Según Wikipedia – Martin Heidegger (Messkirch, Alemania,26 de septiembre, 1889 – Todtnauhaberg, Alemania, 26 de mayo, 1976) fue un filósofo alemán. Estudió teología católica, y luego filosofía en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, donde fue alumno de Husserl, el fundador de la fenomenología. Comenzó su actividad docente en Friburgo en 1915, para luego enseñar durante un período (1923-28 en Marburgo. Retornó a Friburgo en ese último año, ya como Profesor de Filosofía.

Influyó muy especialmente en la obra de la filósofa Hannah Arendt. El estilo didáctico y escritural de Heidegger en «Ser y Tiempo», influyó en el estilo que utiliza Jean-Paul Sartre en «El Ser y La Nada», e incluso en el de Jacques Lacan cuando redacta sus «Escritos».

Ahora bien, la obra de Heidegger aborda, al tratar problemas ontológicos, también problemas de tipo semiótico, es de este modo que influye directamente en los hermenéuticos: Paul Ricoeur, Rudiger y Hans-Georg Gadamer.

Períodos de su obra

La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos distintos, por lo que es habitual hablar de dos etapas o momentos en su pensamiento:

Momento en que se sirve de la analítica existencial como instrumento o «prolegómeno» para una nueva metafísica.
Un segundo periodo en el que, como el propio autor señala, concibe su pensamiento como el desarrollo de una «historia del ser». El objetivo fundamental de esta «historia del ser» radica en la comprensión de los vínculos entre el desarrollo de la cuestión del ser en la filosofía y la historia de Occidente.
En consecuencia, en ámbos períodos hay un mismo objetivo unificador: la elaboración de un nuevo concepto de «ser».

El primero viene marcado por su principal obra, Ser y tiempo (1927), en que hace un estudio de la existencia humana en el que confluyen tres tradiciones filosóficas: Historicismo (Dilthey), Irracionalismo (Kierkegaard) y Fenomenología (Husserl).

En la segunda etapa de su pensamiento, el filósofo estudia la historia de la metafísica como proceso de olvido del ser, desde Platón, y como caída inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente tan sólo, éste termina por aparecer vacío).

De esta época son especialmente interesantes las obras en que revisa la historia de la Filosofía, a través de las que irá aflorando una «nueva metafísica» que, en realidad, ya estaba en germen en Ser y tiempo, sólo que allí permaneció oculta entre los diversos y penetrantes análisis antropológicos que llevó a cabo.

Sus Obras Clave

En su obra Ser y tiempo, pese a quedar incompleta, Heidegger plantea buena parte de las ideas centrales de todo su pensamiento. En ella, el autor parte del presupuesto de que la tarea de la filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no de los entes, entendiendo por «ser» (aunque la definición de este concepto ocupa toda la obra del autor, y es en cierto sentido imposible), en general, aquello que instala y mantiene a los entes concretos en la existencia.

En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente privilegiado al que interrogar por el ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una específica relación de reconocimiento con él. La forma específica de ser que corresponde al hombre es el «Ser-ahí» (Dasein), en cuanto se halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «Ser-en-el-mundo».

La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto encerrado en sí mismo que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su relación con el mundo, que es además práctica («ser-a-la-mano») antes que teórica («ser ante-los-ojos»). Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la existencia, es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que olvide el ser en nombre de los entes concretos.

La dimensión temporal del ser, en cuanto proyecto del «ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «ser-para-la-muerte»), sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior movimiento hermenéutico.

Otras obras

¿Qué es metafísica? (1929)
Kant y el problema de la metafísica (1929)
De la esencia de la verdad (1943)
Carta sobre el humanismo (1947)
Sendas perdidas (1950)
¿Qué significa pensar? (1952)
Introducción a la metafísica (1953)

Vínculos con el Nazismo

Su eminencia dentro de la filosofía continental se ha visto marcada por la polémica, sobre todo la de su adhesión al partido nazi, manifestada en el discurso que pronunció en la toma de posesión de la cátedra en la Universidad de Friburgo (1933). La renuncia a la cátedra, muy poco después de ocuparla, no evitó que en 1945 fuera destituido como docente en Friburgo, tras la ocupación de Alemania por los aliados tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Sólo en el año 1952 se reincorporó, si bien su actividad académica fue ya mucho menos constante. Aunque recibió de algunos de sus discípulos, como Herbert Marcuse, la sugerencia insistente de que se retractara públicamente de su discurso de 1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca quiso dar explicaciones.

Si bien para algunos es imposible abordar su obra sin reservas, la mayoría de filósofos y estudiosos actuales prefieren tomar el trabajo de Heidegger en su sentido estrictamente filosófico, que no resulta menos controvertido. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza, sobre todo por Carnap. Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones entusiastas: así, la filosofía francesa de las décadas de 1960 y 1970 (Derrida, Lévinas, Ricoeur) admiró la capacidad de precisión de su lenguaje, así como su aportación al discurso humanístico.

Tal vez sea oportuno cerrar este segmento con un comentario de Jean Beaufret cuando se le preguntó que pensaba acerca del nazismo de Heiddeger. «Pensamos que si bien Heiddeger nunca hizo nada que pudiera motivar las imputaciones que se le hacen… es alguien que se sale lo suficiente de lo común para suscitar en contra suya la conjura de los mediocres en nombre de la mediocridad. Según pienso … es simplemente caritativo no entrar en mayores detalles.» (Jean Beaufret, Al encuentro de Heidegger).

Compilado por Beth Ludojoski – viernes, 21 de marzo de 2008, 15:19