El que ríe ya ha llegado a la otra orilla, pisa tierra firme después del naufragio. Toma conciencia plena de su seguridad precisamente porque ésta ha sido amenazada.

La risa se ejercita contra lo que tememos, y a veces, contra lo que admiramos. Todos los pueblos sometidos se desahogan inventando chistes que ridiculizan a sus opresores.
De la Revista Lote: Diciembre de 1999

Ninguna sociedad resulta verdaderamente sana y bien ordenada si no es capaz de reírse de sí misma.

De Cervantes a Pinky & Cerebro, de Niní Marshall a Tato Bores, de Caras y Caretas a la Revista Humor. Desde lo formal a lo informal, infinidad de creativos han utilizado la risa como desafío al poder.

Entre ellos hay un autor que nos gustaría destacar. Alguien que dice haber escrito una novela llamada: «El nombre de la Rosa». Que para nosotros, más que una novela, es un tratado sociológico del Poder y la Sociedad.

En ella, un siniestro personaje es responsable de una serie de muertes situadas en una abadía benedictina del siglo XIV. El asesino, justifica su accionar como una voluntad de Dios para impedir que un libro llegara a ser estudiado.

¿Cuál era el misterio de este libro, que podía deparar tan grave desafío al poder?

Se trataba del segundo libro de la Poética de Aristóteles, considerado perdido o jamás escrito. Allí, el filósofo vería en la disposición a la risa una fuerza buena, de valor cognoscitivo, que a fuerza de mostrarnos las cosas distintas de lo que son, nos obliga a mirarlas mejor, a verlas como nunca antes fueron vistas. Una mirada que nos permite alcanzar una poderosa verdad.

umberto-ecoEl Filósofo, argumenta el asesino, elevaba la risa a la condición de arte, convirtiéndola en objeto de filosofía y de pérfida teología: «La iglesia puede soportar la herejía de los simples, que no dejan huella alguna y se consume como se consume el carnaval. Pero que el gesto no se transforme en designio, que esa lengua vulgar no encuentre docta traducción”.

La risa libera al aldeano del miedo al diablo. Pero este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo (tan necesario para el resplandor de Dios) es un acto de sabiduría.

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Molina Campos expresa las palabras de Eco en cada una de sus imágenes…

La risa distrae del miedo. El que ríe, mientras ríe, no le importa morir, pero después, concluida su licencia, la liturgia vuelve a imponerle, según el designio divino, el miedo a la muerte. La ley se impone a través del miedo, cuyo verdadero nombre es temor a Dios. Y de este libro podría saltar la chispa que encendería un nuevo incendio en el mundo, y la risa sería el nuevo arte, ignorado incluso por Prometeo, capaz de aniquilar el miedo.

De este libro podría surgir la nueva y destructiva aspiración a destruir a la muerte a través de la emancipación del miedo…¿y qué sería de los pecadores sin el miedo?».

Siempre, desde el poder, se permite el momento de fiesta, carnaval o feria que descarga los humores y evita que se ceda a otros deseos y ambiciones. Pero siempre y cuando la risa sea tomada como debilidad, como rasgo de inferioridad, como distracción del pobre o licencia del borracho.

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Frases de la Novela: “…este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo es un acto de sabiduría…”. “…Quizá la tarea del que ama a los hombres consista en lograr que éstos se rían de la verdad, lograr que la verdad se ría, porque la única verdad consiste en aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad…”

En el país, los ideólogos e intelectuales de lo instituido han militado en defensa de lo serio, solemne y aburrido, atributos exclusivos e indispensables de lo «culto». Siempre loqueando con el poder, su actitud parece más una excusa para detentar un conocimiento y una autoridad que los privilegie sólo a ellos y evite que sus beneficios se extiendan a las mayorías. Y ahí los vemos, en las revistas de moda, como bufones del poder, ejerciendo desvergonzadamente su alegría obscena.

Pero aún en las peores épocas, a la cultura oficial, al tono serio y religioso del poder, siempre se le ha opuesto una visión del mundo, del hombre y las relaciones humanas totalmente diferente y deliberadamente no-oficial. Se trata de esa siempre viva y entusiasta tradición que ha existido a lo largo de los siglos, bajo las infinitas formas y manifestaciones de la risa. Y es el poder, sin atributos divinos hoy, el primer interesado en que la relación de dominio siga siendo tomada en serio.

Hay que valerse de la risa para desarmar la seriedad culpabilizante del sistema; y a la carcajada desfachatada del poder, oponerle la seriedad del que no admite ser objeto de su burla. La risa exculpa. Si no cura el mal, al menos nos permite desautorizarlo, perderle respeto, emanciparnos de él.

Sobre una Nota Original de Natalia Caride, con aportes de Fabián Sorrentino.

Fuentes de Investigación:
Revista Lote: Diciembre de 1999 | La construcción simbólica de la ciudad: sociedad, desastre y comunicación. De Rossana Reguillo Cruz