Los nervios son órganos que reciben y que dan informaciones a todo el cuerpo procedente de sentimientos, pensamientos y sentidos. Las actividades conscientes están controladas por los nervios periféricos que toman su fuente en la espina y que es la morada del sistema nervioso.

Las actividades inconscientes, por ejemplo, los latidos del corazón o la respiración, están controlados por el sistema nervioso automático. Por la meditación o por una profunda relajación, puedo conseguir un control consciente sobre este sistema. Puedo estar afectado de diversos modos porque el sistema nervioso cubre varias actividades funcionales.

Los nervios son como el sistema eléctrico de mi cuerpo. Si mis circuitos están sobrecargados porque hay demasiada “tensión”, esto afecta el funcionamiento de mi organismo. Esta tensión puede proceder del hecho que tengo inquietudes frente al porvenir y que tengo miedo también de que los proyectos que quiero realizar no lleguen a término.

Los nervios están pues en la base de la comunicación y si no funcionan adecuadamente, puedo preguntarme en cuál esfera de mi vida tendría interés en comunicar y recibir lo que los demás me han de decir. Si tengo una bola de nervios o los nervios a flor de piel, esto me recuerda mi gran sensibilidad y, aunque pueda haberme sentido herido en el pasado, puedo aprender a hacer confianza a los demás y a la vida.

La nerviosidad es un signo indicando que carezco de confianza en mí, en mi entorno y en el porvenir. El hecho de querer ir demasiado de prisa o de hablar muy rápidamente traicionará mi nerviosidad. Esto me demuestra que debo hacer confianza a la vida para saber que no es necesario controlarlo todo a la perfección para que la vida sea bella y amorosa. Tomo consciencia de que mi nerviosidad disimula la inestabilidad, el temor de un acontecimiento que me disgustaría. Por lo tanto debo liberarme de ello confiando en mí ser interior y relajándome con regularidad.

La crisis de nervios también se llama embolismo. Se trata de una subida de energía, de vibración en el interior mío que bloquea o bien a nivel de la palabra por carencia o incapacidad de comunicar mi punto de vista o al nivel de una actividad, cuando me es imposible realizar, cumplir una acción. Entonces, el bloqueo se vuelve tan fuerte, tan gordo que no puedo liberar la energía en la armonía y hay explosión. Esto me lleva a decir palabras extremas o a hacer gestos extremos. Es bueno durante estos momentos de tensión pararme y tomar consciencia de ello mientras hago grandes respiraciones y me relajo profundamente. Debo aceptar la situación y tomo el tiempo de hacer bajar la tensión mientras vuelvo a equilibrar mis emociones.