El olvido se manifiesta por un fallo momentáneo o permanente de la memoria. Puede ser un signo de que me agarro a ciertos sucesos o a personas, del pasado en general, y frente a los cuales debo desvincularme, porque vivo en el pasado en vez de disfrutar con el momento presente.

También puede que esté inquieto referente a una o varias situaciones de mi vida y esto me impide estar totalmente presente.

Si olvido o pierdo mis llaves, mi cartera, o mi bolso, entonces puede que esté buscando mi identidad.

Puedo sentirme culpable por concederme algún descanso, ofrecerme dulces, reclamar atención (porque no es razonable) y, así, me auto – castigo perdiendo mis cosas. Aprendo a dejar fluir las cosas y las personas, dejo el pasado en paz y me abro a todas las bellezas de la vida que están aquí y ahora.