Compilado por Fabián Sorrentino – viernes, 21 de marzo de 2008, 15:19

Hace ya bastante tiempo que se ha detectado y descripto un mecanismo de conducta en el que las personas obtienen un beneficio extra por el padecimiento de algo.

Este beneficio extra es la ventaja que la persona o sus familiares obtienen a partir de la misma. Por ejemplo, una prolongación de la licencia laboral por declararme e»enfermo», compensaciones económicas por trabajos fuera de hora, favores especiales por complacer a otros, aún en contra de mi propia voluntad, etc.

Todas las cosas que hacemos, aunque los demás las consideren erradas, es porque en nuestro imaginario le encontramos un beneficio secundario. Por ejemplo: Quienes desean llamar la atención suelen llegar tarde a todos lados… ¿Para qué? Simplemente para hacerse notar, ellos saben que llegar tarde es incorrecto sin embargo su necesidad de llamar la atención es más grande que esto.
No encuentran un mejor camino poderoso para pedir amor y ser tomado en cuenta que este, por lo tanto…
el peligro que implica esto para la persona es muy grande, ya que de antemano no está tomamos conciencia como para ver que luego este acto, se nos terminará volviendo en su contra…

El enojo encubierto a través de los estados depresivos se prestan frecuentemente a alguna forma de beneficio secundario. Es conveniente identificar lo más objetivamente posible en que consiste el beneficio por el cual la persona se inclina por continuar con esa conducta.

El beneficio secundario apunta a un objeto definido, un objetivo claro para la persona. La licencia laboral con goce de sueldo, la jubilación anticipada o una indemnización por hacerse hechar son los casos más comunes en el ámbito laboral de una clara conducta irresponsable. Hablando con propiedad, beneficio secundario se obtiene respecto de algo formal o legal.

Los coaches, metores y profesionales de salud debemos estar alerta de la «instalación» de los beneficios secundarios en la cultura organizacional ya que esto implica mentiras, manipulaciones y es una forma velada de estafa en la que cuando el profesional no la detecta a tiempo terminará convirtiéndose en complice.