La fonética, palabra originada etimológicamente en el vocablo griego “phonetikós” está integrada por “phoné” con el significado de voz. Es una disciplina gramatical cuyo objeto de estudio son los sonidos del lenguaje, en cuanto a su producción, a su articulación, características acústicas y rasgos que diferencian unas lenguas de otras. Además establece el repertorio de sonidos, siempre teniendo en cuenta no los sonidos ideales que son estudiados por la fonología, que además se ocupa de la función de los sonidos del lenguaje, los fonemas, dentro de la comunicación humana; sino los reales, los que se escuchan cuando son expresados oralmente.

Para obtener la representación de los sonidos con exactitud científica se utilizan un conjunto de signos, que conforman el alfabeto fonético, que algunas veces coincide y otras no, con el alfabeto usual.

En una situación de habla se distinguen tres tipos de fonética: 1. al emitir el mensaje, encontramos la fonética articulatoria, que se ocupa de analizar cómo se produce el sonido que sale por la boca; 2. en el segundo momento, nos encontramos con la fonética acústica que se ocupa del sonido ya producido en cuanto a sus propiedades físicas y acústicas; 3. finalmente, la fonética perceptiva, interpreta y decodifica el mensaje recibido, del modo en que es captado por el oído.

Hay lenguas en las que el lenguaje escrito y el oral son más parecidos. Son las llamadas fonológicas, tal es lo que ocurre con el español, aunque no son exactamente una reproducción una de la otra. En las lenguas que respetan más la etimología de las palabras, como el inglés y el francés hay mayor discordancia entre el alfabeto gráfico y el fonológico.

La fonología puede detectar y corregir errores en la pronunciación de la propia lengua, y especialmente cuando se estudian lenguas extranjeras.

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