Los morados llevan también el nombre de contusiones. Se trata de un cardenal de color rojo, azulado o negro, que se produce cuando me pego con un objeto duro que aplasta la piel. Esta contusión está relacionada con una expresión reprimida, un dolor mental o una angustia profunda que no verbalizo.

Pueden sobrevenir en los momentos de grande fatiga cuando estoy descentrado. Me siento culpable por alguna razón, quiero castigarme, adopto la actitud de una víctima, carezco de resistencia a los acontecimientos de la vida (predisposición a las contusiones).

La vida me avisa pues instantáneamente que golpeando este objeto, no me dirijo en la buena dirección (poco importa ésta). Habitualmente, el objeto es inmóvil aunque lo golpeo yendo hacia él en vez de lo contrario.

Por lo tanto, me auto – castigo. ¿Miro a dónde voy? ¿Me muevo con dulzura en la vida o tengo tendencia a actuar bruscamente? ¿Estoy bastante atento para seguir o demasiado débil y cansado por mis contusiones y heridas internas que se manifiestan ahora en mi físico? ¿Tengo bastante calma interior?

Debo quizás revisar mis posiciones para ser capaz de evitar los obstáculos que se presentan en mi camino. Debo tomar el control de mi vida. Es muy importante que elija y que asuma decisiones que están en armonía conmigo mismo y mi evolución.