El término musicoterapia, según La Federación Mundial de Musicoterapia, se refiere al uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía, armonía) realizado por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. Tiene como fin desarrollar potencialidades y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.

Proceso en tres etapas: Diagnóstico, tratamiento y evaluación
La primera instancia de diagnóstico, dependiendo los objetivos del terapeuta, sirve, como el nombre de la etapa sostiene, para realizar un diagnóstico, una interpretación clínica, describir, determinar un tratamiento específico para el paciente o evaluar para posteriormente re-evaluar y registrar diferencias.

La segunda etapa del proceso terapéutico es la de Tratamiento, en donde se direcciona el trabajo mediante estrategias para alcanzar las metas propuestas sobre la base de las necesidades, problemas y recursos del paciente revelados durante la etapa diagnóstica. Cada sesión involucra al cliente en algún tipo de experiencia musical.

Bruscia clasifica las experiencias en cuatro tipos:

Improvisación. El cliente crea su propia música cantando o tocando un instrumento.
Re-creación. El cliente canta una canción, o toca una pieza musical ya compuesta, de memoria o leyendo música.
Composición. Se compone sobre la base de estructuras musicales.
Escucha. De música grabada o en vivo.
En la tercera instancia de evaluación se determina si las condiciones del paciente se han modificado mediante el proceso musicoterapéutico.

Historia de la musicoterapia, la utilización de la música como terapia hunde sus raíces en la prehistoria, puesto que se sabe que la música estuvo presente en los ritos mágicos, religiosos y de curación[cita requerida]. Sin embargo, los primeros escritos que aluden a la influencia de la música sobre el cuerpo humano son los papiros egipcios descubiertos por Petrie en 1889.

Fue en la antigua Grecia donde se plantearon los fundamentos científicos Para la musicoterapia es fundamental la llamada teoría del Ethos o teoría de los modos griegos. Esta teoría considera que los elementos de la música, como la melodía, la armonía o el ritmo ejercían unos efectos sobre la parte fisiológica emocional, espiritual y sobre la fuerza de voluntad del hombre, por ello se estableció un determinado Ethos a cada modo o escala, armonía o ritmo.

En la Edad Media destacan 2 teóricos, en primer lugar San Basilio, que escribió una obra titulada Homilía, donde destacaba que la música calma las pasiones del espíritu y modela sus desarreglos.

Severino Boecio reconoce 3 tipos de música: Música mundana: está presente entre los elementos del universo, Música instrumental
Música humana: la música que tenemos dentro de nosotros.

Diferencias entre la educación musical y la musicoterapia
Uno de los grandes problemas a la hora de conceptuar el término musicoterapia es su confusión con la educación musical, un hecho que lleva a pensar erróneamente que el profesor de música es un musicoterapeuta. Algunos autores como Tony Wigram denuncian una mala interpretación de la musicoterapia como una forma de enseñanza musical en relación con el contexto educativo. Sin embargo, otros autores como Kenneth Bruscia afirman que existe un área de práctica educativa en la musicoterapia, esta ambigüedad para establecer los límites entre educación musical y musicoterapia provoca una reacción de la rama clínica médica más ortodoxa de la musicoterapia, que en muchos casos niega la relación entre educación musical y musicoterapia. Hay 8 diferencias:

En educación musical la música se usa como un fin en sí mismo (enseñamos a tocar un instrumento) pero en la musicoterapia, la música se usa como un medio para producir cambios.
En educación musical tenemos un proceso cerrado e instructivo que está basado en un currículo, en musicoterapia, el proceso es abierto, experimental, interactivo y evolutivo.
En educación musical los contenidos se dividen en temas que quedan descritos en el currículo, por su parte, los contenidos en musicoterapia son dinámicos y se van creando a lo largo del proceso.
Los objetivos en educación musical son generalistas y universales con poca diferenciación pero en musicoterapia los objetivos son individuales y particulares.
Las actividades en educación musical se diseñan para mejorar la calidad de las ejecuciones, pero en musicoterapia solo se considera el valor terapéutico de las ejecuciones.
En educación musical no se consideran evaluaciones iniciales y previas, sino que se evalúa linealmente a todos los individuos por igual, pero en musicoterapia se tiene muy en cuenta la valoración inicial y evalúa según los objetivos dinámicos que han sido fijados tras la valoración previa.
En educación musical el encargado del proceso es un profesor y en musicoterapia es un terapeuta. El profesor se propone capacitar para el desarrollo de las habilidades musicales, mientras que el terapeuta busca relacionar las experiencias musicales de las personas con sus procesos de salud.
En educación musical la relación se establece entre profesor y alumnado, donde el profesor se convierte en un suministrador de los contenidos o motiva la experiencia del aprendizaje. En músico terapia, la relación se establece entre musicoterapeuta y clientes, creando una alianza terapéutica de ayuda, es decir, los contenidos residen en el propio cliente.

Similitudes entre la educación musical y la musicoterapia
Ambas usan la música como elemento de trabajo fundamental.
Ambas usan la música como lenguaje y medio de comunicación.
Ambas establecen una relación interpersonal entre el educador o musicoterapeuta y el alumnado/cliente.
Ambas proponen unos objetivos a cumplir.
Ambas usan un proceso sistemático, es decir, tienen intencionalidad, organización y regularidad.
Ambas proponen ejecuciones musicales.