………………..…… compañerismo
Rodilla………………………….………… modestia
Sangre……………………………………… vitalidad
Vejiga…………………………..………… distención
Vesícula………………………….……… agresividad

Postulados que establece el Dr. Rüdiger Dahlke.

  • Utilizamos la enfermedad como recurso a modo de coartada para rehuir problemas pendientes.
  • El enfermo no es víctima inocente de errores de la naturaleza, sino su propio verdugo.
  • Los síntomas son manifestaciones físicas de conflictos psíquicos.

Si una persona sufre un desequilibrio en su conciencia, ello se manifestará en su cuerpo en forma de síntoma. Por lo tanto es un error afirmar que el cuerpo está enfermo, enfermo solo puede estarlo el ser humano, por más que el estado de enfermedad se manifieste en el cuerpo como síntoma. En la representación de una tragedia, lo trágico no es el escenario, sino la obra. Síntomas hay muchos, pero todos son expresión de un único e invariable proceso que llamamos enfermedad y que se produce siempre en la conciencia de una persona. Sin la conciencia el cuerpo no puede vivir y por lo tanto, tampoco puede enfermar.

Cuando en el cuerpo de una persona se manifiesta un síntoma, éste llama la atención interrumpiendo, con frecuencia bruscamente, la continuidad de la vida diaria.

Veamos un ejemplo para distinguir entre Signos y Síntomas:

Un síntoma es una señal que atrae atención, interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal. Un síntoma nos reclama atención, lo queramos o no. Esta interrupción que nos parece llegar de afuera nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello hace que empiece la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y dedicación: el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él.

El autor nos invita a pensar en un auto. Imaginemos que vamos viajando en la ruta, y que de repente se enciende un indicador que nos advierte que algo no está funcionando correctamente. ¿nos enojamos con la luz indicadora? ¿Peleamos contra ella por que se apague?… ¿o llamamos a un mecánico para que investigue más profundamente en el auto y solucione la falla. Para que investigue lo que nosotros no podemos ver?

Sería indignante que el mecánico desconecte la señal indicadora de alarma y nos deje con el problema de fondo. Muchas veces es así como actuamos con la enfermedad. Pretendemos apagar el síntoma, sin ir al fondo. Lo que debemos eliminar es la causa, no el síntoma.

Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red. Y que forman parte del Manual del Mentor del Dr Fabián Sorrentino.

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