Según la definición de Wikipedia, el término sofista, del griego sophía (σοφία), «sabiduría» y sophós (σοφός), «sabio» es el nombre dado en la Grecia clásica, de aquel que hacía profesión de enseñar la sabiduría. Sophós y Sophía en sus orígenes denotaban una especial capacidad para realizar determinadas tareas como se refleja en la Ilíada (XV, 412). Más tarde se atribuiría a quien dispusiera de «inteligencia práctica» y era un experto y sabio en un sentido genérico. Sería Eurípides quien le añadiría un significado más preciso como «el arte práctico del buen gobierno» (Eur. I.Á.749) y que fue usado para señalar las cualidades de los Siete Sabios de Grecia. Sin embargo, al transcurrir el tiempo hubo diferencias en cuanto al significado de sophós: por una parte, Esquilo denomina así a los que dan utilidad a lo sabido, mientras que para otros es al contrario, siéndolo quien conoce por naturaleza. A partir de este momento se creará una corriente, que se aprecia ya en Píndaro, que da un significado despectivo al término sophós asimilándolo a «charlatán».

Ya en la Odisea, Ulises es calificado de sophón como «ingenioso». Por el contrario, Eurípides llama a la sophía «listeza» y al sophón «sabiduría», tratando con ello de diferenciar la intensidad y grado de conocimiento de las cosas que tienen respectivamente los hombres y los dioses.

Evolución del término
El verbo sophídsesthai, «practicar la sophía», sufrió una evolución similar al terminar por entenderse como «embaucar». La derivación sophistés1 se dio a los Siete Sabios en el sentido de «filósofos» y así llama Heródoto a Pitágoras, a Solón, y a quienes fundaron el culto dionisiaco. También se llamaba así a los mousike y a los poetas y, en general, a todos los que ejercían una función educadora. El uso peyorativo empezó a tomar forma en el siglo V a. C., coincidiendo con la extensión del uso del término a los prosistas. El momento coincide con un incremento de las suspicacias de los atenienses hacia los que mostraban una mayor inteligencia.4Isócrates denostaba que el término «hubiera caído en deshonor» y Sófocles lo atribuye al hecho de que los educadores y maestros recibieran una remuneración por su trabajo.5 Esta es la tesis más extendida en la actualidad.

No obstante, era aceptado en la Grecia Antigua que los poetas cobrasen por sus servicios. El desprecio con el que los sofistas eran tratados en ocasiones no nacía del hecho mismo de recibir remuneración, sino de hacerlo, sobre todo, por la formación en la llamada areté, el arte de la política y la ciudadanía, que incluía todas las técnicas persuasivas para hacerse un lugar en la administración de la polis.

Críticas
Platón criticaba a los sofistas por su formalismo y sus trampas dialécticas, pretendiendo enseñar la virtud y a ser hombre, cuando nadie desde un saber puramente sectorial, como el del discurso retórico, puede arrogarse tal derecho.

La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. «Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles», dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte «conducción de almas». Platón dirá más tarde que era «captura» de almas.

Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para quienes son de esa opinión, tenían sin embargo en común con los filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene «su» verdad.

Por el contrario, hay quien sostiene que sí lo eran, y que las ácidas críticas de Platón corresponden a una disputa por un mismo grupo de potenciales discípulos y a sus diferencias políticas y filosóficas.

De Aristóteles provendrá también el sentido peyorativo: sofista es quien utiliza del sofisma para razonar. Los más destacados miembros de la sofística fueron: Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico,Trasímaco, Critias y Calicles.

Uso actual
Últimamente, el «sofismo» ha sido reivindicado en el siglo XX por autores como Fernando Savater y Matthew Stewart; así como a inicios del siglo XXI, por los nuevos seguidores del ultraperspectivismo o estancialismo (metafísica del Estar).

Luego de las Guerras Médicas, que enfrentaron a las ciudades y colonias griegas con los medos y los persas, hacia el Siglo V A.C. varias de esas ciudades adoptaron el sistema político de la “polis”, el de la democracia; que significaba reconocer a todos los ciudadanos libres no ya la posibilidad sino hasta la obligación de participar en el gobierno.

Ese sistema – unido a la prosperidad que en general alcanzaron varias ciudades – produjo un verdadero auge de la actividad de los preceptores, ambulantes de ciudad en ciudad, que ofrecían la enseñanza apropiada para el ejercicio de las actividades de la ciudadanía y de los cargos del gobierno – especialmente la retórica, el derecho y la política – a aquellos ciudadanos que estaban en condiciones de pagar a esos preceptores los importantes honorarios que cobraban por sus enseñanzas.

Especialmente Atenas – triunfadora principal de las Guerras Médicas – se convirtió en el centro económico, político e intelectual de toda Grecia antigua. Allí floreció especialmente la sofística – denominación derivada del nombre de los preceptores o sophós, sabios – doctrina filosófica que, abandonando el estudio de la Physis, se orientó fundamentalmente a los temas del hombre, la organización social, las leyes, y las costumbres.

El movimiento de la sofística se difundió por toda Grecia, abarcando practicamente a todas sus sociedades. Su orientación general estaba pautada por un gran escepticismo, una inclinación general a someter todos los temas a la discusión retórica, y sosteniendo en definitiva que no había ninguna verdad auténtica, sino que la verdad dependía del poder de persuación con que fuera expresada y la utilidad que tuviera.

Lo más caraterístico de los sofistas era el uso del método dialéctico, mediante el cual se pronunciaban extensas argumentaciones que, más que a la búsqueda de la verdad, tenían por finalidad evidenciar las incoherencias de la argumentación del adversario. El máximo grado de habilidad del sofista, consistía en convencer a su auditorio de algo, para de inmediato demostrar lo contrario.

Los sofistas cultivaban y enseñaban como un componente fundamental de la educación, la retórica, como arte de convencer mediante la palabra. También daban gran importancia a la eurística o arte de polemizar; llegando en su ejercicio a extremos que llevaban a realizar extensas discusiones sobre asuntos totalmente absurdos, sin el menor objetivo de alcanzar una conclusión acerca de nada.

Una de las actitudes más características de los sofistas, estuvo referida a su concepción de la normativa social; considerando que ni la moral ni las leyes respondían a la naturaleza, sino que eran solamente nomos, es decir resultados de las convenciones humanas; por lo cual los hombres podrían establecer un orden social y moral totalmente distinto, sin que con ello lesionaran el orden natural. Con ello, sentaron las bases de la discepancia entre las concepciones del llamado jusnaturalismo que considera que hay reglas jurídicas y morales inherentes a la naturaleaza; y el llamado “positivismo jurídico”, que solamente considera que las reglas están vigentes por imposición humana.

En sentido estricto, y debido tanto a su probable gran número como a su método de actuación, no puede decirse que las doctrinas de los sofistas sean conocidas por la posteridad en forma directa, a través de sus expresiones escritas. En realidad, se les conoce principalmente a través de las transcripciones de sus supuestos diálogos, principalmente las contenidas en las obras de Platón. Entre ellos pueden mencionarse a Hipias, Protágoras, Euridemo, Pródico, Gorgias, Antifonte, Licofón, Trasímaco, Critias y Calicles.

En realidad el movimiento sofístico puede subdividirse entre el de la primera generación, fundamentalmente integrado por Hipias y Protágoras; y la segunda generación cuyos principales representantes fueron Antifonte, Trasímaco, Critias y Calicles. Todo indica que en realidad, la inclinación al pesimismo y al irracionalismo fue principalmente una característica de los últimos sofistas; ya que los primeros predicaban una doctrina conforme a la cual la posesión de mejores conocimientos permitiría cumplir mejor los deberes del ciudadano.

Si bien los sofistas principales – al menos aquellos cuya prédica fue recogida ulteriormente por Sócrates y Platón – actuaron en la Atenas de la segunda mitad del Siglo V A.C., en realidad eran casi todos extranjeros; por lo cual carecían de derechos políticos en la ciudad. Sin embargo, se hacían notar publicamente, porque varios de ellos ejercían funciones diplomáticas como embajadores de sus ciudades de origen, lo que les confería el derecho de hablar en la Asamblea y les facilitaba el trato con todos los hombres prominentes.

En este sentido, es preciso tener presente que los sofistas actuaron en la época de oro de Atenas, y que fueron contemporáneos y frecuentaron el trato de hombres como Pericles, Herodoto, Tucídides, Sófocles, Eurípides, de Fidias, de Anaxágoras y de Zenón.

Los sofistas recibieron juicios altamente negativos, por parte de Sócrates y de Platón, quienes al parecer los despreciaban principalmente por atribuirles un desmedido afán de lucro. Sin embargo, no puede perderse de vista que si obtenían éxito en su medio, de alguna forma quienes aceptaban pagar por sus servicios habrían de encontrarlos valederos. Al parecer, en su medio y época tuvieron su prestigio; al extremo de que se dice que cuando la ciudad de Atenas resolvió fundar una colonia en la península italiana, en Turos, encargó a Protágoras que redactara su constitución.

Dos de los sofistas más reconocidos:
Protágoras y Gorgias:
Protágoras fue el primer sofista del que tenemos noticia. Nació en Abdera, en la costa N del Mar Egeo, aproximadamente en el año 490 a.deC. y vivió en Atenas y Sicilia. En Atenas, lugar donde adquirió una gran fama, se hizo amigo de Pericles y se dedicó a la enseñanza basada en el arte del discurso persuasivo, ejercitando a los jóvenes en las técnicas de argüir a favor de las dos caras de un mismo argumento.

Entre sus labores profesionales se le encomendó la elaboración de un código penal para Turios.

Entre sus obras se encuentran:
*Sobre la verdad , llamada también Discursos demoledores , que comienza con su famosa declaración del hombre como medida.
*Antilogías o Argumentos contrarios
*Sobre los dioses

Sin embargo, la dificultad principal de conocer sus principios filosóficos estriba en que las fuentes de conocimiento sobre Protágoras provienen de sus mayores oponentes: Platón y Aristóteles.

De vuelta a su tierra natal, Protágoras murió ahogado en un naufragio después de ser desterrado de Atenas, donde fue juzgado por impiedad (fundamentalmente por su agnosticismo sobre la creencia en los dioses).

a. El relativismo de Protágoras
Protágoras defendió un relativismo del conocimiento y de los valores, esto es, negó que existieran valores y verdades universales para todos los hombres.

«El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son»

No hay verdades objetivas, absolutas y universales, sino que las cosas son tal y como son percibidas por cada uno de nosotros. Este relativismo se aplica a todos los ámbitos de nuestra existencia.

Por ejemplo, lo que para una persona sana es un sabor agradable, para un enfermo es amargo. ¿está confundida la persona enferma? Protágoras dirá que para él, en su situación, la verdad es que el sabor es amargo.

El relativismo impide establecer un criterio de verdad, teniendo todas las opiniones la misma validez. Esto nos lleva a poder permitirnos defender tesis contrarias al mismo tiempo, tecnica en la que el filósofo destacó con maestría y que fue duramente criticada por Platón y Aristóteles.

Sin embargo, según Guthrie, Protágoras difuminó la radicalidad de este criterio hacia una postura utilitarista: aunque todas las opiniones particulares tengan la misma validez, algunas son más ventajosas que otras. En el caso mencionado anteriormente, es ventajoso para el enfermo volver a reestablecer el sabor que tenían los alimentos antes de la enfermedad.

El relativismo de los valores implica que una misma cosa o acción puede ser buena para un sujeto y mala para otro. Es más, una acción puede ser mala o buena para un mismo sujeto dependiendo de cada circunstancia, y en la medida en que él lo crea así.

b. Nómos y Physis
Nómos significa ley moral y política, ya sea en forma de usos y costumbres recibidas de la tradición, como en forma de leyes formales y normas obligatorias que codifican la vida en comunidad y que son respaldadas por la autoridad del estado.

Con el término physis los griegos denominaban a la naturaleza como principio que no depende de los aconteceres humanos. La naturaleza se rige por leyes universales y permanentes.

En el siglo V los términos nómos y physis, lo artificial y lo natural, eran considerados opuestos y mutuamente excluyentes. La leyes de los hombres son fruto de un pacto, de un consenso humano y no fruto de un principio divino.

Las leyes no son principios innatos, sino adquiridos con esfuerzo. Los nómoi nos permiten vivir en comunidad y diferenciarnos de las bestias que viven en un contínuo estado de conflicto y agresión. En este sentido, la concepción del nómoi como opuesto a la naturaleza implica la aceptación de la idea de progreso de la humanidad, que, con su inteligencia, se ha levantado a sí misma con su propio esfuerzo.

Pues bien, aunque la ley sea meramente convencional y, por tanto, modificable, Protágoras defiende que hay que mantener las leyes que ya se poseen, si estas parecen buenas a la mayoría. La vida en comunidad es necesaria para la supervivencia de la especie humana y, sin leyes, nos veríamos abocados a vivir en un estado de naturaleza.

c. El agnosticismo
Protágoras fue acusado de impiedad y obligado a dejar Atenas por ese motivo.

En un escrito suyo «Sobre los dioses», el sofista niega la posibilidad de un conocimiento de la realidad que vaya más allá de las apariencias sensibles:

De los dioses no puedo saber ni que son, ni que no son, ni qué aspecto tienen; pues múltiple es lo que me impide saber: tanto la no patencia (de lo ente mismo), como el ser breve de la vida del hombre.

Protágoras criticó las supersticiones y los ritos religiosos de su tiempo, pero mantuvo siempre una postura agnóstica y escéptica, no atea.

Gorgias de Leontinos
Gorgias pertenece a la primera generación de sofistas. Contemporáneo de Protágoras, nació en Leontinos (Sicilia) aproximadamente en el 490 a.de C. y murió sobrepasando los cien años de edad (aprox. en el 380 a.de C.).

Gran viajero, y supuesto alumno de Empédocles (también siciliano) Gorgias trabajó en muchas ciudades griegas, hasta que se instala en Atenas en el 427 como jefe de una embajada de su ciudad, cuando tenía ya 60 años.

Entre sus obras escritas destacan:
manuales de retórica: Encomio a Helena y Defensa de Palamedes

Numerosos discursos políticos, epidícticos, etc.: Oración fúnebre, Discurso Olímpico

Escribió también un tratado llamado Sobre la naturaleza o Sobre el no-ser

Fue un orador famoso y sutil. Se dedicó fundamentalmente a enseñar el arte de la retórica como el camino más adecuado para acceder al poder.

Compartió el presupuesto básico de la filosofía de protágoras: el relativismo. Nos movemos en el mundo de la mera opinión, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal. La retórica es la técnica de la persuasión, y el sofista, el maestro de la opinión.

a. Las tres tesis de Gorgias

Sexto Empírico (finales del siglo II d. C.) recoge en un escrito las tres tesis de Gorgias que desafiaban las tesis eleatas de la existencia de un ser único e inmutable.

Las tres tesis son las siguientes:

1. nada es (existe)

2. Si algo existiera, sería incognoscible

3. Si fuera conocible, sería incomunicable

Veamos cómo se desarrollan:

1. Nada es

1.1. El Ser es, pero la Nada no es

1.1.1. El no-ser no es. Si fuera algo, caeríamos en la contradicción de decir que lo que no-es, es y no es al mismo tiempo.

1.1.2. El ser, si existe, o es engendrado o es sin principio (siempre).

– Si es ingénito, sería incondicionado, por lo que carecería de determinación y, por lo tanto, no sería. Además, si es ingénito, sería ilimitado, infinito e inmóvil. Pero todo lo que es ha de ser en alguna parte, por lo que tendría que haber algo mayor que lo abarcara, mayor que lo ilimitado mismo. Por lo tanto, lo ilimitado no es.

-Si es generado, entonces habrá surgido de lo que es o de lo que no es. De lo que es, no puede haber nacido, pues ya sería. Y de lo que no es tampoco puede haber surgido, pues la nada no es origen de nada.

CONCLUSIÓN: el ser no existe.

2. Si el ser fuera, no podría ser conocido o pensado

2.1. Si el ser es cognoscible, o es idéntico o es distinto al pensar.

– Siendo idéntico, el ser sería incognoscible, porque todo lo pensable tendría que ser, y existirían cosas totalmente absurdas e inverosímiles, por ejemplo, un caballo con alas.

– Si es distinto, también sería incognoscible, porque implicaría que el pensar es un no-ser, siendo imposible conocer el ser a partir del no-ser.

CONCLUSIÓN: si el ser existiera, sería impensable.

3. Si el ser fuera cognoscible, sería incomunicable

3.1. La palabra, como instrumento de comunicación, es idéntica o distinta al pensar.

– La palabra no es la cosa ni es el conocimiento de la cosa.

CONCLUSIÓN: si el ser fuera conocible, sería incomunicable.
Las tesis gorgianas conducen a un escepticismo radical, a un nihilismo del ser, el pensar y el decir.

Nuestro conocimiento no puede alcanzar ni comunicar la verdad, dispersándose en la mera presencia cambiante de las cosas y de los aconteceres.

Verdad es ahora presencia, opinión, parecer. Y la retórica es la técnica que posibilita que la opinión de uno triunfe sobre la de los demás. Es este oportunismo el que le fue duramente criticado a Gorgias.

Fuente:
http://www.cibernous.com/autores/sofistas/teoria/indice.html
http://www.librolibre.org.ni/DocPo./verdad/razon/griegos/socrates.html
http://www.liceodigital.com/filosofia/socrates.htm

Matías Carlos Gutierrez – viernes, 2 de septiembre de 2011, 12:43