El cerebro (del latín cerebrum, con su raíz indoeuropea «ker», cabeza, en lo alto de la cabeza y «brum», llevar; teniendo el significado arcaico de lo que se lleva en la cabeza) es un término muy general y se entiende como el proceso de centralización y cefalización del sistema nervioso de mayor complejidad del reino animal.

En Busca de una Interpretación Psicológica.
Dice Lise Bourbeau en su libro «Obedece a Tu Cuerpo, Amate»:
Los problemas cerebrales más comunes son el DOLOR DE CABEZA y la MIGRAÑA. Consulta lo referente a estos dos trastornos. Entre los problemas más graves se encuentran el TRAUMATISMO CEREBRAL, que muy frecuentemente es consecuencia de un traumatismo craneal producido en un accidente; la TROMBOSIS CEREBRAL y los ACCIDENTES VASCULARES CEREBRALES, que son provocados por la obstrucción o la ruptura de una arteria; y los TUMORES CEREBRALES, que son formaciones benignas o malignas desarrolladas a expensas del tejido cerebral.

Todo problema en el cerebro es una indicación de un problema en el nivel del YO SOY. La persona afectada a nivel cerebral está recibiendo un mensaje muy importante, puesto que el cerebro es el órgano más importante del cuerpo humano, el mejor protegido, con una cubierta ósea que lo resguarda de daños directos. Todos debemos hacer lo mismo con nuestro YO SOY, es decir, protegerlo también de cualquier daño. La persona que no lo hace olvida su individualidad y se deja convencer tratando de convertirse en lo que los demás esperan de ella. Entonces se siente infeliz porque no sabe quién es verdaderamente.

Es evidente que si recibes un mensaje tan importante de tu cuerpo es que hay una urgencia de que tomes más consciencia de que tu manera de pensar con respecto a ti mismo no concuerda con lo que eres y con lo que quisieras ser. Si tu cerebro es el órgano que dirige al resto de tu cuerpo, tu YO SOY debe dominar tu vida. Ha llegado el momento de que vuelvas a contactar con lo que verdaderamente eres y que construyas tu vida en consecuencia. Quizá hubo un tiempo en el que no sufrías mucho por no ser tú mismo, pero ahora tu cuerpo te dice que esto no es bueno para ti.

Es la central energética, la unidad central del tratamiento de todas las informaciones de la maravillosa máquina humana. El cerebro está vinculado con el séptimo chakra (chakra de la corona) o centro de energía y con la glándula pineal también llamada epífisis del cerebro. Posee dos hemisferios distintos. El hemisferio derecho, el Yin de los Chinos, representa el lado femenino (introvertido), la creatividad, la globalidad, la intuición, las percepciones y el arte; es el hemisferio receptor. El hemisferio izquierdo, el Yang, es el que da, que “domina”, que es extravertido, agresivo, racional, lógico y que lo analiza todo. Cada hemisferio controla la mitad opuesta del cuerpo (el hemisferio derecho controla la mitad izquierda y viceversa). El cruce de los nervios cervicales hacía el lado opuesto se hace al nivel de los ojos, sede del chakra o centro de energía del tercer ojo situado en la raíz de la nariz, entre las cejas. El cerebro es el órgano que representa el centro del universo, la identificación con toda forma de divinidad.

Los problemas de mi cerebro me indican que tengo tendencia a querer comprender con mi cabeza y mi lado racional todas las situaciones que vivo. Dejo de lado mis emociones con las cuales temo entrar en contacto intentando convencerme que no sirven de nada o que pueden ser más nocivas que útiles. ¡Adquirí una gran rigidez en cuanto a mi modo de pensar y quiero absolutamente tener razón! Es pues difícil para mí cambiar de opinión y admitir que puedo haberme equivocado. Por lo tanto tengo ventaja en poner de lado mi aspecto demasiado “adulto”, serio y racional y a recobrar mi lado “niño” que ama reír, disfrutar y que irradia por su ingenuidad y su deseo de aprender.

Cuando el absceso alcanza mi cerebro porque procede de una infección de mis senos o de mi oreja media, o de cualquier otra parte del cuerpo, esto indica mi ira frente al asumir mi vida y el miedo que siento de perder el control de mi autonomía. Entonces debo hacer confianza en el poder divino que me habita y que me guía hacía soluciones que me ayudan a descubrir mi pleno potencial.

El tumor es una proliferación excesiva de las células anormales en el cerebro. El tumor está conectado con emociones reprimidas, pesares profundos, sufrimientos del pasado. En el cerebro, el tumor primitivo que se desarrolla a partir de células del cerebro significa que mi central del tratamiento de las informaciones registra aún ciertas ideas, creencias o esquemas mentales que ¡ya no tienen su razón de ser! El tumor resulta de un golpe emocional y violento vinculado a una situación o una persona a quien amé mucho o a algo que me hizo sufrir mucho o frente a la cual mantengo aún hoy odio, rencor, miedos, cólera y frustraciones. Si mi tumor se sitúa en la parte superior del cerebro, en medio o en la hipófisis, es frecuentemente debido a un impacto emocional o bien porque tengo miedo por mi espiritualidad, mi intuición, etc. Soy testarudo y rechazo cambiar mi modo de ver aquí y ahora, aceptar mi vida y todo lo que la acompaña. Soy rígido y fijado en mis pensamientos, interiormente estoy confuso. Transporto energía mental que ya no corresponde a mis necesidades más profundas y que es lo opuesto de mis deseos divinos. Mi cuerpo reacciona fuertemente y brota entonces una producción fuera de control de ciertas células del cerebro. Es un estado crítico y peligroso y debo transformar mi actitud cerrada en una apertura de corazón si quiero parar este tumor. A partir de ahora, acepto ver la vida de un modo más abierto y flexible. Está en constante transformación y evoluciona siempre hacía lo mejor. Mi confianza personal me permitirá alcanzar este objetivo.

Cerebro – Accidente cerebro – Vascular (A.C.V.)
Este tipo de dolencia está vinculado con la circulación sanguínea y los vasos sanguíneos. Puede manifestarse en varias situaciones que todas están vinculadas con el amor. Este tipo de accidente es una reacción muy fuerte, un “no” categórico a una situación que me niego a vivir. Vivo una resistencia o una amargura interior relacionada con el amor, el proceso de la vida, los cambios y los acontecimientos (incapacidad, vejez, muerte…). La primera manifestación de este tipo de dolencia es la alta presión causada por el encogimiento o el estrechamiento de mis arterias que expresan el amor. La presión sube porque intento conservar las cosas como son. La arteria afectada se sitúa al nivel del cerebro, sede de los principios fundamentales de mi existencia. Esta arteria puede encoger, hacer rupturas y lastimar gravemente el tejido cerebral y la actividad general del cerebro. Un achaque grave (o un coagulo sanguíneo) puede causar la muerte o la parálisis. Me duele tanto interiormente que deseo dejar este universo! Mis dolores interiores y las emociones disimuladas y reprimidas me impiden expresar todo mi potencial de amor. Todos mis miedos se amplían (la pérdida de un ser querido, la entrada en una residencia de jubilados, la soledad y la ausencia de sostén afectivo, lejos de la gente a quien amo, menos atención y de cuidados, etc.) y mi vida ya no vale la pena ser vivida. Ya no consigo adaptarme a los cambios futuros porque es demasiado duro para mí. El amor es el principio fundamental de toda vida. Compruebo los síntomas posibles de un tal accidente y estoy a la escucha de mi voz interior. Si necesito amor y atención, lo pido porque es importante para mí. Acepto esta situación accidental o el achaque cardíaco potencial porque me indica que debo mantenerme abierto al amor divino y que este amor divino cuidará de colmar mis necesidades. Bajo el efecto de un cuerpo extraño o de un coagulo en una arteria, o a causa de una pared interna más espesa de una arteria, ésta puede obstruirse, impidiendo que la sangre nutra una parte del cerebro. Esto se llama un accidente cerebro – vascular isquémico o infarto cerebral. Un miedo a perder mi autonomía asociado a un golpe emocional puede hacerme vivir esta situación. La parte del cerebro afectada así como las funciones que se vinculan a ella (palabra, locomoción, equilibrio, etc.) me indican bajo cual aspecto se manifiesta este miedo a mi vida. Puedo tener la sensación de coger los medios en lo que quiera vivir. En el caso de accidentes cerebro – vasculares hemorrágicos, es una arteria que estalla, lo cual produce una pérdida de sangre en una parte del cerebro. Puede que viva una tensión tan grande en mi medio familiar o de trabajo que la tensión acumulada se libera por este estallido de alegría de vivir (la sangre) que simboliza toda la pena que vivo en esta situación. Según si el accidente se vive en la parte derecha del cerebro (lado intuitivo) o del lado izquierdo (lado racional), podré identificar más el mensaje que me da mi cuerpo, hacer la paz conmigo mismo y restablecerme más rápidamente. Visualizo mi cerebro inmerso en un líquido hecho de luz blanca y dorada para permitir a todas mis células nerviosas regenerarse o repartir el trabajo de un nuevo modo para que pueda recobrar la salud más rápidamente.

Cerebro Apoplejía.
La apoplejía se produce seguidamente a la disminución de oxígeno en el cerebro y trae una pérdida del conocimiento de corta duración, completa y brutal. Resulta muy frecuentemente de una hemorragia cerebral. La crisis de apoplejía es la manifestación de la necesidad extrema de resistir a la vida y a los cambios, del rechazo y de la negación de varios aspectos de mi vida y de mi ser. El vehículo de mi alegría de vivir, la sangre, ya no consigue irrigar convenientemente una parte del cerebro. Esta parte deja de funcionar y sigue la parálisis. Si resisto a la vida, estoy de acuerdo con abandonar y mantenerme cerrado. Prefiero morir: es más fácil y la destrucción es mi única salvación. ¡Es el fracaso! Esta parálisis me impide expresar plenamente mi energía vital y mi potencial creativo. Mis actividades están ahora limitadas. Si quiero hallar la alegría que alimenta mi vida, rápidamente debo abrirme a la intuición y al amor y expresar más lo que siento. Empiezo sobre todo a tener más confianza en la vida.

Cerebro – Conmociòn Cerebro
Resulta de una sacudida en la masa del cerebro a consecuencia de un traumatismo craneal. En general, la conmoción proviene de un accidente o de un golpe en la cabeza. Véase accidente y problemas en el cerebro, agregando que la persona sintió una emoción violenta, un choque o una turbación.
La conmoción cerebral es la sacudida del conjunto del cerebro durante un traumatismo de cráneo, conduciendo a un coma provisional. La conmoción es una forma de huida, un medio brusco y directo de pararme y observar francamente lo que está sucediendo en mi vida. La conmoción cerebral viene a hacerme comprender que inconscientemente, me agarro tanto a mis viejas ideas o actitudes que chocan con las nuevas que quieren tomar lugar. Indirectamente estoy llevado a pararme, a hacer un examen de mi vida y ver en cuales direcciones quiero ahora dirigirme. Vuelvo a mis prioridades. También, quizás tenga la cabeza “demasiado llena de ideas”, me disperso demasiado, necesito volver sobre la tierra. Hay bullicio y sigue el impacto. La conmoción sucede después de una herida en la cabeza o de un accidente que “golpea” la cabeza, el cerebro y lo mental. Mi cuerpo está temporalmente “ido” e inconsciente. ¿A dónde he llegado en mi vida? ¿Cuál orientación voy a tomar? ¿Va mi mental en todas direcciones al mismo tiempo, sin verdadera orientación? Probablemente necesito volver a la tierra, a la realidad, para resolver “en la realidad” y de un modo más apropiado las situaciones que vivo actualmente. Es posible evitar la conmoción aceptando mantenerme muy abierto a lo que sucede en mi vida.

Cerebro – Desmayo
Un desmayo se diagnóstica por la pérdida de consciencia total, reversible, pero breve. La pérdida de consciencia procede de una carencia de oxigenación del cerebro. Puede ser la consecuencia de un paro cardíaco pero no necesariamente. Esto puede proceder de una forma de asfixia o estar vinculado a vasos sanguíneos que se dilatan brutalmente después de un golpe emocional, dejando poca sangre en el cerebro, por lo tanto poco oxígeno. Es la mente que deja mi cuerpo durante un corto instante. Es como si eligiera replegarme sobre mí y cortarme del mundo físico; estoy en rebelión, sin saber cómo enfrentarme con cierta situación. Este estado no puede compararse al de un yogui (se dice de una persona que ha alcanzado cierto estadio en su evolución espiritual. Por la práctica de la meditación, puede dejar su cuerpo conscientemente por un tiempo variable. Ciertas personas incluso pueden frenar o prácticamente parar los latidos de su corazón para activarlos luego otra vez) ya que éste está en pleno dominio de una disciplina que quiere liberar su mente de todas las coacciones del cuerpo en la armonización del movimiento, ritmo y aliento. Tomo consciencia de lo que me ha llevado a huir así mi cuerpo físico, cuál es la angustia, el sentimiento de pánico interior que produjo tal situación. Sé que en todas circunstancias, estoy guiado y protegido y acepto mantenerme plenamente consciente de la vida que está en mí.

Cerebro – Encefalitis
El encéfalo está constituido por el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral. El encéfalo es pues la parte superior de mi sistema nervioso que controla todo mi organismo. El encéfalo representa pues mi individualidad en su más alto nivel. Si bien, en general, la cabeza representa también mi individualidad, el encéfalo representa mi individualidad interior. Cuando hay una infección inflamatoria (al nivel) del encéfalo, llamada encefalitis, esto corresponde a un sentimiento de ira para con quien soy yo. Digo no a la vida para los cambios que me brinda. Temo perder mi individualidad, mis adquiridos dentro de lo que soy. Tengo miedo de perder el control de mí – mismo y de lo que me pueda suceder. Me siento limitado en la expresión de mí – mismo. Debo abrirme a nuevas facetas de mí – mismo, tener confianza en la vida. Sustituyo la rigidez por la flexibilidad, el enmarcado estricto de ciertas partes de mí – mismo por la apertura para descubrir nuevas facetas de mí. Me doy amor y la comprensión que necesito y dejo que la paz interior se instale en mí.

Cerebro – Epilepsia
La epilepsia es una afección nerviosa crónica caracterizada por la repetición más o menos frecuente de crisis convulsivas, generales o localizadas, de desarrollo estereotipado. Su aparición es imprevisible y generalmente de corta duración.

La persona que sufre esta enfermedad es del tipo que no se perdona un paso en falso, un lapsus. Trata de ocultar sus errores por todos los medios. Se acusa mucho y le falta amor hacia ella misma. Para compensarlo, intenta que los demás llenen ese vacío. Tiene deseos internos de violencia, que se revierten contra sí misma. Una crisis de epilepsia es una forma de autoagresión.
Por otro lado, con frecuencia sucede que las primeras crisis, durante la infancia, le permitieron recibir atención y afecto, o desviar la atención de los demás de un paso en falso dado previamente. También es posible que esta enfermedad haya servido para ocultar los pasos en falso de los padres, ya que el tiempo que dedicaban a ocuparse de ella permitía que se acercaran.

Si sufres de epilepsia, tu cuerpo te dice que es momento de darte cuenta de que lo único que tienes que hacer para recibir afecto o sentir que conmueves a los demás es sembrar ese afecto y cosecharlo. No tienes que hacerte sufrir para recibirlo. Ya tienes mucho más de lo que te imaginas, pero tú no lo ves.
Te ayudaría confirmar con quienes amas qué representas para ellos. Puedes concederte el derecho de cometer errores y dar pasos en falso sin culparte y sin creer que los demás van a dejar de quererte. Esto evitará que sigas sintiendo ira y sentimientos violentos en tu interior, y así podrás expresar todo el dolor que te invade. Ver también convulsiones.

La epilepsia está causada por una mala comunicación entre las células del cerebro. El influjo nervioso acumulado que resulta crea una sobrecarga y la formación de ondas de choque que atacan las demás partes de mi cerebro. Las crisis de epilepsia pueden ser de diferentes intensidades. Así, puedo formar parte de las personas que simplemente están “en la luna” durante algunos instantes o formar parte de los que pierden consciencia completamente y sufren convulsiones bastante fuertes durante cinco a diez minutos. Para vivir tal situación, seguramente me parece que la vida sólo me aporta rechazo, violencia, ira y desesperación. Tengo la sensación de siempre tener que luchar. Me siento perseguido. Me siento culpable de la agresividad que sube en mí y la rechazo. Estoy harto, esto me exige demasiados esfuerzos. Rechazo esta vida que se esfuerza en hacerme sufrir. Quiero volverme insensible replegándome sobre mí – mismo. Frecuentemente es la desesperación o la ira las que me incitan a ello. Al mismo tiempo, voy a sentirme apaleado por la vida, dejando que ésta traiga cierta violencia hacía mí. Es extremo el rechazo de mí – mismo y resulta un conflicto de individualidad. Durante la crisis de epilepsia, mi cuerpo se pone rígido para protestar contra estas heridas y las convulsiones irrumpen, tales muy fuertes olas que me permiten dejar salir mi cólera, mi amargura y mi agresividad largo tiempo reprimidas. No tengo otra alternativa que la de dejarme ir a los sentimientos intensos que me habitan. Huyo en lo inconsciente estas situaciones que me hacen tanto sufrir, bien porque tengo miedo, que estoy molesto o que padezco. El mental no tiene, en ese momento, ningún control. La epilepsia avisa así mi entorno de mi gran necesidad de amor y atención. La causa profunda de la epilepsia remonta frecuentemente al principio de la infancia y puede incluso remontar al tiempo del embarazo: siendo niño, culpabilicé mucho: esto me sigue a lo largo de mi vida y veo ésta como un combate de todos los días. También se puede tratar de un abuso, sexual u otro, o percibido como tal, o de un rechazo anterior o vivido en la tierna infancia, tal como una separación. El hecho de sentirme separado de alguien implica una pérdida de contacto en el plano físico con éste. La crisis de epilepsia puede proceder por lo tanto de un modo de obtener o ganarse más atención como de reforzar mi sentimiento de superioridad. Al indicar la epilepsia una sobrecarga del circuito nervioso, esto demuestra que lo que he de tratar en mi vida de cada día es excesivo; se produce una situación en la que debo elegir. Este sentimiento de estar sobrecargado puede ser el resultado de sucesos que aumento (exagero) en mi mente. Esta exageración puede llevar a la arrogancia llevándome a pensar que sé más que nadie. También puede existir una tendencia a una abstracción demasiado grande o incluso, una adhesión demasiado grande a los reinos psíquicos. Así evito tratar con la realidad objetiva. La epilepsia también puede ser la consecuencia de un miedo atroz que tengo (por la muerte, la enfermedad, el miedo de perder a alguien, etc.); Una coloración de motricidad, como para impedirme adelantar, se suma a mi miedo (por ejemplo; si debo ir a un entierro (muerte) y que no quiero ir). Tomo consciencia de lo que sucede en mí y acepto concentrar mis esfuerzos ya no exclusivamente sobre lo negativo y darme cuenta de cuanto amor y salud me brinda también el universo.

Cerebro – Equilibrio
En el plano físico, el equilibrio se conserva gracias a la repartición de mi peso sobre mi cuerpo, lo cual me permite moverme sin inclinarle de un lado o de otro. Las órdenes del movimiento, en cuanto a ellas, vienen de mi cerebro: bien de mi sistema visual, de mi sistema propioceptivo (hecho de receptores microscópicos informándome sobre mis articulaciones, del tono muscular y de la posición de mis articulaciones), bien de mi sistema vestibular de mi oreja interna. Cuando mi cerebro se siente ajetreado y desbordado por las situaciones o los acontecimientos. Está estirado en todas direcciones al mismo tiempo y pierde su equilibrio. La pérdida de equilibrio o aturdimiento se asocian frecuentemente con la hipoglicemia (falta de azúcar): carezco de dulzura en mi vida. Esta huida puede ser vinculada a una situación o a un individuo que me da la sensación de tener una evolución demasiado rápida para mí. Estos vértigos se producen cuando mi realidad se hace agotadora, porque entretuve ideas erróneas que han aflorado como consecuencia de mis esperanzas las cuales no necesariamente estuvieron satisfechas. Entonces pierdo mi sentimiento de equilibrio y de armonía. Aunque el aturdimiento pueda proceder de diferentes causas de orden físico como la hipoglicemia (falta de azúcar en la sangre), la hipotensión (presión sanguínea baja), una disminución del ritmo cardíaco, este malestar se vincula a la huida. En efecto, cuando me siento estirado, conscientemente o no, busco “aturdirme” para olvidar lo que vivo. Tomo consciencia de que voy en excesivas direcciones a la vez y me concedo el tiempo necesario para recuperar mi equilibrio. Acepto concederme tiempo y dulzura. Tomo el tiempo de saborear lo que es bello y bueno en mi vida.

Cerebro – Estado vegetativo Crónico
Cuando estoy en este estado, no tengo actividad consciente detectable. Vivo en un estado comúnmente llamado “vegetativo”. Mi cerebro está afectado después de un paro circulatorio prolongado o a causa de un traumatismo craneal. Mi cerebro corresponde a mi individualismo, vivo grandes miedos o culpabilidad, hasta querer inconscientemente huir la vida. El hecho de que aún esté vivo permite a mis parientes cercanos amansar progresivamente mi salida de este mundo y expresarme su amor mientras que yo, puedo empezar a prepararme en la calma para dejar este mundo por realidades y planos de consciencia superiores.

Cerebro – Hemiplejìa
La hemiplejía es una parálisis de una mitad del cuerpo (izquierda o derecha) causada por una lesión del cerebro. Puede darse después de un gran golpe, tanto físico como emocional, como por ejemplo el fallecimiento de un ser querido, lo cual conllevara frecuentemente un estado muy profundo de desesperación y una sensibilidad altamente afectada. Una explosión de rabia puede también ser su causa. Mi cuerpo me dice que una parte de mí ya no puede actuar. ¿Es un sentimiento de impotencia frente a una situación preocupante? El lado afectado indica si el lado afectivo (lado izquierdo) o mi lado racional (lado derecho) están implicados. Me doy tiempo para curar mis heridas, sabiendo que toda experiencia, por difícil que sea, me permite hacerme más fuerte.

Cerebro  – Meningitis
La meningitis es una inflamación de las meninges, es decir, de las membranas que rodean y protegen al encéfalo y la médula espinal. En general, el principio de una meningitis es violento, con malestar repentino, escalofríos, vómitos y altas temperaturas. Además, la nuca puede ponerse rígida y presentar dolor.

Esta enfermedad puede ocasionar la muerte si no se le atiende a tiempo, por lo cual el mensaje que comunica se relaciona con la vida y la muerte. Se manifiesta en alguien que vive de pronto algo muy difícil de aceptar, y por lo que siente mucha ira. Para dicha persona, ese acontecimiento inesperado y violento es una gran desgracia. Vive en estado de choque emotivo. También hace demasiados esfuerzos intelectuales para comprender.

El mensaje que recibes con esta enfermedad es muy importante. Se presenta para que te des cuenta de que crees en algo que es nefasto para ti en este momento. Este gran enojo, y quizás el sentimiento de culpa que experimentas porque te impides vivir con alegría y felicidad, están a punto de causarte la muerte. Tu cuerpo te dice que es momento de permitirte vivir porque reencarnaste en este planeta con una meta precisa, y mientras no la consigas, te faltará algo para conocer la felicidad verdadera. Tienes derecho a vivir como todo lo que vive en este planeta. Ver también las explicaciones adicionales sobre las enfermedades inflamatorias.

La meningitis es una infección del líquido cerebral resultando de la inflamación de la membrana que recubre el cerebro y la médula espinal. Indica una debilidad del sistema inmunitario y una incapacidad en auto – protegerse. La meningitis me señala una debilidad y una incapacidad en luchar contra presiones exteriores muy fuertes, sobre todo en el plano intelectual. Es frecuentemente porque tengo dificultad en protegerme. Siendo hipersensible, vivo todo más intensamente y estoy afectado más profundamente incluso por cosas que parecen comunes a los demás. Esta enfermedad me da el mensaje de preservarme de los golpes que vienen del exterior y de no sentirme culpable de las actuaciones de los demás, responsabilizándome. O sea, es la rebelión que ruge, estoy contrariado y el miedo se apodera de mí. El cerebro rige todo el cuerpo y la meningitis implica pues una profunda debilidad interior que me ataca en lo más hondo de mi ser. La meningitis pone en peligro la central de mando de mi cuerpo, el cerebro, debo imperativamente decidir vivir y asumirme, conservar la “cabeza alta” y hacer brotar en mí esta fuerza interior que me permitirá seguir una vida enriquecedora y llena de experiencias maravillosas.

La parálisis cerebral se produce frecuentemente ya en el momento de nacer y se manifiesta por una anomalía al nivel del cerebro. El músculo cerebral está paralizado parcialmente o totalmente, según la naturaleza del traumatismo. Me pregunto frecuentemente por qué yo, como niño, ya en el nacimiento, padezco ya de esta parálisis. Puedo suponer una trama kármica anterior (causa vinculada a una vida anterior), o una experiencia “antes del nacimiento” tan violento, un traumatismo mental tan intenso que conlleva un cierre total, un paro de cualquier movimiento hacia delante, impidiendo el progreso. Es aún un estado irreversible (digo aún porque no se puede predecir la medicina del futuro) y no puedo liberarme de esto a pesar del amor incondicional y de la atención de la gente que me rodea. La curación será más sobre el plano espiritual si se manifiesta.

Cerebro – Parkinson
Los síntomas característicos de esta enfermedad se asocian en proporciones variables: temblor, rigidez y trastornos complejos de la motricidad voluntaria e involuntaria; el rostro está fijo, la cabeza permanece inclinada hacia delante, el habla se modifica, el timbre de voz se vuelve sordo y cada vez más débil; se altera la escritura y todos los actos de la vida común se realizan con lentitud. Los hombres son los más frecuentemente afectados.

En general, esta enfermedad se manifiesta en la persona que tiene miedo de no poder retener a alguien o a algo; por esta razón, comienza en las manos. El enfermo es una persona rígida que desde mucho tiempo atrás se ha reprimido para ocultar su sensibilidad, su vulnerabilidad, su ansiedad y sus temores, sobre todo en sus momentos de indecisión. Su mayor deseo era controlarlo todo y ahora su enfermedad le dice que ha llegado a su límite y que no puede hacerlo, ni para sí misma ni para los demás. Su sistema nervioso se ha cansado de mantener toda esa tensión interior que él creó para ocultar todo lo que sentía.

Por ser una enfermedad que evoluciona lentamente, la persona afectada tiene la oportunidad de revertir el proceso. Si este es tu caso, aprende a confiar más en el Universo y en la gente. Revisa tus ideas con respecto a ceder ante los resultados que obtienes y los de los demás. Tu parte interna, aquella que cree que tú y los demás debéis conteneros para que todo sea perfecto, está exhausta. Date el derecho de no ser perfecto, de estar indeciso e incluso de equivocarte. De este modo te será más fácil darles ese derecho a los demás. De la misma manera, acepta la idea de que es muy humano tener miedo y de que no puedes ser el hombre o la mujer perfecta que creíste debías ser.

La enfermedad de Parkinson es la deterioración de los centros nerviosos del cerebro, especialmente en las regiones controlando los movimientos. Aparecen temblores que suelen afectar las manos y la cabeza. Cuando tiemblo, es porque siento o veo un peligro que me amenaza o amenaza a una persona a quien quiero; bien el temor a perder el control (¡el cual voy perdiendo cada vez más!), la inseguridad o la impotencia de progresar en la vida. También puedo haber vivido un traumatismo: un abuso o dificultades que dejaron huellas y frente a las cuales vivo los sentimientos siguientes: pena, frustración, culpabilidad, rabia, depresión que me llevan al agotamiento, al desánimo y que quiero huir en vez de enfrentarme a ellos y resolverlos. Me auto destruyo lentamente, produciendo la deterioración de la función nerviosa actual. Una impotencia al nivel de la motricidad de mis miembros superiores (en particular mis brazos y mis manos) tiene su origen muy frecuentemente en una situación que vivo en la cual quería rechazar a una persona, una cosa o un acontecimiento o, al contrario, la quería retener y me sentí incapaz de ello (bien físicamente o moralmente). Si están afectados los miembros inferiores (mis piernas y mis pies), es con ellos que me hubiese gustado rechazar o volver a traer a mí la persona, cosa o acontecimiento de referencia. Tengo el placer de huir esta situación en la cual me siento desbordado y que percibo sin salida. Debo reasumirme y aprender a controlar MI vida y no la de los demás, haciendo confianza en la Vida y decirme que merezco vivir.

Cerebro – TICS
Un tic es un movimiento anormal, brusco, involuntario e intermitente, generado por la contracción de uno o varios músculos, que reproducen un gesto de manera imperfecta. Estos tics se presentan con mucha más frecuencia en los músculos de la cara que en los restantes músculos del cuerpo.

La persona con un tic nervioso se ha controlado tanto durante años que ahora ha llegado a su límite. Su tic nervioso demuestra su pérdida de control. Desea mostrar sus angustias, su tristeza, sus miedos, sus inquietudes y sus límites, pero no se lo permite. Sobre todo tiene miedo de lo que los demás piensan de ella. Por eso el tic está en el rostro. Es lo primero que vemos de la persona. Si ataca a otros músculos, observa qué utilidad tiene la parte del cuerpo afectada para saber en qué área se da el control.

Tu cuerpo te dice que controlarte pudo haberte servido durante un tiempo, pero ahora ya no puedes hacerlo. No necesitas dar una buena imagen como lo aprendiste de niño. Debes permitirte dejar que salgan tus emociones, tus miedos, tus deseos y tus aspiraciones delante de los demás, sabiendo que es posible que no estén de acuerdo o que te juzguen. Dales ese derecho incluso antes de expresarte. Hazlo por amor a ti mismo.

Los tics, definidos como siendo la ejecución repentina de movimientos repetitivos e involuntarios, demuestran un desorden de la tensión nerviosa y un desequilibrio al nivel del cerebro. Si tengo un tic o tics, hay muchas probabilidades de que sea un ser muy emotivo, que reprimo mucha agresividad y que, de joven, haya percibido la educación recibida como muy severa y perfeccionista. Así es como exteriorizo mi inquietud y la amargura que siento muy adentro mío. Si soy un chico, puede que haya sido afectado por acciones que alguien que representaba la autoridad para mí me pidió hacer. Esto explicaría por qué hay 4 veces más chicos que chicas que padecen tics. Las muchachas, en general, suelen ser más receptivas frente a la autoridad y por lo tanto, menos afectadas, – de un modo general – por este aspecto. Puedo haberme sentido contrariado de cara a ciertos movimientos que me impidieron hacer siendo más joven (como por ejemplo, si se me prohibía moverme en la iglesia) y ahora mi cuerpo se mueve, muy a pesar mío, como por reacción, rebelión contra lo que se me prohibió hacer. Incluso puedo haber tenido la sensación de “ser cobarde” delante de alguien. Tengo interés en tomar consciencia de este estado y a expresar claramente mis necesidades.

Compilado por: Ana Gonzalez  09/08/2016  15:00pm
Fuentes: Obedece a Tu Cuerpo, Amate – Escrito por Lise Bourbeau. Wikipedia