Se tiene un método cuando se sigue un cierto «camino», ddός, para alcanzar un cierto fin, propuesto de antemano como tal. Este fin puede ser el conocimiento o puede ser también un «fin humano» o «vital»; por ejemplo, la «felicidad». En ambos casos hay, o puede haber, un método. En este sentido decía Platón que hay que buscar el camino más apropiado para alcanzar el saber (Soph., 218 D), y cuando se trata del más alto saber, el camino o circuito más largo (Rep., VI, 504, Β – E), ya que el más corto sería inadecuado para tan elevado fin. También en este sentido hablaba Aristóteles del método a seguir en «ética» (Cfr., por ejemplo, Eth. Nie., V, 1, 1129 á 6). En el presente artículo nos confinaremos al método en filosofía y ciencia y, en general, en el conocimiento. El método se contrapone a la suerte y al azar, pues el método es ante todo un orden manifestado en un conjunto de reglas. Se podría alegar que si la suerte y el azar conducen al mismo fin propuesto, el método no es necesario, pero se ha hecho observar que: (1) ni la suerte ni el azar suelen conducir al fin propuesto; (2) un método adecuado no es sólo un camino, sino un camino que puede abrir otros, de tal modo que o se alcanza el fin propuesto más plenamente que por medio del azar y la suerte, o se alcanzan inclusive otros fines que no se habían precisado (otros conocimientos, u otro tipo de conocimientos, de los que no se tenía idea o se tema solamente una idea sumamente vaga); (3) el método tiene, o puede tener, valor por sí mismo. Esta última observación tiene pleno sentido especialmente dentro de la época moderna, cuando las cuestiones relativas al método, o a los métodos, se han considerado como centrales y como objeto a su vez de conocimiento : como tema de la llamada «metodología».

En el llamado «saber vulgar» hay ya, casi siempre de modo implícito, un método, pero este último cobra importancia únicamente en el saber científico. En efecto, en este último tipo (o tipos) de saber el método se hace explícito, pues no solamente contiene las reglas, sino que puede contener asimismo las razones por las cuales tales o cuales reglas son adoptadas. Durante un tiempo ha sido común considerar que los problemas relativos al método son problemas de una rama llamada «metodología» y que ésta constituye una parte de la lógica. Se ha dicho asimismo que la lógica en general estudia las formas del pensamiento en general, y la metodología las formas particulares (especialmente, las «aplicables») del pensamiento. Hoy día no suelen aceptarse estas concepciones del método y de la metodología; en todo caso, no se considera que la metodología sea una parte de la lógica. Por una parte, puede hablarse también de «métodos lógicos». Por otro lado, las cuestiones relativas al método rozan no sólo problemas lógicos, sino también epistemológicos y hasta metafísicos.

Una de las cuestiones más generales, y también más frecuentemente debatidas, con respecto al método, es la «relación» que cabe establecer entre el método y la realidad que se trata de conocer. Es frecuente estimar que el tipo de realidad que se aspira a conocer determina la estructura del método a seguir, y que sería un error instituir y aplicar un método «inadecuado». Desde este punto de vista puede decirse que la matemática no tiene el mismo método (o los mismos métodos) que la física, y que «sta no tiene, o no debe tener, los mismos métodos que la historia, etc. Por otro lado, ha sido aspiración muy frecuente la de hallar un método universal aplicable a todas las ramas del saber y en todos los casos posibles método que cabe relacionar con el ideal de un «lenguaje universal». Pero sea cual fuere la concepción del método que se mantenga, hay en todo método algo común: la posibilidad de que sea usado y aplicado «ροϊ cualquiera». Esta condición fue establecida con toda claridad por Descartes, cuando en su Discurso del método indicó que las reglas metódicas propuestas eran reglas de invención o de descubrimiento que no dependían de la particular capacidad intelectual del que las usara. Es cierto que un método dado puede ser usado mejor o peor, pero ello tiene poco que ver con el método mismo. En otros términos, no hay «métodos individuales»; los que se llaman tales son simplemente «costumbres» o «procedimientos».

Aunque los antiguos se habían ocupado de algún modo de cuestiones de método, la investigación acerca del método, de su naturaleza y formas, alcanzó auge suficiente solamente en la época moderna, cuando se quiso •encontrar un «método de invención» distinto de la mera «exposición» y •de la simple «prueba de lo ya sabido». En este sentido hay una diferencia básica entre método y demostración. Esta última consiste en hallar la razón por la cual una proposición es verdadera. El primero, en cambio, trata de hallar la proposición verdadera. Por eso decía Descartes que su Discurso fue escrito «para bien conducir la razón y buscar la verdad en las ciencias». En rigor, el método de que hablaba Descartes es «método para», y las reglas sentadas a tal efecto son asimismo «reglas para». Son, para referirnos a otro título del mismo autor, «reglas para la dirección del espíritu». Cierto muestra en ocasiones se incluía en el método la demostración de la verdad. Así, por ejemplo, en la Logique de Port-Royal, Parte IV, Cap. 2, el método es definido como «el arte de bien disponer una serie de diversos pensamientos, ya sea para des- cubrir una verdad que ignoramos, ya para probar a otros una verdad que conocemos». Pero propiamente el método en casi todos los autores de esta época tuvo por finalidad lo expresado en la primera parte de esta definición, y sólo secundariamente se refirió asimismo a la última. Por eso Descartes decía que «el método es necesario para la investigación de la verdad» ( Regulae, IV ). Esta opinión era compartida por casi todos los autores de la época que se consagraron al problema del método, y en rigor, por casi todos los autores modernos. Desde este punto de vista, hubo comunidades de propósitos en Francis Bacon, Galileo y Descartes, cualesquiera que fuesen las divergencias que mantuvieran con respecto al contenido del método.

Hemos indicado antes que no hay métodos individuales y que todo método es «universal», aun cuando pueda en principio estar limitado a ciertos fines. Importa agregar que ello no excluye la persona del investigador en cuanto investigador. En efecto, se postula un método solamente porque hay seres que llegan al convencimiento de que lo necesitan. En este sentido, pero sólo en este sentido, puede decirse que hay en todo método algo de «personal».Puede hablarse de métodos más generales y de métodos más especiales.

Los métodos más generales son métodos como el análisis, la síntesis, la deducción, la inducción, etc. Los métodos más especiales son sobre todo métodos determinados por el tipo de objeto a investigar o la clase de proposiciones que se propone descubrir. Dada la índole de la presente obra, aquí nos interesan sobre todo los que se han llamado «los métodos de la filosofía». En efecto, la filosofía se ocupa no sólo de cuestiones relativas a la naturaleza del método, sino que también se pregunta si hay o no algún método más adecuado que otros para el propio filosofar. A continuación enumeraremos varias propuestas hechas sobre los métodos filosóficos. Algunos de los métodos citados no son específicamente filosóficos. Debe observarse, por otro lado, que con frecuencia un mismo filósofo •—aun uno que ha propugnado un determinado método frente a otros— ha combinado varios métodos.

Por un lado puede hablarse de los siguientes métodos: (1) Método por definición; (2) Método por demostración —bien que, según vimos, la demostración misma no sea propiamente un método—; (3) Método dialéctico; (4) Método trascendental; (5) Método intuitivo; (6) Método fenómenológico; (7) Método semiótico y, en general, «método lingüístico»; (8) Método axiomático o formal; (9) Método inductivo. En lo que toca a las combinaciones de métodos a que hemos aludido antes, observaremos que Platón usó a la vez un método por definición y un método dialéctico; que Kant usó el método deductivo y el trascendental; que Hegel usó el método dialéctico y el deductivo; que Bergson ha empleado el método intuitivo y el método inductivo, etc.

García Bacca estima que hay siete métodos o «modelos de filosofar»: el de Platón —modelo «trascendente simbólico»—; el de Aristóteles —»analítico»—; el de Santo Tomás —»teológico»—; el de Descartes —»inmanente»—; el de Kant —»trascendental»—; el de Husserl —»fenomenológico»—; el de Heidegger — «existencial». Dicho autor precisa la naturaleza de cada uno de estos métodos por medio de una interpretación de lo que en cada uno de ellos significa la «vida», desde la tímida introducción por Platón de los «seres vivientes» hasta el papel fundamental desempeñado en Heidegger por la «existencia».

Según Richard McKeon, hay tres métodos filosóficos fundamentales, cada uno de los cuales da origen a un tipo peculiar de filosofía: (1) Método dialéctico (Platón, Hegel, etc.), consistente en suprimir las contradicciones —en el proceso de la Naturaleza o de la historia, en los argumentos lógicos, etc.— y en subsumirlas en «totalidades». Con ello se niega la posibilidad de sustancias o de principios independientes entre sí. (2) Método logístico (Demócrito, Descartes, Leibniz, Locke) consistente en afirmar la existencia de principios (cosas, leyes, signos, etc) y en deducir a partir de ellos el resto. Aquí se presta gran importancia a la definición y unívoco carácter de las «naturalezas simples» o de los términos básicos empleados, y se rechaza todo «holismo» y todo «organismo». (3) Método de indagación (Aristóteles, Francis Bacon, etc.), consistente en usar una pluralidad de métodos, cada uno de ellos adecuado a su objeto, área o ciencia, con atención principal a los resultados obtenidos y al progreso del conocimiento. McKeon agrega a este respecto tres observaciones. 1. Cada uno de estos métodos (que son propiamente «metafilosofías») pretende dar razón de los otros. Así, el método dialéctico emplea la dialéctica para las pruebas formales; el logístico da cuenta formalmente de razonamientos dialécticos; el de la indagación considera que dialéctica y logística son formas abstractas a las cuales hay que dar un significado por medio de los resultados de la indagación. 2. Cada uno de estos métodos tiende a emplear una cierta clase de principios.

El método dialéctico emplea los principios «comprensivos» (que reconcilian diferencias y conflictos ) ; el método logístico, los principios simples (obtenidos por medio de un análisis de los todos en elementos componentes); el método de la indagación, los principios reflexivos (conseguidos mediante reducción de un problema o tema a un todo suficientemente homogéneo e independiente para permitir una solución). 3. Cada uno de los métodos y cada uno de los principios está ligado, además (aunque no necesariamente), a un grupo de temas y a un conjunto de intenciones o propósitos. De hecho, método, principio, tema y propósito son para McKeon los cuatro principales determinantes de cada filosofía en el sentido «perifilosófico» de esta expresión. Decimos ‘perifilosófieo’, porque este estudio de los métodos puede relacionarse con el estudio de las formas de pensar (que de alguna forma son «métodos»).

Según I. M. Bochenski, hay cuatro métodos capitales en el pensamiento contemporáneo: el fenomenológico; el semiótico ( especialmente semántico ) ; el axiomático; y el reductivo (el cual incluye el reductivo inductivo y el reductivo no inductivo). Puede asimismo hablarse de dos grupos de métodos: el método causal y el formal, por un lado; y el método matemático-formal y el genético-funcional por el otro. El método causal se ocupa de procesos; el formal, de formas; el matemático formal, se vale de formalización; el genético-funcional subraya la continuidad de las relaciones causa-efecto ( genéticas ) y de las relaciones de medio a fin (funcionales ).

De un modo más general se puede hablar asimismo de métodos racionales en contraposición con métodos intuitivos, así como de un «método de la razón vital», de que ha hablado Ortega y Gasset. Puede verse con todo ello que la cuestión del método, aun limitado al método filosófico, tropieza de inmediato con la existencia de una pluralidad de métodos. Por un lado, ello parece un grave inconveniente, porque sigue latiendo el ideal de un «método universal». Por otro lado, la pluralidad de métodos puede responder a la pluralidad de caminos para hallar proposiciones verdaderas, y aun puede imaginarse que sólo una pluralidad de métodos puede ser fecunda.

Sobre método filosófico: R. G. Collingwood, An Essay on Philosophical Method, 1933.

— Euryalo Cannabrava, Elementos de metodología filosófica, 1956.

— Jorge Millas, «El problema del método en la investigación filosófica», Philosophy and Phenomenological Research, IX ( 19481949), 595-608.

— Richard McKeon,»Philosophy and Method», The Journal of Philosophy, XLVIIII (1951), 653-82; hay ed. separada, 1951.

— G. Vailati, 17 método della filosofía,1957, ed. F. Rossi-Landi.

— Sobre los métodos en general ( especialmente los contemporáneos en las ciencias): J. Piaget, Introduction à l’épistémologie génétique, 3 vols., 1950.

— N. Wiener, F. C. S. Northrop et al, Structure, Method, and Meaning, 1950

[homenaje a H. M. Sheffer, con otros trabajos sobre la noción lógica de es-

tructura y temas afines por varios autores].

— I. M. Bochenski, Die zeitgenössischen Denkmethoden, 1954, 2″ ed., 1959 (trad. esp.: Los métodos actuales del pensamiento, 1957).

—· C. H. Kaiser, An Essay on Method,1952.

— Rupert Crawshay-Williams, Methods and Gritería of Reasoning,

1957 (esp. Caps. I, XII).

— Justus Buchler, The Concept of Method, 1961.

— Sobre método en metafísica:

Johannes Hessen, Die Methode der Metaphysik, 1932.

— N. Balthasar,La méthode en métaphysique, 1943.

— R. J. Henle, Method in Metaphysics, 1951.

— Sobre método en matemática y lógica: J. M. C. Duhamel, De la méthode dans les sciences duraisonnement, 1882.

— O. D. Holder, Die mathematische Methode, 1924.

— Morris R. Cohen y E. Nagel, An Introduction to Logic and Scientific Method, 1934.

— Alfred Tarski, O logice matematycznej i metodzie dcdiikcyfnej, 1936. Trad, alemana: Einführung in die mathematische Logik und in die Methodologie der Mathematik, 1937. Trad, inglesa revisada y ampliada: Introduction to Logic and to the Methodology of Deductive Sciences, 1941, 2″ ed., con ligeras correcciones, 1946. Trad. esp. a base de la 2* ed. inglesa y parte de la edición alemana de 1937: Introducción a la lógica y a la metodología de las ciencias deductivas,1951.

— Max Black, Critica ! Thinking: An Introduction to Logic and

Scientific Method, 1946.

— Sobre método en la ciencia natural: T. Percy Nunn, The Aim and Achievement of Scientific Method, 1907.

— Henri Poincaré, Science et Méthode, 1908 (trad, esp.: La ciencia y el método, 1910).

— C. D. Broad, ScientificThought, 1923.

— A. D. Ritchie, Scientific Method. An Inquiry into the Character and Validity of Natural Laws, 1923.

— V. Kraft, Die Grund-formen der wissenschaftlichen Methoden, 1926.

— Elio Baldacci, Del método nella scicnza, 1947.

— Maurice Gex, Méthodologie, 1947.

— Amir Mehdi Badi, L’idée de la méthode des sciences. I: Introduction, 1953.

—E. Simard, La nature et la portée de la méthode scientifique, 1956.

— P.Filiasi Carcano, La metodología nel rivarsi del pensiero contemporáneo,

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— G. Schlesinger, Method in the Physical Sciences, 1962.

— Sobre método en las ciencias sociales: D. C.

Culver, Methodology of Social Research. A Bibliography, 1936.

— Félix Kaufmann, Methodenlehre der Sozialwissenschaften, 1936 (trad, esp.:

Metodología de las ciencias sociales, 1946).

— Sobre sistema y método:O. Ritschl, System und systematische Methode, 1906.

— Sobre método psicológico y método trascendental : Max Scheler, Die transzendentale und die psychologische Methode, 1900.

—Método en varios autores y épocas: Maurice Vanhoutte, La méthode ontologique chez Platon, 1956 [especialmente sobre método dialéctico platónico].

— Neal W. Gilbert, Renaissance Concept of Method, 1960.

— Ralph M. Blake, Curt J. Ducasse, Edward

H. Madden, Theories of Scientific Method. The Renaissance Through thé Nineteenth Century, 1960 , E. H.Madden, ed.

— L’. J. Beck, The Method of Descartes: À Study of the Regulae, 1952.

— La mayor parte de los textos citados en la bibliografía del artículo LÓGICA, especialmente los de los que sostenían que estos fines son la llamada tendencia metodológica, contienen también capítulos sobre métodos en las ciencias. La primera parte de la revista Méthodes (desde 1949) está consagrada a la metodología (la segunda parte está dedicada a la lógica simbólica).

Compilado por Abasuly Reyes – lunes, 5 de septiembre de 2011, 14:16
Fuente: Diccionario José Ferrater Mora.