Una infección es el conjunto de efectos que surgen como consecuencia de la agresión de un germen microscópico más o menos virulento. Las defensas inmunológicas no han podido proteger al individuo en esta ocasión.

Toda infección es un signo de fragilidad en el área relacionada con la parte del cuerpo afectada. La persona enferma se deja invadir fácilmente por pensamientos, palabras o gestos provenientes de los demás, que no le convienen y que le queman.

No reconoce su fuerza ni su capacidad de autoafirmación. La infección también puede producirse en la persona derrotista o pesimista que dice: «¿Qué más da?» y que no pelea. Se dice que algo o alguien infecto es especialmente repugnante. ¿Te acusas de ser repugnante o innoble en este momento?

No tienes que dejarte agredir por los demás. Tu temor a la agresión es lo que te pone en contacto con personas o circunstancias que te parecen agresivas.

Es muy probable que lo que consideras agresivo no exista desde el punto de vista del agresor. Tienes que volver a establecer contacto con tu fuerza interior y dejar de creer que para llamar la atención o inspirar amor debes mostrarte vulnerable, débil o frágil. Tienes mucha más fuerza de la que crees. Si te acusas de ser repugnante o innoble, te sugiero que revises tu definición de estas palabras y te des cuenta de que eres injusto contigo mismo.

La infección se define por el desarrollo localizado o generalizado de un germen patógeno (el que conduce a la enfermedad) en el organismo, bien sean bacterias, virus, hongos o parásitos. Esta situación se produce cuando el sistema inmunitario no consigue combatir este germen invasor. En mi vida, este germen puede estar vinculado a una situación o a una persona con quien vivo un conflicto, generalmente interior y que no expresé a nadie. Al no haberse resuelto, éste brotará bajo forma de infección.

El hecho de vivir irritación o un trastorno debilita mi sistema inmunitario que no puede impedir que se manifieste una invasión. Debo preguntarme: “¿Qué es lo que me irrita o me afecta tan profundamente? Puedo vivir un desorden o un traumatismo emocional, una crisis familiar o en el entorno profesional, o vinculado al hecho que vivo demasiado estrés con la vida. Debo aceptar los cambios en curso, dejando de lado la gran ira que pueda vivir.

La significación de esta ira será tanto más importante si la infección está acompañada de dolor o fiebre. Es importante observar cuál parte de mi cuerpo está afectada. Se trata por ejemplo de una infección de mis órganos sexuales, vivo una situación conflictual que me irrita y me hace vivir mucha ira frente a mi sexualidad o al modo en que percibo ésta.

La infección subsistirá mientras no he arreglado la situación, y puedo tardar en hallar una solución porque tengo miedo de las consecuencias y de los cambios que esto traerá en mi vida. La infección se produce generalmente después de un debilitamiento de mi sistema inmunitario, lo cual implica que es el amor de mí lo que está en juego.

Debo preguntarme cuáles son las actitudes, pensamientos que debo cambiar o las acciones que debo tomar para poner más amor en mi vida. Sé que la gente feliz tiene un sistema inmunitario fuerte, entonces tomo los medios para que crezca el amor en mí y que así, el amor sea mi escudo, mi protección.