Uso habitual y dañino de tóxicos, drogas o estupefacientes. Se acompaña generalmente de una dependencia psíquica y a veces también física.

Los términos drogodependencia, drogadicción y farmacodependencia hacen referencia a la adicción generada por la exposición repetida a una sustancia psicoactiva, droga o sustancia adictiva. En su más reciente glosario, la OMS define a la dependencia del alcohol y de otras sustancias como «una necesidad de consumir dosis repetidas de la sustancia para encontrarse bien o para no sentirse mal».

Equivale, más o menos, al síndrome de dependencia mencionado en la CIE-10 (ICD-10, en inglés). Este término se intercambia a menudo con el de adicción, aunque en la actual edición de su Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (la edición más reciente es la quinta: DSM-V) la Asociación Estadounidense de Psiquiatría separa claramente los trastornos inducidos por sustancias de los trastornos adictivos no relacionados con sustancias.2 Así pues, la drogodependencia es solo uno de los dos tipos existentes de adicciones.

El DSM-IV-TR (2002), la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, afirma que, para poder ser diagnosticada como tal, la dependencia de sustancias ha de conllevar un patrón desadaptativo de consumo que incluye malestar o deterioro (físico, psicológico o social) y junto al que han de darse, al menos, tres de los siguientes criterios en algún momento de un período continuado de 12 meses:

La sustancia se consume en cantidades mayores o durante más tiempo de lo que se pretendía en un principio.
Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de interrumpir el consumo o de controlarlo.
Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia, consumo o recuperación de sus efectos.

Se da una importante reducción de las actividades cotidianas del sujeto debido a la ingesta de la sustancia.
Se continúa consumiendo la sustancia a pesar de tener conciencia de sus potenciales riesgos.

El CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 2005) refiere que, para poder hablar de dependencia, han de presentarse tres o más de los siguientes criterios en un periodo de 12 meses:

Fuerte deseo de consumir la sustancia (craving)
Dificultades para controlar dicho consumo
síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo.
Abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia. Inversión cada vez mayor de tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia o con la recuperación de sus efectos.
Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudiciales.
Los anteriores criterios hacen referencia tanto a aspectos relacionados con la dependencia física como con la psicológica.

Circuitos neurales implicados en la dependencia
Área tegmental ventral.
Núcleo accumbens.

Aspectos relacionados con la drogodependencia
Así, como veíamos, es necesario diferenciar entre diferentes elementos que entran a formar parte del proceso de la drogodependencia:

Intoxicación: Hace referencia a los cambios fisiológicos, psicológicos o comportamentales provocados por el consumo de una sustancia.

Tolerancia: Necesidad de aumentar la dosis de la sustancia para conseguir los efectos que antes se conseguían a dosis inferiores o bien disminución de los efectos producidos por la sustancia al utilizarla de forma frecuente.
No implica, necesariamente, dependencia.

Síndrome de abstinencia: Conjunto de reacciones físicas o corporales que ocurren cuando una persona dependiente de una sustancia deja de consumirla o reduce su consumo.

Causas de la adicción
La causa de la adicción es el consumo facilitado por el uso de cualquier sustancia adictiva y, en todos los casos, el factor es la intoxicación que genera el ciclo auto-destructivo de dependencia patológica.

Es imposible determinar o hacer referencia a una diagnosis generalizada en relación a la drogadicción. Si bien pueden haber similitudes circunstanciales entre un adicto y otro al momento de su vinculación con las drogas, no hay trastornos en común a todos. Los factores relacionados al uso y consumo varían según la persona, la historia de vida y el contexto en el cual precisan proveerse del tóxico.

Las causas que inducen a una persona a la necesidad constante de consumo de una droga tienen raíces en diferentes planos de su vida (personales, familiares, sociales, laborales u otros). Es habitual que una persona con adicción presente, en etapas de tratamiento de rehabilitación, aspectos psico-somáticos que puedan estar asociados y considerarse como los causantes, aspectos que suelen tomarse como una consecuencia reactiva de la adicción.

Sea cual sea la dependencia de un adicto, sea cual sea el tipo de sustancia que consume, existen terapias de desintoxicación eficientes (efectivas y eficaces). Éstas deben ser acompañadas por supervisión médica y tratamiento, buscando resolver además, los mencionados puntos profundos; aquellos factores críticos que motivarán el consumo y su dependencia. En la mayoría de las ocasiones, el daño que genera la sustancia en sí, no es un impedimento para controlar la raíz del problema crónico en este trastorno, sino una grave consecuencia de tal situación.

Según Néstor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, el 70 por ciento de los adictos sufren algún tipo de patología mental asociada. Sobre la base de esta concepción nace el término “patología dual”.3

Perfil psicosocial del drogadicto, consecuencias y centros de apoyo
Hoy en día el uso de sustancias psicoadictivas representa un grave problema de salud pública, el cual se acentúa por lo difícil del tratamiento y lo complejo que es el proceso de rehabilitación.

Según Yablonsky, quien ha investigado en esta área por más de 35 años, el drogodependiente niega que esté en dificultades con la sustancia psicoactiva (ilusión de control); también la familia trata de esconder las dificultades; inicialmente aferrándose a la idea de que su familiar no es un drogodependiente pero paulatinamente con el aumento de conflictos, por la destrucción y ruptura de la relación de confianza que frecuentemente, y a veces de modo irreversible, hará incompatible la comunicación o la actuación.

El evento más sistemático es que el drogadicto se miente así mismo” se droga para prometerse que no volverá a drogarse”. Y cuando acepta en algo sus dificultades frente a la sustancia, comienza a responsabilizar a los demás de sus problemas (victimismo). Otro evento consiste en manipular o chantajear a sus familiares pues sabe cuáles son los puntos débiles de cada uno, y esto lo hace para obtener lo que desea o sentir menos culpa.

El drogodependiente sólo tiene una idea en la cabeza y ella es: ¿cómo y cuándo consumiré de nuevo? Varios autores llaman “compulsión” a este deseo irresistible.

Las consecuencias del abuso de drogas pueden ser las siguientes:
Trastornos fisiológicos y psicológicos: entre los trastornos fisiológicos convulsiones, cambios en el ritmo cardiaco, deterioro del sistema nervioso central, etc. Entre los trastornos psicológicos tenemos: alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis, etc.

Deterioro y debilitamiento de la voluntad: el drogadicto se vuelve literalmente un esclavo del consumo de la droga, pudiendo llegar hacer lo que sea para conseguirla.

Deterioro de las relaciones personales: el drogadicto ya no es capaz de mantener su estabilidad ni vínculos saludables, ya sea con familiares o amigos. Muchas veces roba o engaña para poder conseguir droga, lo cual deteriora aún más la confianza y el contacto en sus relaciones afectivas.

Bajo del rendimiento en el trabajo o en el estudio. Se llega al grado de abandonar metas y planes, recurriendo a la droga como única «solución».

Consecuencias sociales: el drogadicto puede verse involucrado en agresiones o conflictos violentos por la pérdida de asertividad. Bajo la influencia de la droga se puede llegar a delinquir o cometer crímenes tales como robos o asesinatos.

Consecuencias económicas: El uso de drogas puede llegar a ser muy caro, llevando al drogadicto a destinar todo su patrimonio y recursos para mantener el consumo.

Una opción de ayuda son los Centros de Rehabilitación. Una persona puede ser adicta ya sea, físicaemocional o fisiológicamente, dependiendo del tipo de sustancia usada. Este tipo de dependencias lo conducen a conseguir por cualquier medio la droga afectando directamente su lugar en la sociedad y en el entorno familiar.

Estas circunstancias le separan hasta dejar de lado a su familia y trabajo haciendo de las sustancias legales o ilegales su prioridad, no pudiendo seguir un autocontrol, conduciéndose a tener sustanciales pérdidas económicas y emocionales. Es en este punto donde entran los Centros de Rehabilitación. Cuando un Drogadicto reconoce la adversidad de las drogas y la dificultad autónoma para aplicar un cambio en su vida, el recurso de asistencia más adecuado es un Centro de Rehabilitación.

El objetivo principal de estas instituciones se encuentra focalizado en la restauración y crecimiento personal del paciente. Lo primordial en estos casos es que individualmente desarrolle una personalidad segura e independiente capaz de tomar decisiones conscientes en una vida satisfactoria y plena sin droga, además de ser capaz de fomentar todas sus habilidades sociales.

Los tipos de terapia y tratamientos están orientados al paciente según los fines de cada institución y en cada centro se cuenta con distintas infraestructuras, personal e instalaciones para estos propósitos.

Así como cada centro es diferente también lo son las personas que ayudan a la recuperación particular de cada enfermo; en el caso de los centros AA (Alcohólicos Anónimos) las mismas personas que han encontrado la rehabilitación en este centro son las que ayudan a los nuevos ingresos a llevar a cabo su recuperación a través de compartir las experiencias que les ha dejado el llevar una vida apegada a las drogas. Cabe mencionar que en estos centros no se cobra por los servicios ya sea que se interne al paciente o solo asista a reuniones.

Normalmente la economía de estos centros está basada en cooperaciones voluntarias del paciente o de los familiares de este. Por otro lado, hay centros donde se cobra la estancia del paciente en algún tipo de mensualidad o pago durante la estancia del paciente. En estos centros se ayuda a la rehabilitación igualmente por medio del ejemplo vital y testimonio real de la gente que ya ha sido tratada anteriormente. Lo más importante es que cuentan con la actividad de personal profesional, es decir trabajadores sociales, terapeutas, psicólogos, médicos y enfermeras. En cualquiera de los dos casos el tratamiento para la adicción consiste en una serie de intervenciones y el constante monitoreo de soporte con el paciente, para así promover en el día a día una mejor calidad de vida.

No se ha de olvidar que el paciente es un ser humano con distintas vivencias y necesidades, por esta razón lo ideal en los tratamientos sería llevar un seguimiento peculiar y personalizado. La consulta inicial, la evaluación, el diagnóstico, la intervención y el tratamiento en sí mismos son partes de un proceso que no está fracturado en etapas sino que forma parte de un continuo de atención y cuidados. Comprender esta realidad es importante para poder tomar las decisiones pertinentes en cada momento del proceso. Existen otros tres grandes tratamientos diferentes además de los centros de rehabilitación

1 Ambulatorios: Estos tratamientos son para adolescentes y adultos debiendo concurrir pocas veces a la semana dividiéndose en: Grupo terapéutico, Grupo Multifamiliar y Grupo de proyecto de fin de semana.

2 Centros de día:. Los pacientes son divididos en grupos teniendo que ir al centro en la semana. Allí reciben un apoyo terapéutico, realizando diferentes actividades, desde talleres hasta charlas.

3 Grupo autoayuda: Son los casos que no pueden o no quieren ingresar en los otros grupos. Van pocas veces por semana y generalmente son dirigidos por operadores que fueron adictos, bajo el control de los especialistas del centro.

Es importante tomar en cuenta que cada paciente tiene un tiempo de recuperación, la función primordial de los centros es la reinserción social del paciente en un entorno y ambiente saludable. En el caso de los familiares es recomendable que también asistan y participen en la rehabilitación ya que esta enfermedad no es solo del paciente en todos los casos sino de índole familiar jurídicamente. A estos también se les pide que cooperen de forma fluida y coordinada en la convivencia con el paciente para ayudarle a superar y eliminar resortes de su adicción.

Efectos
El consumo repetido de drogas da lugar a que el organismo se acostumbre físicamente. Las drogas interfieren en los mecanismos neurológicos y biológicos, en particular en las sustancias químicas que transmiten los mensajes entre las células del sistema nervioso (neurotransmisores), y se fijan en los receptores específicos del cerebro. En condiciones normales, estos receptores reciben sustancias secretadas por el cuerpo (endorfinas), que tienen propiedades calmantes y que generan una sensación de placer. Cuando el organismo recibe regularmente sustancias morfínicas de origen externo (como en el caso de los consumidores de heroína), la producción interna de endorfinas disminuye.

Las sensaciones de placer no pueden provenir, en una determinada fase de la intoxicación, más que de un aporte externo. Los efectos de las drogas sobre el cerebro se caracterizan por: confusión mental, delirio, alucinaciones y comportamiento generalmente agresivo.

Para muchas personas consumir drogas es una salida fácil pues en ella encuentran un falso refugio que los aparta de la realidad (mens sana in corpore sano) y sin darse cuenta van cayendo en un abismo que muchas ocasiones tiene fatales consecuencias.

El abuso de drogas de modo casual o compulsivo, puede considerarse como un comportamiento «resorte» que se mantiene por sus consecuencias inmediatas; cuando éstas refuerzan el hábito de uso, que puede afianzarse por la conducta anterior de la toma de la droga bien con un efecto placentero (refuerzo positivo) o bien paliativo ante alguna situación aversiva para el individuo (refuerzo negativo) como el alivio del dolor, el miedo, la inseguridad o ansiedad.

El refuerzo secundario o social es independiente de los efectos farmacológicos de la droga y puede tener un papel importante. El contacto con drogas puede conferir cierta categoría social, permite el trato e ingreso en un ámbito o grupo social determinado o es consigna de aprobación o admiración en su entorno. A veces este refuerzo social mantiene la conducta experimental del individuo, hasta que se llega a apreciar el efecto primario de la droga o se toleran los efectos aversivos iniciales de la droga. Esto es muy típico de drogas socialmente aceptadas, como los efectos iniciales del tabaco.

Las drogas también pueden producir trastornos digestivos y cardíacos. Existe el riesgo de obstrucción brusca de un vaso sanguíneo (embolia) y de aparición de diversas infecciones cuando se administran por vía intravenosa. En dosis muy altas, pueden producir una intoxicación aguda, que puede llegar a la muerte por sobredosis.

Referencias
Ministerio de Sanidad y Consumo de España (1994). Glosario de términos de alcohol y drogas. CENTRO DE PUBLICACIONES – MINISTERIO DE SANIDAD Y CONSUMO. NIPO 351-08-103-7.
American Psychiatric Association (2014). DSM-V. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5™. USA :
La Vanguardia (ed.). «Siete de cada diez adictos padecen algún trastorno mental».
http://web.archive.org/web/http://www.incb.org/pdf/forms/yellow_list/48thedYL_