El cólico es una contracción o contracciones resultantes de una gran tensión interior, una situación que me hace perder seguridad y que me ponen tan nervioso que aparece la congestión intestinal, los dolores del estómago, de los canales glandulares y de las vías urinarias. Dudo de mis capacidades, carezco de confianza en mí, tengo miedo de no estar a la altura, ignoro cómo hacer para resolver un problema.

Un ejemplo típico que se refiere a los cólicos del recién nacido, es el mío cuando, como madre, tengo miedo de no cuidar bien de mi bebé correctamente, de no hacer suficientemente.

El bebé siente interiormente mi ansiedad y se vuelve, a su vez, inquieto (el niño que sufre de cólico debe estar rodeado de calma, paciencia y amor). Acepto que en la vida, todo suceda para lo mejor.

Por lo tanto, suelto, hago todo mi posible con amor. Lo que veía como problemas e inseguridades se vuelve sencillamente experiencias que me ayudan a proseguir mi evolución y a crecer.

Ejercicios de respiración, relajación y meditación pueden ayudarme a tomar contacto con mí ser interior, a realizar todas las fuerzas que están en mí y hacer desaparecer mi impaciencia frente a una persona o una situación que me irrita.